¿Maestro o Enrique?

Lo que prefiera. Pero, si se refiere a la plaza, he de reconocer que existe una tradición que me gusta mantener y es que los toreros más jóvenes se dirijan a los veteranos como maestro. Es algo que aprendí de muy jovencito y que también respeto.

Este año está celebrando veinte años de alternativa. ¿Ha cumplido un sueño o el sueño es el que se hizo realidad?

He superado con creces el sueño que tenía de niño. El primero era sólo poder tomar la alternativa. Después son tus propias aspiraciones las que se van convirtiendo en nuevos retos. Soy de los que creen que uno en la vida se pone sus propias metas y, tal como las va alcanzado, las renueva.

Aún así, ponerse nuevos retos no dejará de ser un hándicap.

Pero es la única forma de no estancarte. Cuando en el toro se piensa que se han cumplido todos los sueños, o se han satisfecho las aspiraciones, posiblemente sea un síntoma de estancamiento.

¿Pesa en ese extremo el pasado? Dicen que el toreo es un creador de arte efímero en juego con la muerte.

A mí me gusta vivir el presente y sentir lo que consigo cada día. El mundo de los toros es efímero en ese sentido. Una faena se vive en el momento. A veces los éxitos se olvidan pronto aunque el tiempo después te lleve a recordarlos. Los toreros recordamos más lo que hicimos que lo que acabamos de hacer.

El otro día reaparecía en Barcelona en un momento crucial sobre el debate de la prohibición de los festejos taurinos. ¿Toda esa polémica de toros sí, toros no, no cree que no deja de tener mucho de manipulación política?

Es un tema que viene de lejos y que han movido Esquerra Republicana y Convergencia, que juega a dos bandas. El nacionalismo catalán ve al mundo de los toros como representación o imagen de España. Eso está clarísimo. Pero en Cataluña ha habido una gran afición. Es cierto que la gente no acude mucho a los toros, pero también que los medios no hablan de ellos, ni hay carteles por las calles. Creo que todo eso es excesivo. Se ha politizado.

Y, ya que hablamos de política, ¿eso quiere decir que en los toros también hay derechas e izquierdas?

Política hay en todo el mundo. Pero, si se refiere a los toreros, somos gente que desde muy joven lo único que hemos hecho ha sido torear y entrenar. Somos apolíticos. Los toreros no hablan de política. Pensamos en lo nuestro. El toro no entiende de política, sino de arte.

En la actualidad está llegando una nueva generación de toreros. Muchos de ellos son hijos de toreros. Aparecen con preparación intelectual, habiendo disfrutado de todo tipo de privilegios. ¿La ve igual de valiente y arriesgada que, por ejemplo, la suya o llegan con otra mentalidad?

Me gusta que el toreo se renueve y me gusta esta nueva generación porque confirma que esta profesión, ante todo, es vocacional.

El Cordobés cuando se fue de casa a intentar abrirse camino le dijo a su hermana aquella frase de : "Compraré un cortijo o llevarás luto por mí".

Ese tópico de más cornadas da el hambre ha quedado atrás y se ha superado. Hoy ya nadie torea por subsistir, ni es el dinero la base fundamental de nuestro mundo. Estos chavales que han vivido este mundo tan de cerca y lo han tenido todo en la vida lo que quieren es ser torero.

¿Qué cree que va a aportar a la fiesta esta nueva generación?

Lo que han de aportar es la continuidad de una tradición aunque nada puede derribar una fiesta tan arraigada como la nuestra. Los toros sólo desaparecerían ante la ausencia de toros o de toreros. Nada más. Mientras ellos existan seguirán emocionando en la plaza.

Veo que hay maestro para rato.

Ya sabe que en el toro sólo Dios lo sabrá, pero en la vida espero que sí.