Las primeras horas del festival musical Sónar, que hoy ha abierto sus puertas, son las más difíciles de cubrir. Bandas mexicanas como Teri Gender Bender y Los Amparitos y los británicos Professor Green y Pete Tong han sido algunos de los encargados de evitar esa extraña sensación de "horror vacui".

El Sónar, que este año tiene una doble sede, Barcelona-A Coruña, y que incluye más de 200 actividades, con un centenar de actuaciones a lo largo de tres días (muchas de ellas de pesos pesados como Roxy Music o Chemical Brothers), tiene además en su 17 edición un terrible competidor, el Mundial de fútbol, porque hoy en día festival, balompié y fiesta son sinónimos para mucha gente.

A pesar de ello, en los alrededores del Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona y el MACBA, sedes diurnas del Sonar-día, la actividad dentro y fuera de los recintos es intensa, y eso que las propuestas más madrugadoras que están pasando por el festival no son precisamente demasiado conocidas para el gran público.

Al escenario Village, el más populachero, al sol y con su césped sintético, ideal para guiris deseosos de quitarse la camiseta, han subido Profesor Green, que han logrado hacer bailar al acalorado público aprovechando las bases de los añorados australianos INXS, y a quienes han seguido Pete Tong, un "estajanovista" rítmico a los platos que ha dado gracias a la soleada tarde que le ha tocado cuando las previsiones hablaban de lluvia.

No muy lejos de allí, en el Sonar-Dome una doble propuesta mexicana: la emergencia de Teri Gender Bender, con una curiosa mezcolanza de chistera musical que ha servido de aperitivo a Los Amparitos, también un combinado con un "chiptune" en el que las cadencias del corrido tenían su hueco.

Los primeros momentos del festival, cuando la actividad no es todavía excesiva, sin las avalanchas del fin de semana, sirven también para pasearse por el área expositiva, SonarMática, que este año está dedicada al mundo de los robots.

"(Back to) The robots" es el título de esta selección de trabajos que tiene un poco de "revival" entrañable de la moda imperecedera de la robótica: la silla que se auto monta, de Matt Donovan; un rostro automático que te sigue con la mirada, de Lijn Aryananda; los autómatas bailarines que presenta la UPC, o los primeros zapatos de tacón que son a su vez una guitarra, obra de las Chicks on speed y el diseñador Max Kibardin, y para los que los visitantes buscaban una utilidad real.

Pero la mayoría están optando por la música más que por la tecnología retrofuturista, como dos chicas vestidas de novia que arrastraban un hatillo de latas atadas con una cuerda. ¿Quién sabe quizás sean la imagen del Sónar del año que viene?

Como otros años, el festival está provocando el desembarco en la capital catalana de decenas de estrellas de música electrónica que durante el fin de semana pincharán en algunos de los principales clubes de la ciudad, como el Razzmatazz, Be Cool o el Nitsa Apolo, y que inundan los alrededores del recinto del Sónar de miles de "flyers" y carteles.

El Nitsa Apòlo son del Versus, un festival "antisonar" que este año ha "contratado" como imagen a unos "ghostbusters" (Michael Mayer, Ellen Allien, Superpitcher...) encargados de aniquilar a los dos fantasmas de sábana que ilustran el cartel del Sónar.