Síguese afirmando que las comparaciones son odiosas. A veces sí y a veces no. Depende de lo que se considere objeto de comparación. Sin embargo, cuando el rigor se hace presente frente a la burla y la ignominia, es bueno y saludable echar mano de la mejor tabla de medir, de comparar. Cosa que molesta a quienes están por la innoble misión de dar torete por toro y choto por torete. Tal cual se ha venido a padecer en la mayoría de los festejos feriales mayores, puro calvario para la autoridad en plaza. Sin olvidar, injusto fuera hacerlo, que algunos feriales tuvieron aceptables entrapiadas presencias. Muchos menos de lo deseable y exigible. Ya está bien lo de la cantinela del "toro de Alicante". Ya...

La novillada que envió Nazario Ibáñez, utreros a punto de cumplir los cuatro añossatisfizo las mayores exigencias, en cuanto a trapíos, que puedan demandarse. Bien criados, lustrosos, variados de pintas y juego, con tendencias a toriles algunos, sin desengañar por lidia no adecuada, que hubiera hecho posible el desarrollo y más amplia manifestación de buenas embestidas cuando se acertó en terrenos y distancias. Más complicados primero y tercero, éste con excelente pitón izquierdo, así como el pastueño son del sexto, al que había que consentir en su "muleteable" mansedumbre. Sobreasalen segundo y quinto, ambos con abundante gas y rectitud. Una novillada de las que dejan huella.

Debutó José Manuel Arenas, tan animoso, para mostrarse bullidor con capote y banderillear decidido y variado, "violinazo" incluido para seguir la moda. Brindó dos veces al público y empleó la derecha con cierta pulcritud en ambos novillos, no así la zurda, y alegre variedad. Fatal al matar por dejarse el codo atrás.

Jiménez Fortes, otro debutante, cortó la única oreja del buen quinto merced a entonada faena en la que, en ocasiones, se pudo apreciar templado mando y ajustado remate, con la izquierda sobre todo. Excesivas cercanías en su primero, sin la lógica distancia que pedía el novillo.

El alicantino Gabriel Martínez, tercer debutante, no disfrutó de la tarde soñada. Mostró buenas maneras en el sexto, que se dejaba dócil en toriles, al estirarse sobre la derecha. No se percató del buen pitón izquierdo de su primero. Ya llegará el oficio, ya. Apurado con el estoque por salirse del camino correcto.