"Vidas y venidas" (EMI); no es sólo el primer disco de Manuel Quijano sin sus dos hermanos, es su "mayor reto como profesional" ya que, además de firmar letra y música de todas las canciones que componen el álbum, el músico leonés se ha convertido en productor, arreglista y dueño de su propio sello discográfico, Rebels Music.

"Se rompió un matrimonio en el que al menos una de las partes estaba a disgusto -explicó hoy el cantante durante la presentación de su nuevo trabajo discográfico-, ya que concebía mi carrera de otra forma distinta a la de la compañía y, en estos momentos, prefiero ser yo quien controle mis propios éxitos y fracasos".

Quijano aclaró que la separación del grupo es tan solo momentánea, fruto de la decisión conjunta de tomar un descanso tras la extensa gira anterior, en la que el trío ofreció más de 200 actuaciones a lo largo del territorio español, y así frenar "la velocidad que el grupo mantuvo durante nueve años seguidos".

Manuel, Óscar y Raúl Quijano, los tres hermanos componentes de Café Quijano, debutaron en el mercado discográfico en 1997 con un álbum homónimo con el que iniciaron una trayectoria discográfica repleta de conciertos y discos de platino.

La última grabación de Café Quijano, "¡Qué grande es esto del amor!" (2003);, vendió más de 500.000 copias en todo el mundo y amplió su gira por tierras iberoamericanas, donde el grupo ha sido número uno en países como Costa Rica, Honduras y Guatemala.

Ahora, Manuel Quijano es el primero de ellos en debutar en solitario con un disco creado en Miami, grabado en Los Ángeles y que mantiene el sonido de Café Quijano, hasta el punto de haber contado con el mismo equipo de músicos estadounidenses que grabaron el anterior disco del grupo, ya que "ellos aportan personalidad al resultado final" de un producto que no busca una "latinidad ortodoxa", aseguró el cantante.

La gira de presentación de este nuevo trabajo comenzará el próximo 19 de mayo en el Festival Valladolid Latino, donde también actuarán Alejandro Sanz y Miguel Bosé, entre otros.

Pero el cantante no se reconoce en la figura "del canalla vividor y noctámbulo" que protagoniza muchas de sus canciones, ya que trata de "fotografiar personajes" con su música, como el que retrata en su primer sencillo, "La magdalena", cuya "tristeza por desamor es universal y la sufren tanto hombres como mujeres".

La canción habla de "esos consejos fáciles y gratuitos con los que intentan ayudarte a superar algo que sólo resuelve el tiempo", aunque, reconoció el músico, no es su momento favorito del álbum, pero valoró que sea "divertida, dinámica y cercana, lo que va a hacer que sea bien recibida por mucha gente".

La balada "Cinco letras" y la sinceridad de "Esto es amor..." demuestran la lealtad que "Vidas y venidas" mantiene con respecto a su etapa anterior y reflejan la voluntad de Quijano de no convertirse "ni en un artista gigante ni en uno mediocre, sino encontrar el equilibrio que es lo que hace que perdures en un mundo como el de la música".