Es ley de vida que los hijos vuelvan locos a los padres, sea de una forma consciente o inconsciente. Desde luego, esta que verás a continuación no puede ser con más clara intención que la de molestar, asustar y enloquecer a un padre. La cosa es sencilla: coger un cañón de confeti de mano y accionarlo cuando el padre menos se lo espera, llenándole de confeti y asustándole cada vez que escucha el estallido del dichoso cañoncito. Así durante dos semanas.

La reacción del hombre es siempre igual, el pobre. Un susto, un grito y, cuando se da cuenta de lo que ha pasado un insulto (de forma cariñosa, por supuesto) a su hija. Y ella, evidentemente, muerta de risa cada vez que lo hacía. Y no solo el placer de asustar a su padre, sino tenerlo grabado en vídeo para compartirlo y poder verlo cuando quiera.

Y una curiosidad: en el segundo 28 del vídeo, justo después de que le haya asustado, hay un sonido muy, pero que muy raro. ¿Tan asustado estaba para...? En fin, ya sabes...