La escritora Almudena de Arteaga ha escrito Ángeles custodios, una novela basada en la expedición del alicantino Francisco Javier Balmis, la misión que partió de La Coruña en 1803 para vacunar a miles de personas en América y Asia contra la viruela, llevando el virus en el cuerpo de 22 niños.

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? La idea de novelar la travesía surge en 2004, coincidiendo con su segundo centenario, surgió cuando el presidente de la Real Academia de la Historia, Gonzalo Anes, habló a la autora de la citada aventura.

¿Por qué la expedición de Balmis y por qué una novela?

Quedé seducida por esa gesta tan importante y casi desconocida en España por lo que empecé a investigar. La historia me pareció fascinante porque mezclaba todos los elementos que puede tener una buena novela histórica: lo que es entrañable en los niños; una mujer con un carácter fuerte y el esfuerzo por conseguir lo que no ha conseguido nadie en el mundo, llevar la vacuna de la viruela al otro lado del océano. Además necesitaba aire, cansada de escribir sobre el medievo y trabajar con personajes totalmente diferentes a los que protagonizan mis libros de biografías.

Después de estudiar e investigar sobre el doctor Balmis, ¿cómo lo definiría?

Como un hombre entregado a la ciencia... Un ilustrado que quería llevar el bien a todo el mundo sin importar los medios utilizados; por eso cuando se propone erradicar la viruela de las colonias españolas decide que sean los niños de la escala social más baja los encargados de llevar la vacuna.

¿Qué hay de realidad y qué de ficción en esta novela?

Me he permitido la licencia de inventar un trío amoroso entre Balmis; Isabel, viuda y director del orfanato de La Coruña, y el también doctor José Salvany. Todo lo demás es real, incluso los nombres de los niños, y está documentado. Isabel es además la que narra la historia en primera persona y el contrapunto de este proyecto científico. Es la parte más humana, la mujer que ha sufrido y teme volver a enamorarse para no volver a sufrir.

¿Cuál es su aportación con este libro?

Es el homenaje que yo he querido rendir a la expedición del doctor Balmis que pasó desapercibida porque acabó cuando nos estaban invadiendo los franceses. El propio rey Carlos IV, que financió la gesta, ni siquiera la celebró porque estaba ocupado en otras cosas y porque después lo echaron de España.