Un estudio de la Fundación Empresa y Clima (FEC) para el periodo 2011-2040 prevé un aumento de la temperatura media de dos grados centígrados y un descenso de las precipitaciones anuales del 10 por ciento, y en 2100 se prevé un aumento del nivel del mar de entre 18 y 59 centímetros.

Según ha explicado Javier Martín Vide, catedrático de Geografía Fisica de la Universidad de Barcelona, estas nuevas variables climáticas generarán una serie de modificaciones físicas como la pérdida de playas, la disminución de la biodiversidad y de los ecosistemas y la reducción de los recursos hídricos, contra los que habrá que luchar.

Sin embargo, el aumento de la temperatura provocará la desestacionalización y el alargamiento de la temporada turística, tanto para el turismo de sol y playa como para el de montaña.

El aumento de las temperaturas provocará que la temporada turística en la zona mediterránea se pueda ampliar prácticamente a todo el año, con lo que mejorarán las oportunidades de negocio, "Barcelona se convertirá en Málaga, y Málaga en Marraquech" , ha señalado la directora de la Fundación, Elvira Carles.

Además, aumentará el flujo de turistas hacia el litoral cantábrico y atlántico, pero también lo hará hacia algunas zonas turísticas de Europa que ahora mismo no son competencia para el sector turístico español.

El turismo de montaña también sufrirá una transformación y, en lugar de hablar de estaciones de esquí, será mejor hablar de estaciones de montaña, porque, aunque seguirá habiendo nieve, habrá que aumentar las actividades que se pueden hacer en la montaña, como los deportes de aventura o las actividades relacionadas con la naturaleza.

Pese al cambio climático, Javier Martín Vide considera que el turismo puede seguir creciendo en España, aunque ha señalado que en algunas zonas, como Valencia o Murcia, ya se está alcanzando el límite razonable.

Para adaptarse a los cambios y aprovechar las nuevas oportunidades de negocio, los empresarios tendrán que tomar medidas, como la utilización de energías renovables o la reutilización del agua, la construcción de diques en el litoral mediterráneo o la regeneración de las playas.

Para Elvira Carles, el sector ya se está adaptando a la nueva realidad medioambiental, construyendo con materiales más sostenibles o haciendo un mejor uso del agua, porque los turistas cada vez son más exigentes con esta problemática.

Las altas temperaturas del verano también provocarán que algunos turistas no vengan por problemas de salud, como ocurrió con la ola de calor del año 2003, y la llegada a las zonas más cálidas de algunas enfermedades tropicales.

El estudio apuesta por aumentar las infraestructuras turísticas en el interior, por las construcciones sostenibles y por preservar y mejorar los espacios naturales más vulnerables.

Para Javier Martín Vide, la mejor prevención contra los riesgos naturales es la "planificación sostenible del territorio", que es donde se debe hacer hincapié.