El investigador del Instituto de Neurociencias de Alicante Carlos Belmonte trabaja desde hace años en los mecanismos por los que se produce y percibe el dolor, un campo que comparte con los tres científicos que ayer fueron galardonados con el premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica de 2010. Por ello, no es extraño que se haya relacionado con los tres premiados -los norteamericanos David Julius y Linda Watkins y el israelí Baruch Minke-, especialmente con el primero de ellos, cuyo trabajo califica Belmonte de "excepcional".

"A Julius, el más importante de los tres en sus investigaciones, le conozco bien desde hace tiempo, incluso le he propuesto en alguna ocasión para los premios Nobel", apunta Belmonte, quien en 2008 obtuvo el Premio Nacional de Investigación Gregorio Marañón y que desde 2007 preside la Organizacio?n Internacional para la Investigacio?n del Cerebro (IBRO).

"Trabajamos en lo mismo y nuestra actividad es muy complementaria. Él ha estado aquí en España, vino al último simposio que Félix Viana organizó en Baeza y me carteo con él regularmente. Somos competidores pero nos llevamos muy bien", señala el científico, que para ejemplificar esa colaboración indica que "hemos intercambiado ratones transgénicos y ahora estamos utilizando uno de ellos aquí".

"Me alegro mucho -añade Belmonte- y me parece un premio muy bien justificado, sobre todo por Julius, que se lo merece. Ha sido capaz de clonar una molécula que es el receptor del dolor y de abrir un campo en su tratamiento", algo que a su juicio supone un salto cualitativo en el estudio del dolor, "que hasta ahora se centraba en el nivel celular y con él se pasa al nivel molecular".

El ex director del Instituto de Neurociencias de Alicante apunta que David Julius ha identificado un canal importante asociado al dolor, así como otros canales implicados en su percepción fueron descubiertos por Baruch Minke, "los mismos canales en los que trabajamos nosotros".

Los descubrimientos de Julius, Watkins y Minke, que se han impuesto en las últimas votaciones a los otros dos finalistas, el genetista Fred H. Gage y la microbióloga Rita Colwell, permiten "una comprensión más profunda de las bases celulares y moleculares de las diferentes sensaciones, en especial la del dolor", según el acta del jurado de los premios Príncipe de Asturias, a la que ha dado lectura su presidente, el jefe del servicio de Cirugía General del Hospital 12 de Octubre, Enrique Moreno. La candidatura había sido propuesta por el neurobiólogo mexicano Ricardo Miledi, galardonado en 1999.

David Julius (Brooklyn, EEUU), bioquímico y director del departamento de Fisiología de la Universidad de California, ha proporcionado pruebas de la existencia de un subtipo de neurona sensorial que responde a un amplio espectro de estímulos físicos o químicos de intensidad suficiente para causar dolor, además de identificar el canal TRPV1, un hallazgo importante para el tratamiento del dolor crónico, los síndromes inflamatorios asociados a la artritis, el cáncer o el asma.

El bioquímico y genetista israelí Baruch Minke es profesor de la Universidad Hebrea de Jerusalén y fue el primero en identificar una nueva clase de canales iónicos, llamados TRP, componentes fundamentales de los sensores biológicos implicados en la percepción del dolor, de las feromonas, de la sensación térmica o de la regulación cardiovascular. Linda Watkins (Virginia, EEUU), profesora del Centro de Nerociencia de la Universidad de Colorado, descubrió un nuevo agente del dolor, las células nerviosas no neuronales, que son claves en los estados de dolor patológico y los provocados tras una lesión nerviosa.