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uizá, el hecho de haber dejado la ciudad atrás y establecerse en un nuevo lugar como Castalla, rodeada de lo que para ella es "un auténtico paraíso de naturaleza", ha llevado a la artista alicantina Pepa Martínez a concienciarse con un problema que no deja de alzar gritos de denuncia: el cambio climático. Desde su punto de vista, la sensibilización con este asunto no es sólo cosa de ecologistas, ya que nos salpica tan de cerca a todos que es de necios no mostrar un poco de preocupación.

Sus lamentos no los muestra de una manera obvia. Su vía de escape ante este horror medioambiental es su compañera la pintura. Junto a ella crea un universo de lienzos de gran formato (146 x 146, 170 x 170); en los que, a través del acrílico, lanza mensajes al aire repletos de tonos relajantes y luminosos, de trazos gruesos y finos y de formas oníricas... que nos hablan de naturaleza, de sustancias oscuras que aniquilan la belleza y de cómo el calentamiento envuelve de manera feroz a un pequeño planeta denominado Tierra. Todos ellos invitan a la reflexión y al reencuentro, y dejan que el observador, libre de hacer su interpretación, sienta su identificación de alguna manera. Obras como "Sustancias" o "Caldo de cultivo" son algunos de los ejemplos de estas ideas plásticas que navegan hacia un horizonte que pide esperanzas. "Viviendo en Castalla veo como la gente cuida el campo y lo mantiene limpio, labrado, sembrado... Si todos actuáramos como ellos las cosas irían un poco mejor", subraya Martínez. Otro de los lienzos que destaca es el de "Llanto al mar", "ya que, además de abstracto, le pongo un punto lírico. Introduzco unas gotas, que no se sabe bien si se trata de agua o de unas lágrimas", dice.

Pepa Martínez mostrará en la exposición de la galería Diorama de Alicante (desde hoy al 14 de marzo); cinco desnudos realizados con pastel sobre papel que hablan de diferentes emociones: paternidad, sueños... "De algún modo, así dejo que la gente vea la evolución natural de mi obra".