Tiene agradables playas, ciudades históricas, buenos precios y ausencia de conflictos. Todo lo necesario para ponerse de moda, cosa que ya está en camino. Es la costa de Montenegro, un pequeño país a orillas del Mediterráneo hasta hoy prácticamente desconocido para los españoles.

Montenegro es un destino en auge en el Mediterráneo

Puede parecer increíble pero a estas alturas todavía hay países por descubrir en Europa y a orillas del Mediterráneo. Es la nación más joven del viejo continente ya que su independencia apenas se remonta al año 2005. Es otro país surgido de la desintegración de la antigua Yugoslavia, y van ya seis, aunque aún no será el último ya que todo apunta a que Kosovo le seguirá.

Una playa próxima a la ciudad de Budva

Mayo de 2018: Con un coche de alquiler que me cuesta 25 euros diarios incluido franquicia cero, estoy recorriendo la más destacado de Montenegro. Una semana es suficiente ya que se trata de un país del tamaño de la provincia de Córdoba y con unos 622.000 habitantes, apenas la tercera parte de la provincia de Alicante.

Vista de la bahía de Kotor

Las comunicaciones aéreas a Montenegro desde España son complicadas ya que no hay vuelos directos y las conexiones desde Centroeuropa salen muy caras. Sin embargo, hay una opción óptima y es la de volar hasta Dubrovnik, con multitud de vuelos de todo tipo, incluyendo las compañías de bajo coste, ya que la ciudad croata se encuentra a apenas 20 kilómetros de la frontera de Montenegro y a sólo 29 de Herceg Novi, una de las ciudades de obligada visita en el país montenegrino, con tres baluartes y un atractivo centro histórico. Un vuelo desde Alicante, con escala en Francia, Londres o Roma a Dubrovnik te puede salir por menos de 200 euros salvo temporada alta.

El casco antiguo de la ciudad de Herceg Novi

La primera gran sorpresa que me llevo en Montenegro es en Herceg Novi, cuando me entero que uno de los atractivos de la ciudad, situado en lo más alto de la misma, es la conocida por sus habitantes como "La Fortaleza Española". No es un nombre figurado ya que esta localidad de Montenegro formó parte del imperio español en 1538, aunque sólo fuera por diez meses, ya que en agosto de 1939 las tropas españolas fueron desalojadas por las otomanas.

Las robustas murallas de la Fortaleza Española en Herceg Novi

Recorro la Fortaleza Española, cuyo nombre figura en el cartel de entrada a la misma, así como una reseña con la historia de la edificación. Resulta que las obras de los españoles para reforzar la fortaleza fueron posteriormente sustituidas por las reformas introducidas por los otomanos, por lo que apenas queda nada de la huella española. Sin embargo, el nombre de Fortaleza Española ha sobrevivido y es así como se la conoce oficial y popularmente hoy en día.

Interior de la Fortaleza Española. Casi un año gobernó España en Herceg Novi

Las aguas del Adriático bañan la costa de Herceg Novi, con un recoleto barrio antiguo con dos fortalezas, una habilitada como cárcel, y otra en la misma orilla del mar y pegada a una agradable cala con aguas cristalinas. Es mayo y ya el calor se nota, por lo que aprovecho el encanto de la acogedora plaza principal, junto a la Torre del Reloj, para tomarme un refresco en una terraza.

Fuerte habilitado como prisión en Herceg Novi

En Montenegro todo se paga con euros. El pequeño país ha solicitado formar parte de la Unión Europea pero todavía no ha sido admitido y menos en la moneda única. Sin embargo, lo primero que hizo su gobierno al independizarse fue escoger el euro como la moneda oficial, lo que para los españoles es una gran comodidad. La UE no pone reparos a esta decisión porque Montenegro respeta que no puede emitirlos y está obligada a comprarlos al Banco Central Europeo. En Kosovo sucede lo mismo.

Calita junto a un baluarte del centro histórico de Herceg Novi

Desde Herceg Novi, en menos de una hora y por una carretera panorámica bordeando el mar, se cubren los 31 kilómetros de distancia a Perast, otra localidad de imprescindible visita, pese a que apenas tiene 300 habitantes. Se trata de una villa asentada en la orilla de la bahía de Kotor, en una fuerte pendiente. El paseo marítimo es un recorrido encantador, con numerosos palacetes y una quincena de iglesias en su entorno. La mayor de ellas es la de San Nicolás, con un campanario imponente de 50 metros de altura sobre el que dicen que el panorama es espléndido, aunque cuando yo la visito está cerrado porque se celebra una importante boda en la iglesia. No obstante, por una calle lateral, de fuerte pendiente, se sube hasta un mirador todavía más alto que ofrece una de las vistas más hermosas que se pueden ver en Montenegro.

Panorámica de Perast y sus dos islas

Otro importante incentivo de Perast son sus dos islotes, situados a apenas unos cientos de metros. Por cinco euros puedes desplazarte hacia ambas en un barco desde el puerto de Perast. La islita más cercana, y más pequeña, es la de San Jorge, que está casi en su totalidad ocupada por un monasterio benedictino y que puedes contemplar desde el barco ya que no suelen autorizarse las paradas. Muy cerca está la otra islita, llamada Nuestra Señora de la Roca. Aquí sí se puede recorrer su escasa superficie y visitar la bonita iglesia. Se trata de una isla artificial, surgida a partir de las piedras vertidas sobre una zona rocosa.

La isla artificial de Nuestra Señora de la Roca, en Perast

Cuando regreso a Perast con el barco me sorprende una imponente puesta de sol, que tiñe de color el cielo y proyecta sus tonos rojizos y anaranjados sobre la encantadora villa, su puerto y sus barcos. Hago noche en Perast, con una buena oferta hotelera pese a su reducido tamaño, aunque apenas quedan plazas disponibles, consecuencia de su popularidad gracias especialmente a estar declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.

Puesta de Sol sobre Perast

Desde Perast, en apenas un cuarto de hora, llego a Kotor, también bordeando el litoral de una especie de fiordo o lago interior conectado con el mar Adriático a través de un sinuoso trazado con dos estrechos pasos. Kotor es una ciudad muy turística, gracias, especialmente, al renombre conseguido por el boca a boca de los muchos visitantes que hacen escala en ella con los cruceros que arriban prácticamente a diario casi todo el año.

En primer plano el centro histórico de Kotor en forma de triángulo

Me alojo en un estudio situado en pleno centro histórico de Kotor, también declarado Patrimonio de la Humanidad. Está rodeado de robustas murallas y su interior se conserva mismamente como en su época de esplendor, siglos atrás. Calles estrechas, iglesias y palacetes, la mayoría de estilo veneciano, deparan un recorrido que resulta encantador siempre que no lo hagas en plena canícula.

Las fuentes son un buen recurso para combatir el calor de Kotor

El centro histórico de Kotor se ubica en un estrecho espacio entre la bahía y una abrupta montaña en la que destaca una imponente muralla coronada, en lo más alto, por una fortaleza. Es una subida dura aunque por una escalinata en buenas condiciones. En mayo el calor ya es respetable por lo que decido dejar la subida para el amanecer del día siguiente cuando la temperatura todavía es fresquita y no ha salido el sol. A mitad de subida hay una ermita-iglesia desde la que ya se contempla un bello panorama, aunque hay que seguir subiendo hasta llegar a un mirador muy cercano a la fortaleza. La vista es espléndida, con el centro histórico en forma de triángulo, que parece más minúsculo de lo que es, protegido por robustas murallas, y la vista de la bahía, que en esta zona más parece un río, rodeada de verdes y elevadas montañas.

Ermita y camino en zig zag a la fortaleza de Kotor

Entre subida, descansos para fotos y bajada, precisas de al menos hora y media a buen ritmo y dos horas si te lo tomas con calma, como hago yo, para completar el recorrido de las murallas y la fortaleza de Kotor. Después de la caminata y de un copioso desayuno, completo la visita por el kotor intramuros. Seguro que a muchos le llama la atención la abundancia de gatos, que han dado fama a esta pequeña ciudad. Los hay de todas formas, unos hechos a mano, con distinto tipo de materiales y adornando cualquier utensilio u objeto, y también de carne y hueso, especialmente en algunas plazas.

Hay gatos hechos a mano y otros de carne y hueso

Kotor es una ciudad monumental pero no tiene playas relevantes. No obstante, no hace falta ir muy lejos para encontrarlas, basta con dirigirte hacia Budva, a sólo 23 kilómetros y poco más de media hora en coche si quieres ir, como yo, contemplando el paisaje. Cuando ya estoy llegando a Budva la carretera alcanza el litoral abierto del mar Adriático y desde un mirador contemplo una bonita playa, es una de las muchas con las que cuenta esta ciudad, que podría ser calificada como la Benidorm de Montenegro, ya que es la más turística, concurrida y parrandera de todo el país.

Budva es la localidad con las mejores playas de Montenegro

La gran abundancia de bonitas playas ha provocado un gran auge en Budva hasta masificarla en temporada alta. El aspecto más negativo es que estamos, con mucho, en la ciudad más cara de Montenegro, con precios similares a los españoles, en contraste con los módicos de las otras zonas que he visitado, donde una buena comida no supera los 10 euros y un buen hotel lo consigues por alrededor de 50 euros.

El principal atractivo de Budva, junto a sus playas, es su centro histórico, de reducidas dimensiones pero muy bien conservado, y rodeado de una sólida muralla que en un tramo ha sido burdamente ocultada por los gigantescos toldos y sombrillas de grandes chiringuitos, una pena. Un recorrido por el casco antiguo es obligado aunque se complete en apenas una hora por su pequeño tamaño. La mayoría de casas han sido habilitadas como comercios y tiendas de souvenirs.

Una playita junto a la muralla del centro histórico de Budva

Con todo, la mejor vista del centro histórico se obtiene desde lo alto, en un escondido mirador situado junto a la carretera que conduce a Kotor. Desde allí se ve perfectamente la pequeña península en la que se asienta la Buvda histórica. Para los que como yo sólo visitan la playa para un baño ocasional, lo mejor es no permanecer más de una noche aquí y, sobre todo, localizar un hotel cerca del centro histórico ya que la ciudad moderna se extiende a lo largo de varios kilómetros.

El casco antiguo de Budva ocupa una península con puerto y playas

Muy cerca de Budva se encuentra uno de los puntos más pintorescos de Montenegro y que se ha convertido en una imagen icono del país. Se trata de una minúscula islita llamada Sveti Stefan (San Esteban), situada a 8 kilómetros de Budva en dirección a Albania. Fue un antiguo pueblo de pescadores que se fortificó en la Edad Media para protegerla de los ataques piratas.

El islote de Sveti Stefan, cerca de Budva

Mi visita a esta isla, que se ha convertido en un istmo al estar conectada con la cercana playa por un camino de arena, coincide con el único día de mal tiempo en mi tour por Montenegro, con un pequeño chaparrón y abundantes nubes, lo que depara una luminosidad especial no exenta de encanto. En los años 30 del pasado siglo Sveti Stefan fue completamente remozada para servir de residencia real veraniega. A la caída de la monarquía en Yugoslavia la islita quedó olvidada hasta que fue redescubierta y convertida en un complejo hotelero y turístico de lujo, cosa que es en la actualidad. Penetrar en ella sólo se permite si estás alojado allí.

Sveti Stefan es en la actualidad un centro turístico de lujo

Desde Sveti Stefan me dirijo hacia la capital de Montenegro, en un recorrido de poco más de dos horas. Si hubiera que elegir la capital europea más desconocida es casi seguro que la de Montenegro se llevaría el título de calle. Su nombre, Podgorica, es prácticamente desconocido fuera del país, y como la mayoría de visitantes viajan a las playas y zonas turísticas sin pasar por ella, es una ciudad prácticamente olvidada. Uno de sus mayores atractivos es la nueva catedral ortodoxa, quizá más bonita por dentro, pese a que por fuera es llamativa.

El interior de la nueva catedral ortodoxa es espectacular

Este escaso gancho turístico provoca que Podgorica sea posiblemente la ciudad más barata de Europa, con muy buenos hoteles por menos de 50 euros y comidas en buenos restaurantes por menos de 10 euros. En cualquier caso, se trata de una ciudad agradable, con amplias avenidas repletas de áreas ajardinadas y un moderno puente sobre el río que la atraviesa. Tiene también un casco antiguo aunque con muy poco interés salvo, posiblemente, un bello rincón con un viejo puente, un tanto escondido.

Puente viejo cerca del centro histórico de la capital de Montenegro

En un país tan pequeño no hay, prácticamente distancias largas, por lo que desde Podgorica me dirijo hacia el atractivo religioso más famoso del país: el monasterio de Ostrog, a poco más de 40 kilómetros y una hora en coche. Su ubicación es espectacular, prácticamente colgando en una pequeña oquedad a 900 metros de altura, en la montaña de Ostroka Greda. Sólo contemplarlo me produce vértigo. Me pregunto cómo fue posible levantar una construcción tan relevante como el monasterio en un lugar pendiente del abismo.

El monasterio de Ostrog parece colgar sobre el abismo

El monasterio de Ostrog pertenece a la iglesia ortodoxa serbia y es el lugar de mayor peregrinación de Montenegro y, también, uno de sus mayores atractivos turísticos. Ostrog se divide en dos partes, una baja, con dos bonistas iglesias, distintas dependencias y un alojamiento con 300 camas. La otra parte, a dos kilómetros y en la parte más alta y llamativa, acoge las pinturas y mosaicos religiosos, algunos del siglo XVII, que han sido restaurados tras el incendio del pasado siglo que lo destruyó casi todo, por lo que las edificaciones actuales datan de 1926.

Mosaicos en la roca a la que se adosa el monasterio de Ostrog

Desde ostrog, en dirección Norte, se llega a Bosnia, donde continúo mi periplo. Mi impresión de Montenegro es muy positiva ya que cuenta con bellos my bien cuidados centros históricos, playas muy agradables y un turismo no masificado, a lo que se añade unos precios muy asequibles, muy inferiores a los de la vecina Croacia. Además, la gente montenegrina es muy amable y no me tropecé con listillos engañaturistas. El riesgo es que este país, y especialmente su litoral, se está poniendo de moda, lo que puede provocar los mismos males que en algunas zonas de Croacia. En cualquier caso, en la actualidad es un destino altamente recomendable.

La catedral ortodoxa de Podgorica

TODAS LAS IMAGENES DE MANUEL DOPAZO