Vista aérea de las cataratas Victoria, en el sur de África

Son uno de los espectáculos más asombrosos de la naturaleza y en cada uno de los tres casos más importantes el negocio turístico en el que se han convertido lo comparten dos países. Tienen también otro punto en común: para verlas en todo su esplendor no te librarás de un remojón, por mucho chubasquero que te pongas. Son las cataratas del Niágara, Iguazú y Victoria, las tres más sobresalientes del mundo y cita obligada para cualquier viajero que se precie. Por supuesto que hay muchas más destacadas, entre ellas la más alta del mundo, que también merecen la pena visitarse.

Las cataratas de Iguazú, entre Argentina y Brasil

Cito en primer lugar las de Iguazú porque las considero las más espectaculares. Se sitúan en la frontera de Brasil y Argentina, y a apenas 15 minutos en coche desde la frontera de Paraguay. Están ubicadas en su mayor parte en terreno argentino pero se ven mejor desde el lado brasileño, de ahí el dicho de que Argentina pone el espectáculo y Brasil cobra la entrada. No obstante, para disfrutarlas al completo hay que visitarlas desde las dos partes y, además, hacer tres recorridos: por el lado brasileño que bordea el río Iguazú con las más de 150 caídas de agua a la vista; por el lado argentino recorriendo la pasarela que llega hasta donde confluyen la mayor parte de las aguas, conocido como la Garganta del Diablo, y un paseo en barco por el curso del río bordeando las cascadas. Un espectáculo único al que se suma la belleza del parque nacional de Foz de Iguazú, donde paseando por él seguro que te tropiezas con algunos pacíficos coatíes y puedes contemplar tucanes de picos multicolores revoloteando por la zona.

Las cataratas de Iguazú tienen más de 150 caídas de agua

A las cataratas del Niágara, las más conocidas, les pasa lo mismo, ya que están situadas en Estados Unidos pero contemplarlas en su integridad sólo se puede desde el paseo situado frente a las mismas, en Canadá, o subiendo a las dos torres, con todo tipo de servicios incluyendo restaurantes, construidas en su entorno, también en el lado canadiense. Para patearlas y recorrerlas a pié, no obstante, hay que cruzar al lado norteamericano y proveerse de un chubasquero, que pese a su gran tamaño, no va a evitar que el agua te remoje, especialmente si bajas por la pasarela que llega hasta la base de la caída de agua.

Vista panorámica de las Cataratas Niágara con las dos grandes caídas de agua

En realidad son dos cataratas, una semicircular y otra casi rectilínea, formadas al dividirse el curso del río Niágara por un gran islote. El recorrido en barco por el río, que se aproxima al máximo a las caídas de agua, es realmente excitante, aunque la espuma que se forma dificulta en gran parte la visión.

Desde el río Niágara, te empapas de agua pero la vista de las cataratas es impresionante

El trío de las grandes cataratas se completa con Victoria, situada en la frontera de Zambia y Zimbabue, en el Sur de África. También aquí conviene verlas desde ambos países ya que si desde Zimbabue se ven mejor, desde Zambia estás más encima de ellas y podrás disfrutar, por mucho impermeable que te pongas, de un refrescante remojón en el caluroso país africano. Las cataratas son, en realidad un tajo en el curso del río Zambeze con una anchura de casi dos kilómetros y más de cien metros de profundidad.

Las cataratas Victoria desde el lado de Zimbabue

En la época de lluvias la espuma que forma la brutalidad con la que el agua se precipita al fondo del precipicio se asemeja a una gran humareda blanca que se contempla desde decenas de kilómetros de distancia. Por el entorno, también un parque nacional, es fácil tropezarse que jabalíes berrugosos y algún tipo de gacela. Igualmente te encontrarás, seguro, con 'el doctor Livingstone, supongo' descubridor de las mismas y cuya escultura se levanta en el lado de Zimbabue.

El Salto del Ángel, en Venezuela, la caída de agua más larga con casi un kilómetro

Son las tres más destacadas, según la gran mayoría de los viajeros, pero hay muchas más casi tan relevantes, por supuesto. Una que no puede faltar en la lista de las mejores es más una cascada, que una catarata, y se la conoce por el Salto del Ángel. Su fama radica en ser la mayor caída de agua del planeta, con una longitud de casi un kilómetro desde donde inicia su caída, en lo alto de un monte tepuy situado en el parque nacional Canaima, en Venezuela. Para poder contemplarlo perfectamente hay que hacer un delicioso recorrido en una curiara, embarcación indígena con motor fueraborda, por el río Churum, atravesando bellos parajes selváticos y con un último recorrido a pie, por una zona boscosa, si se quiere llegar hasta su base.

La cascada del parque nacional de Yosemite en California

Otra cascada muy famosa es la del parque nacional de Yosemite, en California. Con sus 739 metros de caída es la quinta más larga del mundo pero su ubicación, en el parque nacional de Yosemite, la convierten en una de las más atractivas. La mejor época para verla es en primavera, después del deshielo, cuando adquiere su mayor caudal. Cuando yo la visité, en el mes de junio, todavía fluía con fuerza pero lo normal es que se seque durante todo el verano. La cascada de Yosemite son en realidad tres, unidas hasta llegar desde lo alto de la sierra hasta el fondo del valle.

La catarata Gullfoss en Islandia

La época en la que visitar unas cataratas es muy importante ya que de ello depende incluso su existencia. A mí pasó cuando en Etiopía fui a ver las del río Nilo Azul cerca de la localidad de Bahir Dar. Son unas de las cataratas más impresionantes de África pero cuando llegué, en el mes de junio, en plena estación seca, el río apenas era un chorro de agua y las cataratas un ridículo salto, ¡qué decepción!.

Islandia es un país con muchas y bellas cascadas

Las cataratas y cascadas también abundan en Europa y sería injusto no citar a dos de los países donde adquieren mayor tamaño y belleza, Islandia y Noruega. Así, la más famosa de Islandia es la de Gullfoss, aunque para mí hay otras más atractivas. Gullfoss se encuentra a menos de dos horas en coche desde la capital islandesa. Tiene un caudal de agua impresionante y una caída de más de 30 metros antes de precipitarse en una poza que se engulle literalmente el agua.

La cascada de Tvindefossen, en Noruega

Noruega, en primavera, es en materia de cascadas todo un espectáculo, con cientos de ellas repartidas en la zona de los fiordos. Entre las muchas que salpican el paisaje destaca, por su originalidad y belleza, la de Tvindefossen, situada cerca de la localidad de Voss. El chorro inicial se esparce por la ladera formando multitud de saltos en un gran espectáculo de la naturaleza.

Vista de una de las dos grandes cataratas del río Niágara

Todas las imágenes de Manuel Dopazo