Si no hubiera sido por la influencia de su padre, el pintor, escultor y ceramista alicantino Arcadio Blasco, Isidro hubiera encaminado su carrera hacia la arquitectura. No hay más que ver sus últimos trabajos, en los que, a través de una serie de fotografías rápidas que realiza desde un punto fijo, disecciona la panorámica de un espacio para reconstruirlo sobre un soporte de madera. Una reflexión sobre nuestra forma de mirar y contextualizar los lugares, muchas veces determinada por la manera en la que vemos las cosas a través de la pantalla del ordenador o del televisor. "De alguna manera, reflexiono sobre cómo hemos construido nuestro propio lenguaje visual", dice este artista afincado desde hace 13 años en Queens (Nueva York) aunque empadronado en Alicante.

Una galería de Shanghái (Contrasts Gallery) se fijó en este estilo tan particular de ver el mundo y se puso en contacto con Isidro Blasco para que plasmara en estas llamativas instalaciones tridimensionales diferentes puntos de la localidad china. Este trabajo derivó en una veintena de obras de gran y medio formato (algunas alcanzan los dos metros de alto por ocho de largo) que se expusieron en la sala contratante. Poco después las llevó a la galería neoyorquina Black and White, donde las expuso bajo el título "Shanghai at Last" ("Al fin Shanghái"). Dicha colección, el próximo 26 de enero, se mostrará en la Monmouth University de Nueva Jersey. Además, ya hay una galería de Sidney, la Thirty-Seven Degrees, que le ha pedido que en marzo se desplace a la ciudad australiana para repetir allí la experiencia china. Después, en verano expondrá toda la obra que haya generado en Sidney.

El origen del concepto

Para entender de dónde surge la obsesión de Blasco por diseñar su propia visión del espacio hay que viajar en el tiempo hasta principios de los noventa. En ese momento se encontraba en México D. F. con la artista Blanca Muñoz realizando un trabajo de vídeo sobre esta ciudad. "Ante el exceso de colores, olores y bullicio de este lugar, tomé la habitación que habíamos alquilado como refugio y comencé a hacer fotos de las esquinas, de las paredes, etc. Con todas esas imágenes se me ocurrió realizar una especie de montaje tridimensional a tamaño real del lugar, que diera la impresión de espacio vacío, como respuesta a toda esa explosión de información del exterior".

En un principio estas construcciones no incluían la imagen real y sólo utilizaba las fotos para ir plasmando las perspectivas del sitio inmortalizado. Más tarde incluyó la imagen real, "como método para llegar a más gente, que es algo que nos exigen mucho a los artistas en Estados Unidos. De hecho, creo que ahora mi obra puede llegar a gustar a personas que no estén vinculadas al mundo del arte".

Los espacios por los que siempre ha apostado Blasco son muy cercanos a él. En una exposición que llevó hace cuatro años al Museo Reina Sofía de Madrid retrataba diferentes lugares de su apartamento en Nueva York y también realizó el mismo ejercicio con la casa de su padre en Alicante, "con la intención de revisar mis raíces españolas como persona que ya lleva un tiempo en Estados Unidos", apunta Blasco, quien considera que los creadores casi siempre toman como modelo lo que tienen más a mano.

Por todo esto, el hecho de salir de sus refugios en Shanghái y tener que retratar la calle fue todo un reto para Isidro Blasco. Seleccionó, no obstante, espacios urbanos que se encontraban pegados al taller que le facilitaron. "Esa zona se situaba en la parte sur, que es la que más está en desarrollo. Se están levantando grandes torres sobre una periferia antigua. Por eso, de alguna manera, la filosofía de la exposición era esperanzadora, de cambio", explica el artista. Para Sidney pretende darle otra vuelta de tuerca a su planteamiento. "Me gustaría retratar espacios cotidianos de diferentes personas de Sidney con ellas dentro".

Las fotografías de Blasco no entrañan demasiada complicación. Simplemente se limita a hacer más de 40 instantáneas desde un punto, sin tener tan en cuenta la calidad, como si fuera un turista o un arquitecto que analiza un lugar. La parte del montaje es la más complicada, ya que cada corte intenta representar un volumen diferente o una esquina determinada del lugar retratado. Además intenta equilibrar aspectos como el contraste y la luminosidad. Todas van cubiertas por una especie de sándwich compuesto de una lámina transparente y un cartón sin ácido, y se van colocando sobre una estructura de madera, "que me inspiraron las paredes de las casas de EE UU, que están llenas de vigas de madera".

Formación arquitectónica

El arquitecto Ricardo Sánchez Lampreave animó a Isidro Blasco a realizar un doctorado en Arquitectura cuando terminó Bellas Artes. En 1995 viajó a Nueva York para estudiar a Gordon Matta-Clark, ya que en el MOMA se encuentran importantes archivos de este artista, también obsesionado con la arquitectura y, curiosamente, hijo de otro creador, el pintor chileno Roberto Matta.

De hijo a padre

Isidro Blasco recuerda que en el estudio de su padre, de bien pequeño, tenía un rinconcito con su propia mesa de trabajo. Tiene claro que existen vínculos entre él y su progenitor, como la fragmentación del espacio, "que quizá en él es algo obligado, ya que la dificultad de un material como la cerámica exige fragmentar".

Hace unos meses viajó a Santiago de Chile con motivo del centenario del nacimiento de Salvador Allende. Él y otros creadores como Pablo Genovés y Daniel Canogar realizaron una serie de exposiciones como los hijos de los artistas que en los ochenta comenzaron una colección en apoyo al presidente chileno. Actualmente pretende hacer un documental sobre su padre, acompañándole con su cámara de vídeo a varios lugares emblemáticos de su vida.