¿Qué ha querido hacer con Eros. La superproducción de los afectos ?

Hablo de una extraña pareja, de esas que ves por la calle y dices "no pegan" pero que en realidad se relacionan muy directamente: el amor y el capitalismo. Lo que hago es explicar la vida íntima contemporánea como una lucha entre dos corporaciones, cómo de una situación afectiva, como una ruptura o un divorcio, hay gente que saca dinero. La prueba son los congresos de solteros, la ropa que utiliza un tipo que vuelve al mercado tras una relación. Y su oferta contraria. También existen mercados y tecnologías de la estabilidad emocional: desde fines de semana en hoteles para parejas hasta hipotecas. El libro es un ensayo pero no es académico, hay humor, sátira, ficción y hasta cuentos.

En él habla de los mediadores del afecto. ¿Quiénes son y qué quieren?

Son como la Celestina o el Cyrano de los tratados de amor históricos pero en la actualidad. Son medios digitales, como las webs de Ashley Madison, que gestiona adulterios entre personas casadas, o los craigslists, un formato de citas estilo "te vi en el parque tal día a tal hora..." que ha estandarizado ese tipo de pálpitos. Su objetivo es ayudar a encontrar pareja, pero en la práctica lo que hacen es crear nuevas necesidades de relación. Inventan un producto, que es una relación personal que requiere nuevos codigos. Diría que inventan la noción del amor contemporáneo. Identifican una subcultura afectiva, un modo de expresar las emociones. Está claro que la mayoría de la población no se comporta así, pero, como todas las subculturas, nacen frikis y acaban entrando en el mainstream. Su objetivo, evidentemente, es ganar dinero con ello.

Es decir, que hoy en día nos enseñan cómo sentir afecto ¿ no?

Hoy en día el cine y los medios construyen las reglas de las relaciones. Una comedia romántica puede leerse también como una normativa que dice: "ahora se liga así", como ocurrió con Magnolia. En ella Tom Cruise representaba la adaptación de un género tradicionalmente femenino a la actualidad y le explicaba al hombre de hoy qué espera la sociedad de él.

¿Hemos sido siempre tan manipulables en el amor?

Sí, hasta cierto punto. No creo que se haya llevado al extremo con el capitalismo, sino más bien que ahora el poder ha cambiado de manos. Lo que debes sentir siempre ha estado en manos del poder y de la Iglesia. Ahora está en manos de las corporaciones. Es como la cultura de "siéntete bien con tu propio cuerpo". Nos parece de sentido común, pero ni ha existido siempre ni nació siendo de la misma manera que es hoy. Las relaciones amorosas están determinadas por el tiempo político en el que se desarrollan. Ahora, por ejemplo, vivimos en el amor socialdemócrata.

¿Puede poner un ejemplo de ese "amor socialdemócrata"?

Claro. La política se ha trasladado a nuestra vida íntima introduciendo conceptos como la diplomacia, la negociación, la lógica del consenso y del acuerdo común. Nuestra vida sexual está sometida a consenso. Es algo que se ve muy claro en los reality shows.

Los sentimientos se han sistematizado en Internet y en los medios. ¿Hay riesgo de que se deshumanicen?

Lo que hacen es meter cada sentimiento en un sistema universal que lo objetiva. Es como si yo veo a hora una chica en la estación de tren. Tengo un pálpito que puede gestionarse en un sistema como los craigslists. La concepción romántica del amor-pasión funciona muy bien en el mercado, porque se populariza y se convierte en un código accesible a todo el mundo. En el siglo XIX el romanticismo era exclusivo de la casta dominante, incluso de la clase culta de esa casta. Creo que sí lo deshumaniza, pero no me parece negativo, si consideramos que el término "humano" tiene bastantes inconvenientes. El modelo de amor humano ha dejado en un papel subalterno a gays y lesbianas. Estos formatos como craigslists crean un código neutro, mientras que el amor con mayúsculas de Romeo y Julieta es entre un tío y una tía.

Dedica un capítulo de su libro a la música de tres bandas: The Magnetic Fields, Astrud y Los Planetas. ¿Son los mejores haciendo tratados de amor?

Para mí, el mejor tratado de amor que hay es 69 Love Songs de The Magnetic Fields. Es el traslado del género del arte de amar a la música. Hay muchos músicos que han hablado de amor, pero ninguno ha utilizado los diferentes estilos de música para representar los estadios emocionales de la relación. Es decir, conseguir que la estética musical sea la forma objetiva y palpable que cobran los sentimientos.

Entonces, ¿ simboliza Lady Gaga el tipo de amor contemporáneo?

Es curioso que las canciones de la diva pop representen siempre una visión del amor idealista. Madonna dice en Material girl que no le importan los diamantes ni el dinero, sino el amor de verdad. Jennifer López dice que el dinero no cuenta. Ese discurso sigue la línea del amor-pasión y es importante que precisamente esta diva que está en el centro del mundo capitalista cante una visión del amor idealista.