Nueva York es una ciudad muy cara y más ahora con la depreciación del euro frente al dólar. Viajar allí una semana, que es un tiempo justo para conocerla, te puede esquilmar el bolsillo. Hace menos de un mes que he estado en ella y voy a contar cómo se puede disfrutar de la ciudad sin tener, necesariamente, que arruinarte.

La Estatua de la Libertad es el símbolo de Nueva York

Ir a Nueva York, aunque sólo sea una vez en la vida, es casi una obligación si se quiere conocer a la ciudad más cosmopolita del mundo. Sin embargo, para muchos es un grave problema por razones económicas, porque digan lo que digan algunos, que intentan convencernos de que es barata, Nueva York es una ciudad muy cara. Vital para que el presupuesto no se dispare es amarrar las dos partidas fundamentales del viaje: las del vuelo y el alojamiento.

El skyline del Bajo Manhattan desde el ferry de State Island

Por lo que respecta a los vuelos, hay que evitar por todos los medios viajar en julio y agosto porque en cualquier otra época te va a costar la mitad. Así, en agosto, es casi imposible salvo que lo hagas con varios meses de antelación, conseguir un billete por menos de 900 euros. Por el contrario puedes obtener billetes en estos momentos por muy poco más de 500 euros para la segunda quincena de septiembre, una época ideal para visitar la Gran Manzana, y con salida desde Alicante. Por lo general, las tarifas más baratas son las de Iberia, salvo algún chollo especial. La British también tiene buenas tarifas pero con el inconveniente de que no es directo, ya que tienes que hacer escala en Londres. Con un par de meses de antelación incluso puedes conseguir tarifas más bajas. Yo la conseguí por 438 euros desde Alicante para volar con Iberia la segunda quincena de junio.

Anochecer sobre el centro de Manhattan

El otro gasto clave es el del hotel. Aquí sí nos tropezamos con el problema más grave, ya que en Nueva York, y Estados Unidos en General, los precios de los hoteles están por las nubes, por lo que es una auténtica bicoca encontrar un hotel decente por menos de 100 euros la habitación doble y, en muchos casos, sin desayuno. Si además quieres que se encuentre en la isla de Manhattan, la misión es imposible y si encuentras algo por menos hay que sospechar que algo raro hay detrás, porque lo normal son 200 euros como mínimo. Hay algunos viajeros, los que van en grupo, que recurren a un apartamento, pero sólo es aconsejable y práctico a partir de tres personas. Lo mejor es conseguir un hotel no lejos de Manhattan y cercano a una parada de bus o metro que te conecte en poco tiempo con el centro. En mi caso opté por un hotel que en una parada de metro ya estaba en Manhattan y en cuatro paradas me dejaba en Times Square, el corazón de la ciudad. Era un tres estrellas y con un desayuno buffet sencillo me costó 110 euros por noche la habitación doble. No era una maravilla pero no estaba mal. Eso sí, lo reservé con cuatro meses de antelación, aunque con la opción de cancelar la reserva hasta dos días antes de la ocupación. Una reserva para agosto hecha ahora me hubiera costado el doble.

Sí, evidentemente van a ver la Estatua de la Libertad

En cualquier caso hay que tener muy en cuenta su ubicación, porque a veces ofertan hoteles a 20 kilómetros o más del centro, o situado en el norte de Manhattan, lejos de todo, y también hay que fijarse si el precio que se oferta es el final, ya que en la mayoría de los casos no incluyen la tasa local del 14 por ciento y el impuesto por noche, de unos tres euros.

Times Square atiborrada de pantallas publicitarias

Llega el capítulo de las visitas. Lo primero que hay que señalar es que si se pretende visitarlo todo, es interesante adquirir el Citypass, que por 114 dólares tienes acceso a seis atracciones con un ahorro de 82 euros. Sin embargo, yo no lo recomiendo porque algunas de las visitas que incluye no son imprescindibles, otras necesarias no se incluyen y también hay varias de ellas que las puedes conseguir por otros medios mucho más baratas.

Rascacielos del Bajo Manhattan desde el mirador del One World Trade Center, recien inaugurado

Una de esas visitas imprescindibles es la de la Estatua de la Libertad. Hacerla en el crucero especial a la isla cuesta 18 dólares además de largas colas e ir casi apelotonado en el barco, salvo que vayas temprano. Además, para subir hasta la corona de la estatua tienes que hacer la reserva por internet con mucha antelación ya que sólo se admiten 30 visitas por hora. La alternativa es coger el crucero de Staten Island, que parte apenas 300 metros más arriba, que pasa frente a la estatua y que, aunque parezca increíble en Nueva York, es gratis. Es verdad que no “tocas” la estatua, pero el barco pasa relativamente cerca y puedes hacerte la foto con el símbolo de la ciudad y de Norteamérica.

La Guardia Costera vigila los cruceros turísticos

También es obligado el recorrido en barco por el East River para contemplar el Skyline de Manhattan, incluyendo sus dos zonas de rascacielos, en la parte central y sur, así como pasar bajo sus destacados puentes que unen la isla con Queens y Brooklin. Cualquiera de estos cruceros no cuesta menos de 30 dólares. Sin embargo, con el East River Ferry puedes bordear por el río toda la zona importante de Manhattan por sólo cuatro dólares o seis los fines de semana. Este crucero tiene seis paradas y arranca desde el muelle número 11, en el sur de la isla, y llega hasta la calle 34, muy cerca del edificio de Naciones Unidas. Sale cada 20 o 30 minutos desde las 6,40 de la mañana a las 20,45. Los fines de semana comienza a las 9,35.

El Bajo Manhattan desde un parque de Brooklin

No se puede ir a Nueva York sin subir a la terraza o mirador de alguno de sus rascacielos. Precisamente el pasado 29 de mayo se inauguró el mirador de la torre One World Trade Center (OWTC), por lo que cuando yo la visité hacía menos de un mes de su apertura. Es la torre situada en plena Zona Cero y en la actualidad el cuarto edificio más alto del mundo, con 541 metros, muy por encima de las desaparecidas torres gemelas. Desde ella tienes todo Manhattan a la vista a través de unos grandes ventanales de 360 grados. El único reparo es que los cristales no son totalmente antirreflectantes por lo que hay que tener cuidado con los reflejos al sacar fotografías. La subida al observatorio del OWTC tampoco se incluye en el citypass. Lo mejor para evitar las gigantescas colas que se forman es comprar la entrada por internet, ya que te ahorras la cola de la compra de entradas, aunque no puedes evitar la de entrada al observatorio, que puede demorar la entrada entre 30 y 60 minutos. Un inconveniente de la compra por internet es que tienes que fijar día y hora, por lo que lo mejor es hacerlo consultando el pronóstico del tiempo ya que puedes encontrarte con que subes al mirador y no ves nada porque las nubes y la lluvia lo impiden. Los 28 euros de la entrada son obligatorios ya que no conozco procedimiento alguno para rebajarlos.

Los amplios ventanales del mirador del One World Trade Center

A ser posible, es importante completar la vista aérea de Nueva York con el Empire State, porque permite otro punto de vista muy distinto ya que se sitúa en el centro de la isla, frente al OWTC, que está en la zona sur. Viene a costar lo mismo y tampoco hay fórmulas de ahorro, aunque este sí se incluye en el citipass. Puedes comprarlo por internet para evitar la cola de compra y tiene la ventaja de que este sí que puedes utilizarlo cualquier día y a cualquier hora, por lo que puedes escoger un día de buena visibilidad y soleado.

Vista del Bajo Manhattan desde el mirador del Empire State

Para la visita a los museos hay que seleccionar los días y horas que algunos de ellos son gratuitos. Así, te ahorras los 25 dólares de la entrada para ver el Museo de Arte Moderno (el famoso Moma), reservando la visita para el viernes por la tarde, de 16 a 20 horas. Un día después, el sábado, otro museo relevante de arte, el Guggenheim, es también gratuito, evitando el pago de su precio habitual, de 18 dólares. El otro museo imprescindible, el de Historia Natural, cuesta 16 dólares, pero es un precio sugerido, de forma que echándole un poco de cara, puedes pagar menos convenciendo a los porteros.

El mirador del Empire State está en el exterior

Por supuesto que Nueva York es una ciudad ideal para patearla, recorriendo sus zonas más emblemáticas, entre las que se incluyen Times Square, con la mayor concentración mundial de pantallas de TV publicitarias, el área financiera con Wall Street, Chinatown, Greenwich Village, el encantador Central Park, el Soho, y tantos otros lugares. Por cierto que en los últimos años se ha añadido otro atractivo a la ciudad, y es el del parque aéreo habilitado en un antiguo trazado ferroviario recuperado como zona verde y de recreo. Me asombré al recorrerlo y contemplar como una zona degradada se ha convertido en un área de expansión repleta de zonas ajardinadas. Tiene una extensión de 2,3 kilómetros y su coste ha superado los 150 millones de dólares.

El rincón dedicado a John Lennon en Central Park está casi siempre muy concurrido

Queda otro capítulo importante como es el de las comidas. Lo primero que hay que advertir es que si vas a Nueva York con un presupuesto ajustado despídete de restaurantes de categoría, porque los precios son astronómicos. Tampoco significa que tienes que recurrir a los puestos callejeros o a la comida basura. Hay que tener en cuenta que el precio de las cartas de los restaurantes son engañosas ya que nunca te incluyen las tasas, que rondan el 8 por ciento, ni tampoco la propina, que en Estados Unidos es prácticamente obligatoria, y que representa entre el 15 y el 22 por ciento. Por tanto, recuerda que a cada plato tienes que añadirle alrededor del 25 por ciento para conocer el precio exacto. La única excepción para no pagar propina son los restaurantes de comida rápida, algunos bastante decentes, que te sirven los platos en la barra y que tú mismo llevas a la mesa. En Nueva York encuentras restaurantes de todo tipo y procedencia, incluso entre los baratos. Puedes elegir entre cocina oriental u occidental, y entre vegetariana o no, y hasta los que venden exclusivamente ensaladas, con todo tipo de ingredientes y que tú mismo seleccionas en unos envases especiales. Lo puedes consumir en mesas del propio establecimiento a precios muy asequibles. En estos restaurantes, en los que tú mismo te sirves la comida o la recoges en la barra, puedes comer por entre 10 y 12 dólares. Si optas por el servicio de camarero calcula entre 12 y 15 euros seleccionando platos baratos.

La gente es también un motivo de atracción de Nueva York

Dejo para el final el tema del transporte. Si se viaja en grupo de cuatro personas no es disparatado coger el taxi ya que un trayecto normal cuesta entre 10 y 12 dólares incluyendo la propina, lo que supone lo mismo que el metro, que sale por tres dólares el billete. No obstante, para estancias de siete días lo mejor es recurrir a la Metrocard de una semana, que sale por 31 dólares incluyendo metro y bus. No hay que olvidar, sin embargo, que lo mejor de Nueva York es patearlo por lo que, bien planificado, sólo es necesario coger el transporte público un par de veces al día.

Protesta de trabajadores de la NBC

Un último detalle. Si no hablas ni una palabra de inglés no tengas reparos de ir a la Gran Manzana. Hay que tener en cuenta, y lo notas en cuanto pisas sus calles, que Nueva York es la segunda ciudad del mundo de habla castellana, y en todo restaurante o local de trabajo encontrarás alguien que habla español. Incluso en el metro la mayoría de sus usuarios son hispanoparlantes. Tampoco tengas reparos por la seguridad, porque hay policías por casi todas partes y la delincuencia ha descendido notablemente en los últimos años.

Manhattan está repleto de policías

TODAS LAS IMÁGENES: MANUEL DOPAZO