Es, oficiosamente, la capital de Europa, una ciudad imponente, hay vuelos directos desde todos los grandes aeropuertos y no es una ciudad tan cara como Londres, París o Roma. Una escapada de tres noches con hotel céntrico de tres estrellas y vuelo te puede salir por menos de 500 euros. ¿A qué esperas para conocer Berlín? Para facilitarte las cosas aquí tienen los 10 puntos imprescindibles para poder presumir de conocerla.

La Puerta de Brandeburgo, el icono de Berlín

1.- LA PUERTA DE BRANDEBURGO. Es el icono de Berlín y posiblemente el monumento más emblemático de Alemania, ya que representa la unidad del país tras la caída del muro de Berlín. Está restaurada y bellamente iluminada, hasta el punto de que a mí me gusta más contemplarla bajo la luz de los focos. La Puerta de Brandeburgo es en la actualidad el centro de los actos más llamativos y pintorescos pero durante 40 años, con la división de la ciudad tras la Segunda Guerra Mundial, se mantuvo en terreno de nadie y no se podía visitar. Fue en 1989 cuando volvió a reabrirse con la gran fiesta de la reunificación.

El remate de la Puerta de Brandeburgo al anochecer

2. EL REICHSTAG. El parlamento alemán luce hoy flamante, como nuevo, en una imagen muy distinta a la de abandono que padeció desde que fue incendiado en tiempos del nazismo hasta su completa restauración, que culminó con su nueva cúpula diseñada por Norman Foster e inaugurada en 1999. Se encuentra junto a la Puerta de Brandeburgo y es recomendable una visita a su interior y contemplar las vistas de la ciudad desde la cúpula de cristal.

El Reichstag con la cúpula de Norman Foster

3. RESTOS DEL MURO DE BERLÍN. Gran parte del muro fue destrozado por muchos berlineses que expresaban así su desahogo contra tantos años de división de la ciudad. Afortunadamente de todo su trazado se ha salvado algún tramo. El más importante es el que se extiende a lo largo del río Spree, de 1.316 metros de longitud y denominado oficialmente East Side Gallery, por haberse convertido es una exposición de pintura. Se encuentra a unos 4 kilómetros de Alexander Plazt, en un recorrido que se puede hacer en metro o caminando.

El tramo conservado del muro de Berlín está totalmente decorado

A lo largo de su más de un kilómetro, numerosos pintores y artistas han plasmado sus obras en el muro, pero sin duda la más famosa de todas ellas es la de “El Beso Mortal”, reproducción de una fotografía del beso de 1979 entre el líder soviético, Breznev, y el de Alemania Oriental, Honecker. Un beso en la boca entre hombres que no es una rareza en los países del Este, pero que en este caso representaba la amistad entre dos países que se desmoronó diez años después con la desaparición de la Unión Soviética. La pintura del beso, del ruso Dimitri Brúvel, siempre está concurrida y es la visita que más disparos de selfies suscita en todo Berlín.

“El Beso mortal” es la obra emblemática del Muro

4.-CHECKPOINT CHARLIE. Tras la construcción del muro, el único acceso de los occidentales a Berlín Oriental era el paso fronterizo conocido como Checkpoint Charlie, situado en la parte estadounidense de la ciudad. Los turistas teníamos que pasar obligadamente por él para visitar Berlín Este, y así tuve que hacerlo yo meses antes de la caída del muro. Fue tal su popularidad entre turistas y berlineses que se optó por mantenerlo como imagen y recuerdo de aquella nefasta división.

El Checkpoint Charlie tiene un gran gancho turístico

El Checkpoint Charlie es en la actualidad una de las más visitas más populares de Berlín y aunque no es exactamente igual al original, sí lo reproduce fielmente. Ahora sólo se utiliza para sacar fotografías junto a los sacos terreros y con los abanderados soldados norteamericanos, para lo cual hay una tarifa si quieres ponerte a su lado y salir en la foto. Creo recordar que cobran tres euros por foto. Al lado hay un museo en el que se exponen fotos e imágenes de la historia del muro.

Un turista con un soldado posa ante el Checkpoint Charlie

5. IGLESIA MEMORIAL DE LA II GUERRA MUNDIAL. La demolición de la iglesia del Kaiser Wilhelm estaba prevista en 1950 por el estado ruinoso que presentaba pero, finalmente, por decisión popular, se decidió conservarla tal cual en memoria de la devastación provocada por la II Guerra Mundial. Hoy es otra de las visitas imprescindibles de la ciudad. Sólo la torre, y en muy malas condiciones, sobrevivió a los bombardeos del gran templo original construido a finales del siglo XIX y con cinco torres, una de las cuales era la más alta de la ciudad.

La decrépita torre recuerda el horror de la II Guerra Mundial

Las imágenes de la destrucción de la iglesia memorial se recogen en una exposición in situ, así como los restos de los bellísimos mosaicos que cubrían sus paredes interiores. En lugar de reconstruir la iglesia se optó por edificar al lado otra de estilo moderno.

La Escultura a la ciudad dividida con la Iglesia del Memorial al fondo

6. ISLA DE LOS MUSEOS. A mitad de camino entre la Alexanderplatz, considerada el centro de Berlín, y la Puerta de Brandeburgo, se encuentra la Isla de los Museos, un territorio rodeado por el río Spree y su canal, que agrupa a un conjunto imponente de museos que aconsejo visitar los jueves, porque abren hasta tarde y, especialmente, porque ese día son gratuitos. Entre los más destacados se encuentra el de Pérgamon, con su impresionante colección de templos griegos y las famosas murallas babilónicas, aunque cuando yo lo visité, en junio del pasado año, no se podían visitar por obras de restauración. Al lado, y en un bello edificio de fachada circular se encuentra el Museo Bode, Famoso por sus esculturas y pinturas del Medievo y Renacimiento, y por su colección numismática.

Fachada del Museo Bode en la Isla de los Museos

Otro museo de la Isla es el Neues, famoso por su colección de arte egipcio en el que destaca el busto de Nefertiti. A espaldas de este museo se encuentra la Alte National Galerie, con su colección de pintura decimonónica con una muestra de los más destacados impresionistas franceses. Y para terminar tenemos el Museo Alter, un destacado edificio neoclásico que alberga una amplia exposición de antigüedades griegas.

El edificio neoclásico de la Antigua Galería Nacional

7. LA CATEDRAL DE BERLÍN. Contigua a la Isla de los Museos, dominando una amplia plaza, no puede pasar desapercibida la catedral de Berlín, un gigantesco templo evangélico construido a caballo de los siglos XIX y XX y restaurado a partir de 1975 de los graves daños que sufrió en la II Guerra Mundial. Del interior destaca su altar y órgano aunque para contemplarlo hay que pagar una entrada de siete euros. El pago permite subir los casi 300 escalones para alcanzar la cúpula, con bellas vistas del entorno urbano.

La Catedral evangélica, el mayor templo de Berlín

8. PLAZA DE LA GENDARMERÍA. La Gerndarmenmarkt es para mí la plaza más bonita de Berlín, a menos de dos kilómetros de Alexander Plazt y en lo que antes era el Berlín Oriental. Su parte central la conforman dos iglesias gemelas, una francesa y otra alemana, separadas por el bello edificio de la Konzerthaus, sede de los conciertos de la Orquesta Filarmónica de Berlín.

La encantadora Plaza de la Gendarmería

9. PALACIO DE CHARLOTTENBURG. Edificio barroco de inicios del siglo XVIII, fue construido en tiempos del rey Federico de Prusia. Se encuentra algo alejado del centro pero bien conectado con el metro, la línea U7. Cuando yo lo visité, el pasado año, estaba en plena restauración, cubierto de andamios y además llovía, lo que me impidió recorrer sus bonitos jardines. Del palacio destacan algunas de sus salas con su mobiliario y decoración original. El precio de la entrada al conjunto de palacio y jardines, de 14 euros, me parece realmente abusivo.

El Palacio de Charlottenburg en plena restauración

10. MONUMENTO AL HOLOCAUSTO. En memoria de los millones de judíos exterminados por los nazis, Berlín cuenta con uno de los mayores monumentos del mundo, compuesto por 2.711 losas de hormigón de distinta altura que ocupan toda una plaza a una manzana de distancia de la Puerta de Brandeburgo. Fue inaugurado en 2005 y cuando penetras en el mismo da la impresión de que te encuentras en un inmenso laberinto de tumbas. Se trata de una obra polémica que suscita opiniones encontradas pero cuya visita resulta obligada.

El monumento al Holocausto, con 2.711 losas de hormigón

PALACIOS DE POTSDAM. Y como guinda de la escapada a Berlín no te puedes perder un desplazamiento hasta Potsdam, localidad situada a apenas 35 kilómetros, para visitar su área palaciega. Se precisa como mínimo medio día para poder visitar los palacios más destacados y los preciosos jardines, aunque yo recomiendo un día completo. La mejor manera de recorrer los 35 kilómetros de distancia es en tren, y una vez en la ciudad coger el autobús urbano que en 10 minutos te deja en la puerta del Palacio de Sanssouci, un edificio de una sola planta, muy alargado, que representa una de las obras más destacadas del estilo rococó. La entrada a los jardines desde donde se contemplan los palacios es gratuita. Para visitar el interior de los palacios hay que pagar 12 euros. Se construyó a mediados del siglo XVIII como residencia privada del rey Federico II de Prusia. La mejor vista del palacio es desde los jardines, desde donde se aprecia el área escalonada de viñedos que conectan la fuente del jardín con el palacio.

El palacio y jardines de Sanssouci en Potsdam

Desde los jardines, por una agradable senda, se llega tras una agradable caminata de 20 minutos, hasta el Palacio Nuevo, un edificio grandioso y para algunos más relevante que Sanssouci. A mitad de camino un indicador señala un pequeño desvío para contemplar el encantador Pabellón de Té, decorado con doradas figuras chinas. No vale la pena pagar un suplemento para contemplar su interior, de escaso interés.

El Pabellón Chino del Palacio de Potsdam

El Nuevo Palacio de Potsdam, de estilo barroco, es inmenso, con más de 200 habitaciones. Enfrente se levantan dos grandes pabellones gemelos destinados a cocinas y servicios. Un gran arco de acceso bordeado por una columnata arqueada remata esta construcción que, con el conjunto de edificios y jardines de Potsdam fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.

El Nuevo Palacio de Potsdam

Una escapada a Berlín para conocer la ciudad requiere de un mínimo de tres días más uno de propina si se incluye Potsdam. La capital alemana no es, ni mucho menos, tan cara como Londres y Paris o Roma. En la actualidad hay vuelos directos a Berlín desde Alicante con Ryanair varios días a la semana por un precio de alrededor de 150 euros con sólo equipaje de cabina y casi 200 con una maleta. Los precios suben algo más en temporada alta.

La Torre de la Televisión, con 368 metros, es la cuarta edificación más alta de Europa

Los hoteles no son muy caros y los de tres estrellas decentes y próximos al centro urbano se pueden obtener por alrededor de 60-70 euros, y un poco más en temporada alta. Para los desplazamientos, el metro te lleva a casi todas partes y puedes también optar por el autobús. En cuanto a la comida, hay obviamente restaurantes para todos los bolsillos, pero para una comida de un plato copioso con bebida en un restaurante medio calcula unos 15 euros, salvo que elijas platos especiales. En definitiva, una escapada para dos personas durante tres noches puede salir por entre 450 y 500 euros por persona todo incluido.

El monumento a Marx y Engels se mantiene en el centro de Berlín

TODAS LAS IMÁGENES DE MANUEL DOPAZO