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El hospital de Dénia (Alicante) expone desde hoy cuatro trabajos del prestigioso fotoperiodista Gervasio Sánchez en los que se reflejan cuatro ejemplos de superación por parte de jóvenes que en su niñez sufrieron amputación de miembros a causa de una mina antipersona.

Se trata de un bosnio, una mozambiqueña, un camboyano y un salvadoreño que han logrado sobreponerse y han rehecho su vida hasta el punto de recuperar aficiones deportivas o encontrar una pareja e, incluso en algunos casos, tener hijos.

Sánchez, premio Nacional de Fotografía 2009 y Ortega y Gasset 2008, considera sus "ahijados" a estos jóvenes protagonistas de la colección "Vidas minadas", que se exhibe por primera vez en un hospital.

Uno de ellos es el bosnio Adis Smajic, de 25 años y víctima de una de esas minas que le destrozó la cara en Sarajevo en 1996, quien tiene una pensión como mutilado de guerra, toca en un grupo de hip hop y le encanta el fútbol, pese a que ha tenido treinta operaciones reconstructivas.

La mozambiqueña Sofía Elface pisó una mina cuando sólo tenía once años. Ahora está a punto de cumplir un cuarto de siglo, tiene dos hijos, Leonaldo y Alia, de siete y dos años, y estudia en la escuela secundaria aunque sus dos principales deseos son lograr un trabajo y estudiar medicina en la universidad.

El camboyano Sokheurm Man tiene 25 años, trabaja en el servicio jesuita para los refugiados y se encarga de documentar casos de nuevas víctimas de minas antipersona en la provincia donde vive, y por último el salvadoreño Manuel Orellana, que perdió ambas piernas antes de que la guerrilla y el ejército firmaran la paz en diciembre de 1991.

Actualmente, Orellana vive con su mujer Edith Hércules y sus cuatro hijos, Christian, de 14 años, Daniel, de 12, Tania, de 10 y el pequeño Manuel, de 6, y su principal ilusión es que sus hijos estudien en la universidad y puedan superar el círculo de pobreza en el que han vivido desde que nacieron.