Rodeados de halcones y música de gaitas, clarines y tambores, precedidos por el zascandilear de los estandartes, se inauguraba ayer, a la sombra del monte Benacantil y el castillo de Santa Bárbara, a eso de la una de la tarde y desde la plaza del Ayuntamiento, "Alicante Medieval". Una feria mercado que trae al presente los sones, colores, olores y formas de un pasado que recupera en el presente el esplendor, la magia y la fiesta de los que, quizá, careció en su día. A lo largo de todo el fin de semana, se podrán visitar, declaraba el edil de Cultura, Miguel Valor, "más de 100 artesanos seleccionados y espectáculos de gran formato", en los que se implicarán caballeros, halcones, búhos, gaitas, fuego, brujos y curanderos o danzas del vientre. Mañana permanecerán los artesanos. Se espera, estimó Valor, "la visita de unas 500.000 personas".

Patrocinada por el Ayuntamiento, la CAM e INFORMACIÓN, "Alicante Medieval" discurre por las calles Mayor y adyacentes y las plazas del Ayuntamiento, San Nicolás, Virgen del Remedio, Quijano, Santísima Faz y Abad Penalva, donde se llevarán a cabo la mayoría de las representaciones y talleres. Un recorrido que hacían ayer por la mañana, durante la inauguración oficial, la alcaldesa Sonia Castedo y el edil de Cultura, acompañados de responsables de la CAM y otras autoridades. El pasacalles estuvo en todo momento animado por acordes del medievo más cristiano y sugerentes danzas del vientre, interpretadas por bailarinas del lejano Oriente, por adiestradores de halcones y batucadas. Algunos de sus miembros hicieron partícipes a personas congregadas en el numeroso público que se arremolinaba al paso de la música y los actores.

La fiesta de los olores

Pero si hay un sentido que prevalezca sobre los demás en las calles del centro de Alicante en estos momentos, ése es el olfato. Los olores al incienso más tradicional, se unen a los perfumes y jabones de romero, arcilla verde o poleo alejados del refinamiento habitual. A los de los dulces más artesanos, los embutidos y cochinillos, trinchados sobre las parrillas que humean al fuego. Y, eclipsándolos a todos, allí donde se ubican, el característico olor a quesos, atrayendo a cientos de amantes a su encuentro. Y el de las especias, con recurrentes sabores a nuestro Oriente más próximo.

Las autoridades anduvieron escoltadas y observadas, en todo momento, por los astutos ojos de firme e inequívoca mirada del halcón, protagonista de los espectáculos de cetrería. Al final del recorrido, en la plaza Quijano, y antes de que tuviese lugar una de las demostraciones del maestro con dos impresionantes ejemplares de búho, la alcaldesa sostuvo en su brazo uno de ellos, intentando parecer firme, pero sin poder disimular un recelo que, con sólo considerar la presencia del animal, se veía lo más lógico.

En su transitar por los emblemáticos callejones de nuestra ciudad, engalanados con estandartes, heráldicas y blasones, que ubicados de balcón a balcón, a modo de banderas, hacían juego con la torre del Ayuntamiento, el minarete, o las inscripciones romanas de los devotos muros de San Nicolás, tanto la alcaldesa como el concejal hicieron varios altos en el camino atraídos por los colores, los sabores de las degustaciones para las que eran requeridos, y los artículos, tanto de plata, como de barro, madera o algodón de los artesanos. Desde collares de cuentas de colores, unidos de una y mil formas, hasta jarapas tejidas, quizá, en el viejo telar exhibido por uno de los artesanos. Respecto a los espectáculos de ayer, estos se centraron especialmente en los teatros para niños, además de los conciertos y danza árabes. Entre un numeroso público, que siguió con atención los actos que se desarrollaron a lo largo de la tarde de ayer, tuvo lugar también el espectáculo "Copernicus" y otro de música antigua de Alicante.