No necesariamente han sido los más listos de su clase. Tal vez sí los más avezados, los más inquietos. También los más constantes y los más vocacionales. Cinco alicantinos, cinco disciplinas diferentes y cinco becas de prestigio con las que completan sus estudios o realizan proyectos en el extranjero. De una Fullbright a una Marie Curie, pasando por las de La Caixa y Caja Madrid. Arte, investigación, ingeniería, medio ambiente y música viven durante un tiempo de la excelencia.

Llevan un largo camino recorrido. Detrás, mucho trabajo y dedicación. Delante, un futuro incierto. ¿Cómo y dónde encajar después de haber investigado o estudiado en algunos de las universidades o instituciones más destacadas del mundo? Esa pregunta tiene difícil respuesta para estos cinco jóvenes alicantinos que decidieron hacerse valer y luchar para que su sueño estuviese un poco más cerca. "Una beca te facilita las cosas, sobre todo si es de contrastado prestigio, pero aún así las puertas no se abren solas, hay que derrumbarlas a base de tenacidad, casi cabezonería".

Lo dice Javier Vidal Hurtado. Eldense, 33 años. Doctor en Ciencias Ambientales. Todo un "privilegiado", según se define él mismo, porque en mayo de 2009 empezó a disfrutar en el Instituto de Ciencias Marinas de la Universidad de California Santa Bárbara una beca Fullbright con una duración de dos años. Palabras mayores. "Están muy reconocidas, especialmente en Estados Unidos, y son convocatorias abiertas con una gran competencia, no se seleccionan digamos "a dedo"".

Otto Fajardo, peruano de 30 años, llegó a Madrid con una beca y a Alicante con otras dos, para hacer el doctorado en el Instituto de Neurociencias. Y aquí estuvo cinco años. En julio comenzará a investigar durante dos años con una beca Marie Curie en el Instituto de Investigación Biomédica Friedrich Miescher de Basilea, en Suiza, donde ya está trabajando. "Es una beca de mucho prestigio, que queda bastante bien en el curriculum, pero lo más importante en el futuro son los resultados que obtengas tras la ejecución del proyecto".

Al igual que Fajardo, Javier Vidal sabe que la carrera de investigador "es altamente vocacional" y que se puede "sobrevivir" con "esfuerzo, mucha voluntad y algo de suerte". De momento, él lleva ocho "saltando de beca en beca" y no ve con mucho optimismo el futuro. "España no puede ser un país exportador de cabezas e importador de tecnología, hay que darle la vuelta a la tortilla", asegura. Para él, "investigar es trabajar, por ello creo que nos merecemos contratos como cualquier otro trabajador" y no tener un periodo de formación o en prácticas "durante siete años".

La posibilidad de volver a Alicante es lejana. "Me gustaría y no lo descarto -afirma Vidal-, pero está complicado, no sé bien dónde podría encajar, además existe mucha endogamia en las universidades españolas, fruto de "favorecer" a los candidatos "de la casa", así que la vuelta no se hace fácil". Para Otto Fajardo, volver a Alicante sería un privilegio porque cree que "cada día" la brecha de España con Estados Unidos o los países del norte de Europa "se acorta".

Buscando el prestigio

Lo ve difícil, sin embargo, Daniel Climent. Dice que sería "muy satisfactorio" poder trabajar desde Alicante, "pero es difícil". Cree que las posibilidades para poder vivir de la investigación en España "varían según el conocimiento, pero en general no es fácil".

La "fama" sobre el buen trato y "la libertad para trabajar" a los becarios, y ser "una de las más prestigiosas de España" llevó a este alicantino de 27 años a solicitar una beca de la Fundación La Caixa. En septiembre, cogió sus bártulos y sus títulos de ingeniero, y se instaló en la Universidad de Standford, en California, para hacer un máster.

Es consciente de que además de la experiencia, "muy valiosa para cualquier persona que quiera dedicarse a la investigación", esta oportunidad le pone en contacto con "los líderes indiscutibles en innovación y generación de conocimiento", por lo que le permite trabajar "con personas increíbles de cualquier parte del mundo". Pero, sobre todo, "te abre la mente y te ofrece nuevas perspectivas de cómo pueden hacerse las cosas; y eso es un activo muy importante para cualquier investigador o profesional en general".

El artista Jesús Rivera Quirante y el contrabajista Damián Rubido también han recurrido a becas para ejecutar un proyecto y completar su formación desde otros horizontes. Rivera, de 29 años, disfrutó su primera beca en 2002 en Alemania. Después llegaron la de investigación y creación plástica en el extranjero de la Generalitat, que le llevó a Berlín, y el pasado año la beca Colección CAM para continuar el proyecto. "Son importantes porque tu trabajo es reconocido por un prestigioso jurado y te seleccionan entre artistas internacionales".

El crecimiento personal y la posibilidad de realizar obras que "por su enorme coste" no se podrían ejecutar sin subvención son sus principales objetivos. Pero hay algo a tener en cuenta. "No puedes pensar que porque te den una beca te van a llamar de todos los años, hay que seguir trabajando porque si no, lo que has hecho se olvida". Lo tiene claro. "Lo que defiende a un artista no son las becas sino la calidad y constancia de su trabajo".

Para proyectar su arte desde Alicante, igual que para los investigadores, "no hay mucho futuro", pero porque en la creación "el factor de la movilidad es fundamental, el localismo está condenado".

Más optimista es Damián Rubido. "Yo creo que sí hay futuro en Alicante para un músico. Hay muchos puestos de trabajo en enseñanza y estamos a la espera de la creación de una orquesta en el Auditorio de Campoamor. Será un punto de referencia si se lleva a cabo el proyecto sin fisuras".

Desde 2007, el joven de 28 años vive en Londres. Primero gracias a dos becas de la Joven Orquesta Nacional de España y desde el año pasado, a través de la Fundación Caja Madrid, que le acaba de renovar un curso más en el Royal College of Music. La búsqueda de experiencia es lo que le encaminó a perseguir esta ayuda. "En el campo de la música se requiere mucha experiencia y es importante convivir con todo tipo de valores. Londres me da eso porque en los conservatorios puedo entablar relación con gente de cualquier región del mundo".

Está convencido además de que "incentivar a músicos para estudiar en países extranjeros es un factor importantísimo para el crecimiento cultural en nuestra provincia". Aunque piensa que una beca "te cambia la perspectiva de la vida más que abrirte puertas de futuro", es consciente también de que gracias a esta ayuda está colaborando con la Orquesta Sinfónica de Londres y con la Orquesta Filarmónica de Londres, que son dos de las agrupaciones más importantes a nivel internacional.

Además, "me permite centrarme por completo en mis estudios y obtener la máxima formación del centro; de otra manera tendría que trabajar para poder estudiar y eso me reduciría la asistencia a clases magistrales, concierto, conferencias y también mi tiempo de estudio".