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Dos orejas, cada una de distinto valor, a cargo del francés Sebastián Castella le permitió salir a hombros, sin embargo, la tarde estuvo marcada por un clima triunfalista y demasiado permisivo del tendido, pues en el conjunto de la corrida primaron los toros por encima de los toreros, hoy en Alicante.

FICHA DEL FESTEJO.- Toros de Jandilla, el cuarto con el hierro de Vegahermosa, del mismo encaste y casa ganadera, bien presentados aunque poco ofensivos, nobles y de buen juego en distinto grado a excepción del último, y teniendo en cuenta también que el cuarto se murió sin necesidad de la espada. Fueron muy buenos tercero y quinto, por prontitud, fijeza y temple.

Francisco Rivera Ordóñez "Paquirri": estocada corta (ovación tras petición insuficiente); y no llegó a entrar a matar a su segundo dado que el toro se echó, muriéndose al instante (silencio).

Sebastián Castella: estocada chalequera con vómito (oreja); y estocada atravesada que escupe (oreja con petición de la segunda).

Cayetano Rivera: pinchazo, otro hondo y dos descabellos (ovación tras aviso); y pinchazo y estocada (silencio).

En cuadrillas, un buen par de José Antonio Carretero al tercero.

En la enfermería fue atendido el mismo Carretero de "puntazo en la región cervical anterior derecha que afecta a tejido celular subcutáneo. Contusión craneal leve. Pronóstico leve que no requiere hospitalización".

La plaza tuvo tres cuartos de entrada con lleno a la sombra, en tarde espléndida.

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TRIUNFO CON DOS CARAS

Otra buena corrida por lo que a toros se refiere, aunque no tanto se puede decir de los toreros. Primó la vulgaridad. La gente, no obstante, complaciente, aplaudió casi todo.

Ambiente extraordinariamente festivo, que es lo mismo que decir falta de seriedad en el tendido. Así los toreros aplicaron la ley del mínimo esfuerzo sabiéndose triunfadores de antemano con mucha más facilidad. El marcador de orejas pudo ser más abultado pero la suerte de matar decidió al final.

A "Paquirri", el nuevo nombre de Rivera Ordóñez, le tocó un primer toro noble pero algo distraído, que no se empleó del todo. Tampoco le planteó pelea el torero. Nada relevante con el capote, fácil con las banderillas y de lo más vulgar y anodino con la muleta. Aún así hubo una petición de oreja testimonial que por pudor la presidencia no atendió.

El cuarto fue buen toro en lo poco que duró. El efecto de un malévolo puyazo le hundió en la muleta, tanto que se moría por momentos, mientras el nuevo "Paquirri" se demoraba deliberadamente para tomar la espada y evitarle el disgusto al ganadero.

Castella tampoco cuajó debidamente a su primero, al que acabaría cortándole una oreja, concesión del clima en la plaza. Toro flojito, que se defendió a consecuencia de dos tremendos topetazos contra las tablas y uno más contra el suelo en la apertura de faena. Se empeñó el francés en torearlo sobre la diestra cuando el animal iba notablemente mejor por el otro pitón.

Estocada, de pena, un bajonazo en toda arregla, pero aún así paseó el trofeo. En verdad hubo pañuelos más que suficientes en la petición.

Nada que ver lo del quinto, en el que volvió a fallar Castella otra vez con la espada, sin embargo, la faena tuvo otra dimensión. Muy conjuntados toro y torero, el animal puso mucha transmisión y respondió el hombre con una gran disposición.

Cayetano hizo lo mejor, en el mejor toro, el tercero. Aunque no terminó de cuajarlo con la rotundidad que merecía el astado. Hubo lances bonitos en el recibo, y sobre todo en un quite posterior. Apertura de faena de rodillas por arriba, y de pie, un cambio por delante prólogo a uno de pecho de mucha torería y suavidad.

Luego vino lo fundamental, con cierto empaque y compostura. Merecía el toro más, pero a la gente le pareció bastante. Todavía un par de dudas del torero por su mala colocación, obviándose tales circunstancias negativas por parte de un tendido muy 'aplaudidor'.

Extraordinaria calidad la del toro. Pero por no matar bien la cosa quedó en una simple ovación.

El sexto fue realmente complicado por genio y mal estilo. Salió arrollado el banderillero Carretero al perderle la cara por un momento. Por fortuna fue sólo el susto. Y optó Cayetano por abreviar antes de verse desbordado.