Si el inicio del siglo XX, con todos los acontecimientos políticos y sociales que hicieron caer las estructuras de la sociedad decimonónica, entre ellos la Guerra Mundial, provocó la gran revolución estética de las mujeres, que se cortaron el cabello por primera vez en la historia para llevarlo suelto -el llamado peinado "a lo garçone", del francés, "a lo chico", hoy un clásico de la moda-, la primera década del siglo XXI ha consolidado la tendencia contraria: se impone el pelo largo. Hasta hace pocos años, el cabello que llegaba a la mitad de la espalda se asociaba con la adolescencia y, con el paso del tiempo, las mujeres iban adecuando la longitud a su edad. A partir de los 30 años, la tendencia habitual que seguía la mayoría era cortarlo y optar por otro tipo de peinado. No obstante, diversos expertos consultados coinciden en señalar que, en los primeros diez años del siglo XXI, el pelo largo ha ganado más de una generación en España y se ha adoptado por las mujeres de más de 40 años como un signo de modernidad, juventud e independencia. Incluso sobrepasados los 50, el cabello que supera los hombros no es extraño.

Los estilistas atribuyen este cambio de tendencia una serie de factores de tipo social acompañados de avances técnicos en el mercado. También los iconos sociales influyen y son, a su vez, reflejo del conjunto. Desde Carrie Bradshaw -el personaje que interpreta la actriz Sarah Jessica Parker en "Sexo en Nueva York"- a Nicole Kidman, pasando por las españolas Penélope Cruz o Belén Rueda, la ministra Trinidad Jiménez o la propia princesa Letizia son mujeres de entre 30 y 50 años que lucen largas y cuidadas melenas.

Con todo, desde el mundo del estilismo se apunta como causa principal de la moda del cabello largo al cambio social de la mujer en la última década en España. Tras la incorporación al mercado laboral, que llega con la democracia, la mujer va poco a poco alcanzando puestos de responsabilidad, lo que conlleva que sea "más independiente y también que cuide más su imagen", opinan los responsables del salón de belleza Calaen de Alaquàs. "Ahora no hay un único tipo de mujer esposa y madre, como antes; hay mujeres solteras con más de 40 años, mujeres separadas con 30 ó 50, mujeres empresarias y mujeres que, en general, tienen hábitos más jóvenes de los que tenían a su edad otras mujeres hace 10 ó 20 años. Por eso, quieren que su imagen les haga sentirse también jóvenes: van al gimnasio, se aplican tratamientos y se dejan el cabello largo", añalizan estos profesionales del estilismo.

Además, en el mercado laboral, la mujer "ha entrado en un mundo que hasta hace poco estaba reservado a los hombres y que sigue moviéndose con hábitos de hombres". El cabello largo es "una más de las formas que tiene de marcar su feminidad, su diferencia, su independencia", opinan.

La plancha y los tratamientos

Este cambio de rol social no ha pasado desapercibido para el mercado. En la última década se han generalizado toda una serie de avances técnicos en el mundo del peinado que facilitan a la mujer su opción por el pelo largo. "El más importante son las extensiones. De hoy a mañana, la mujer puede llevar el pelo muy largo y ya no tiene que esperar años. Además, puede añadir volumen de cabello al que ya tiene", explican los profesionales.

Otro de los avances es la aparición y proliferación de las planchas de cerámica, "una auténtica revolución para los usuario" por su funcionamiento rápido y sus tamaños diversos -"hasta pueden llevarse en el bolso"- que permiten a las mujeres peinarse ellas mismas sus largas melenas en liso, con ondas o rizos, de una forma sencilla.

También la primera década del siglo XXI ha sido la de la "explosión de los tratamientos", explican los profesionales; productos que son básicos en la preservación del cabello largo en buenas condiciones, ya que "le aportan naturalidad y brillo". Ahora los tratamientos, "además de ser mucho más eficaces", utilizan la aromaterapia, los elementos biológicos y otros componentes que hacen que utilizarlos se convierta en un ritual de salud y sensaciones agradables.

"No me importa el tiempo"

"Supongo que llevar el pelo largo implica invertir más tiempo en cuidarlo pero no me importa". Ésta es la respuesta más generalizada entre las mujeres de diferentes generaciones que optan por llevar el cabello por debajo de los hombros. "Creo que va un poco con la persona. Yo me encuentro más favorecida y juvenil. Siempre me he cuidado el pelo porque también me gusta cuidarme a a mí", explica Mariví Sánchez, de 57 años. Rosa Ortiz, de 42 años, siempre ha llevado el cabello largo pero ha sido "con las extensiones" cuando ha conseguido la longitud deseada. "Veo pelos cortos que son bonitos en otras personas pero no para mí", indica. Por su trabajo, ha de cuidar su imagen y su cabello es para ella "fundamental". Acude semanalmente a la peluquería y, como la anterior, sigue las indicaciones de sus peluqueros a la hora de aplicarse tratamientos. Inma Martínez, de 34 años, lleva el cabello por la mitad de la espalda "desde hace muchos años". En su caso era una asignatura pendiente de la infancia. "Siempre llevé melenita y cuando pude decidir yo, quise llevarlo largo", indica. Considera que cuidarse el cabello no le lleva demasiado tiempo o, al menos, "no me importa". Para ello, opta por llevarlo liso. Ella misma se lo peina y cuida y acude al salón de belleza para cortárselo tres veces al año. "Sólo un centímetro, les digo", cuenta.

Para Katerina Cataluña, de 23 años, llevar el cabello largo es cumplir un deseo de su padre. "Siempre me dice: no te lo cortes", cuenta. Y ella misma se siente mejor así. Le importa su imagen y el pelo es "lo que más" se cuida.