Proyectada por el ingeniero Vladímir Shújov inicialmente con una altura de 350 metros, 50 más que la de la Eiffel, la torre de Shábolovka, por el nombre de la calle donde esta situada y como es más conocida, quedó reducida en su versión definitiva a 160 metros debido a que cuando comenzó a construirse escaseaba el acero.

Fue levantada entre 1919 y 1922, en plena guerra civil y el fundador del Estado soviético, Vladímir Lenin, no pudo darle a Shújov las 2.200 toneladas de metal que necesitaba para que su torre superara a la de París, en cuya construcción se empleó más del triple de material.

Su estructura de geometría hiperbólica, inventada por el ingeniero en 1896, cuando construyó una torre de agua de 37 metros para la Exposición de Rusia en la ciudad de Nizhni Nóvgorod, revolucionó la arquitectura.

Noventa años después del comienzo de la construcción de la torre moscovita, un nieto del ingeniero, llamado igual que su abuelo, Vladímir Shújov, ha creado una fundación para salvar el monumento de acero y crear en torno a él un centro de atracción turística.

"Tenemos peticiones de expertos de Estados Unidos, Europa Occidental y China, que quieren venir a ver la torre, pero no podemos acercarnos a menos de cien metros", dijo el nieto del ingeniero ruso, en declaraciones al semanario "The Moscow News".

La torre, propiedad de la Radiotelevisión de Rusia, está rodeada por una valla de hormigón, que impide al público aproximarse a ella.

Entre los planes de la Fundación Shújov está la remoción de los soportes metálicos que fueron adosados a la torre para instalar numerosas antenas y, si fuera posible, reconstruir su base móvil, que fue rellenada con hormigón.

"No sabemos lo que ocurre, pero usualmente la corrosión del metal es cinco veces más rápida cuando está cubierto de cemento. Debemos verificar el estado del metal y ver si el mecanismo flexible aún está allí", sostiene el nieto de ingeniero, que calcula que los trabajos de restauración de la torre pueden durar hasta 18 meses.

Los esfuerzos de Shújov nieto por salvar el legado de su célebre antepasado al parecer han hallado eco en las autoridades: el ministro de Comunicaciones de Rusia, Ígor Schógolev, anunció recientemente que el Gobierno intentará buscar recursos para restaurar la torre.

"Es un monumento arquitectónico que, desafortunadamente, estuvo largo tiempo olvidado", dijo el titular de Comunicaciones al argumentar ante el primer ministro, Vladímir Putin, la necesidad de hallar recursos para conservarlo.

El nieto del ingeniero ruso, entre cuyas obras figura el tendido del primer oleoducto del imperio ruso (1878) en la península de Absherón, en el actual Azerbaiyán, busca que la Fundación tenga un papel en los futuros trabajos de restauración.

"La gente habla con frecuencia de ayudar a preservar nuestra herencia, pero generalmente todo queda en palabras", se lamenta y añade: "Estamos perdiendo muchos edificios importantes debido a que las inmobiliarias prefieren demoler y construir edificaciones nuevas".

El proyecto de la Fundación Shújov, además de la preservación de mítica la torre, incluye la construcción de un museo sobre la obra del ingeniero, de un parque y un estanque, todo lo que en opinión de sus autores convertirá el lugar en un centro de atractivo turístico.

Shújov nieto asegura que la realización de estos planes supone inversiones por cerca de 50 millones de dólares, que ya hay inversores interesados y que lo único que resta es el visto bueno de las autoridades.