Formaba parte de la conocida "Generación del horror, y destacaba por su amplio conocimiento en arte. Prestigioso autor de novela corta, apenas contó con el reconocimiento de su tierra. Al menos, antes de su fallecimiento. Gonzalo Fortea (Novelda, 1929) murió ayer en Alicante, a la edad de 80 años.

El cuerpo del autor descansó en el Tanatorio de la Santa Faz, hasta el funeral que se celebra hoy, a las 17 horas, en las instalaciones de Sant Joan. Posteriormente, se procederá a la incineración de los restos mortales.

La amplia trayectoria profesional de Gonzalo Fortea se cimentó, principalmente, en dos ramas: la escritura y el arte. En la primera, destacó por sus obras -cortas, la mayoría-, en las que se apreciaba su "sentido del humor, agudo e irónico", como destaca Enrique Cerdán Tato, coetáneo del galerista alicantino. Ambos pertenecieron a la "Generación del horror", que reunió en animosas tertulias en Alicante, durante la década de los cincuenta, a jóvenes estudiantes que debatían sobre todo aquello censurable en la época, en pleno franquismo, según explica Cerdán Tato. Las conversaciones en el American Bar -situado en la Rambla de Méndez Núñez- se prolongaban hasta altas horas de la noche y escandalizaban a los clientes habituales, que fueron los encargados de bautizar a ese grupo de jóvenes inquietos, que se convirtieron en importantes intelectuales, escritores y pintores. Allí debatían sobre cuestiones, en ocasiones kafkianas, Javier Soler, Manuel Baeza, Pascual Bosque, Eduardo Trives, José Bauzá, Ernesto Contreras... según recuerda Cerdán Tato, habitual de, tal vez, la última tertulia destacable de Alicante, a las que acudían distinguidas "plumas", como Dolores Medio o Carmen Conde.

Pero el currículo de Gonzalo Fortea lleva marcado en rojo una fecha: noviembre de 1974. Por aquel entonces, junto a Francisco Pastor y Eliseo Fernández (que les acompañó en los comienzos) fundó la Galería Italia, auténtico referente nacional de la pintura, que echó el cierre el pasado octubre, fruto de la crisis y del "deber cumplido", como indicó recientemente Francisco Pastor. En sus treinta y cinco años de historia, la sala alicantina expuso obras de los mejores pintores, desde los nacionales Antoni Tàpies y Eusebio Sempere, hasta foráneos como Schneider, Le Parc... En todas estuvo la huella del alicantino Gonzalo Fortea, preciso escritor y reconocido galerista.