El médico alicantino Andrés Boldó Díaz, antiguo Jefe del servicio de Urología del Hospital Provincial de Alicante, falleció en la madrugada de ayer en su casa de Alicante a los 82 años de edad por causas naturales, según informó a este periódico José Manuel Quilez, compañero y amigo personal del fallecido. El sepelio y misa se celebrará a las 12.15 horas de hoy en el tanatorio de La Siempreviva de Alicante.

El urólogo, uno de los facultativos más queridos y respetados de la provincia, contaba con un esplendoroso currículum humano y profesional que le valió la pertenencia a la Real Academia de Medicina de Valencia, la condición de Consultor Honorífico del Hospital Universitario de San Juan de Alicante y la Medalla de Oro al Mérito en el Trabajo, entre otras distinciones. Boldó era conocido y respetado por "haber atendido por igual a políticos, monarcas y personas pobres y humildes", como apuntó ayer una amiga de la familia que prefirió no revelar su nombre. De hecho, el ex ministro y portavoz del Gobierno y ex presidente de la Generalitat Valenciana Eduardo Zaplana era uno de sus pacientes más ilustres.

Miembro de la Sociedad Internacional de Urología, Boldó pertenecía a una generación de grandes médicos "como Carlos Van Der, José Sánchez San Julián, Federico Manero, José Clavero y Cristóbal Pardo", pioneros y grandes defensores del servicio de Urología del antiguo Hospital Provincial. Ayer, Francisco Bellver, urólogo y secretario del Colegio de Médicos de Alicante, sostuvo que "es un hombre al que queríamos muchísimo, una persona que dejó detalles impresionantes y de los pioneros en mi especialidad". El compañero de Boldó recalcó además "la enorme formación" que poseía el doctor, una inquietud que le condujo hasta París y el prestigioso Instituto Karolinska de Estocolmo. "Su afán por estudiar le llevó a estudiar Medicina en Granada y a viajar a Madrid Y Barcelona en moto por aquellas carreteras que eran casi caminos. Formó a muchos urólogos en el Provincial de Alicante y en la Seguridad Social, entre ellos a mí, y hasta prácticamente el final de sus días ha estado trabajando, viendo a amigos y pacientes de toda la vida en su consulta", explica Quílez, una de las personas que mejor le conocía.

Hombre de profundas convicciones "y de una humanidad y bondad enormes", según conocidos del fallecido, fue, junto con su viuda, Ana María Sánchez Bordallo, uno de los primeros padres adoptivos del país. Sufrió una tragedia personal cuando sus hijos adoptivos Andrés y Ana María fallecieron a una edad joven. "Fue una prueba muy dura para él perder a sus dos hijos antes de que cumplieran los 40 años", explicó Quílez.

Recientemente, el Ayuntamiento de Alicante reconoció su trayectoria profesional y humana con una calle en la capital.