Carlotta Sagna asegura que no concibe "la danza sin teatro y el teatro sin danza" porque ambas disciplinas "se complementan", ya que "mientras en teatro el mensaje lo codifica de distinta manera el cerebro de cada uno de los espectadores", la danza "tiene un impacto inmediato, a nivel irracional", según explica la coreógrafa en una entrevista con Efe.

También tiene mucho que ver en esta concepción artística el hecho de que, tras años como bailarina de formación clásica, Sagna pasó al teatro, en donde trabajó como actriz y coreógrafa en la compañía de Jan Lanwers.

Aunque no es capaz de describir su espectáculo con palabras, Sagna adelanta que "Oui, Oui, pourquoi pas, en effet!" (Sí, sí, por qué no, u00A1en efecto!); es una representación "sobre la historia de la danza, el comportamiento humano y la muerte".

El protagonista de este montaje es el ex-bailarín Hugo Guffanti, que da vida a un guardián de 1.000 años que ha bailado con los grandes bailarines de todos los tiempos y que ahora sueña con bailar hip-hop y, sobre todo, con poder morir, algo imposible porque es un ser inmortal.

Junto a él orbitan tres jóvenes bailarines -Jorge Crudo, Jasna Vinovrski y Claire Vuillemin-, que aún tienen todo por aprender y, al mismo tiempo, rechazan sus raíces.

Durante el espectáculo, los protagonistas recorren la historia de la danza interpretando diferentes estilos "pero -según Sagna- sin que se llegue a identificar ninguno de ellos, sin que sean evidentes".

"Cuando empecé a idear el espectáculo, me interesaba la relación y el contraste de las dos generaciones, entre el viejo y los jóvenes, y contar cómo se comportan esas personas de cara a la sociedad con respecto a lo que realmente sienten", explica Sagna, quien sentencia que con todo ello lo que ha querido crear es un espectáculo que pretende ser "un homenaje al intérprete".

Precisamente por ser un homenaje al intérprete, la coreógrafa, después de dedicar años a la elaboración del texto "y a la investigación de nuevas formas estéticas", cambió por completo el guión tras la elección de sus actores-bailarines "para que el montaje se adaptara totalmente a ellos".

Después de interpretar por primera vez "Oui, Oui, pourquoi pas, en effet!" en Francia con un planteamiento "pésimo", Sagna ha limado el espectáculo hasta dejarlo "perfecto", listo para que el público madrileño "ría, llore, se emocione y sienta" porque, asegura, "es una historia de fácil lectura, en la que no hace falta tener idea de la historia de la danza".