La obra "Niña entrando en el baño" (1917), de Sorolla (1863-1923), alcanzó ese precio en una sesión dedicada a la pintura decimonónica europea, en la que el trabajo del artista valenciano resultó el lote más caro.

Pintado en 1915 pero firmado y datado en 1917, el cuadro es uno de los óleos que Sorolla ejecutó en la playa de La Malvarrosa de Valencia ese primer año.

Según afirma Blanca Pons Sorolla, bisnieta del artista y especialista en su obra, en el catálogo de la subasta, "no hay muchos" óleos de esa serie y "son de una gran calidad".

El cuadro muestra una niña que corre hacia el mar, un niño tendido sobre la arena y otro menor que juega con las olas cerca de una barca, en una estampa que rezuma espontaneidad y llama la atención por la eliminación radical de la línea del horizonte.

Sorolla pintó ése y otros cuadros mientras descansaba de un gran proyecto que le ocupó mucho tiempo desde 1911: el encargo del estadounidense Archer M. Huntington de una serie sobre las regiones españolas para la "Hispanic Society of America" de Nueva York.

Del genio valenciano también se ofreció al mejor postor "Estudio de la playa" (1894-1896), una estampa veraniega de un pequeño barco velero cargado de toneles, que se remató en 121.250 libras (casi 141.000 euros).

La gran decepción de la puja fue un imponente retrato de Azorín, uno de los maestros de la española Generación del 98, hecho por el pincel de su amigo Ignacio Zuloaga (1870-1945), que no sedujo a ningún comprador pese a que había suscitado expectación.

El óleo se puso a la venta con un precio estimado de hasta 300.000 libras (348.750 euros), si bien nadie ofreció más de 190.000 libras (220.875 euros) y el lote quedó finalmente "sin vender", como dijo el moderador de la puja.

Pintado en 1941, el retrato de José Martínez Ruiz, más conocido por Azorín, muestra al escritor de semiperfil sentado junto a una mesa en la que aparecen varios libros y con un sobrio paisaje castellano como fondo.

El escritor sostiene en la mano derecha su libro "Pensando en España", dedicado al pintor, y aparece con la frente amplia y arqueada, su rostro enjuto de pómulos salientes, los ojos semicerrados como en meditación, en una pose entre elegante y ascética.

Tanto por la calidad del retrato como por la importancia del pintor y del personaje retratado, desde el punto de vista de la historia literaria de España, el cuadro de Zuloaga procedente de la familia del escritor, podría haber sido un gran candidato a integrar una colección institucional española, según Marte Enrile, especialista en pintura europea de la casa de subastas.

Parecida suerte corrió un paisaje de la costa mallorquina de Hermenegildo Anglada-Camarasa (1871-1959), titulado "Nocturno Cala Murta" (1933) y con un precio máximo estimado de 300.000 libras, que tampoco encontró comprador.

Por contra, otro español, Santiago Rusiñol (1861-1931, tuvo más fortuna y una de sus obras, "Cipreses dorados (Huerta del duque de Gor)", pintada en 1898, se adjudicó por 181.250 libras (unos 210.700 euros).

El surrealista José María Sert (1874-1945) también contribuyó a dejar alto el pabellón pictórico español, al venderse por 145.150 libras (casi 168.740 euros) "El tiovivo", una obra del pintor catalán sin datar en el catálogo de Sotheby's.