El Santa Rosa es una de las cimas de nuestra enología y el de 2004 -como los de 1996 y 2001- ha marcado una de las cumbres para este vino universalmente mediterráneo. Ahora,

está a punto de pasar definitivamente a la historia.

La elaboración en 1995 del primer Santa Rosa -el vino con el que los Mendoza se consagraban en lo más alto de nuestra enología- marcó un hito en la historia de la DO Alicante. Un año después, la cosecha de 1996 -una de las que perduran en la memoria palatal del buen aficionado y de su propio artífice, Pepe Mendoza- señaló la primera de las cumbres de un vino nacido para ser la joya de la corona. Pero su salto al estrellato se produjo en 2006, cuando los enólogos reunidos en Enofórum eligieron el Santa Rosa 2004 como mejor tinto de España. La euforia se desató entre los Mendoza y su legión de adeptos porque se trata de uno de los galardones más preciados por enólogos y bodegueros, ya que son sus propios colegas quienes lo otorgan después de catar a ciegas los vinos que ellos mismos presentan.

La histórica cosecha de 2004 es la que hay todavía en el mercado, pero por poco tiempo. Cuando apareció a finales de 2008, sus admiradores empezaron a olvidar el Santa Rosa 2001, otro de los míticos, y se pusieron a buscar, beber, guardar y elogiar el de 2004. Ya les quedan pocas oportunidades antes de que se agote y se lance el Santa Rosa 2005, continuador de una evolución que es también la de su artífice: Pepe, el enólogo de la bodega que creó su padre, Enrique Mendoza, hace 20 o 25 años, según se mire, en una época en la que hacer vino de alta gama en el Vinalopó o en La Marina -el Santa Rosa nace en Villena y se cría en L'Alfàs del Pi- era pura extravagancia.

Pepe Mendoza es uno de los pocos entre nuestros enólogos a los que se les puede aplicar el término "autor", porque tiene un estilo propio y una forma personal de interpretar las variedades o el "terroir". Desde las primeras cosechas -de una concentración brutal, con la acidez justa, fruto del despiadado estrés hídrico al que se sometía a la vid- los Santa Rosa han evolucionado año a año hacia la elegancia y el frescor, gracias a un trabajo que reduce al mínimo la manipulación en la bodega y se concentra en el campo: la disposición de hojas y sarmientos, la poda, los laboreos e incluso los riegos inteligentes y comedidos que no buscan producción, sino calidad.

Dentro de unas semanas saldrá el Santa Rosa 2005, que persevera en esa línea y, como sus antecesores, refleja escrupulosamente las características de la añada. La combinación de variedades -75% de cabernet sauvignon, 15 de merlot y 15 de shiraz- y el viñedo de donde proceden son siempre los mismos, así como, en lo esencial, la prolongada y calculada crianza en barricas nuevas de roble francés. El Santa Rosa de 2005 es más atlántico, menos mediterráneo, no tan exuberante, más elegante, quizá también más complicado, más fresco, con una nariz más balsámica: un paso más en la admirable evolución del Santa Rosa, del enólogo Pepe Mendoza y de la Bodega Enrique Mendoza.