Sólo recuerdo haber sentido envidia (de la mala, de la que corroe por dentro) en una situación. Hace años, estuve durante mucho tiempo viajando con frecuencia a China. Eran viajes muy largos, de entre diez y doce horas de vuelo. Y, aunque, como decía entonces mi madre (quizá para consolarme), todos llegábamos a la vez, no era lo mismo hacer todas esas horas de viaje en primera clase que en clase turista, que es donde iba yo. Con el agravante de que normalmente nos hacían entrar al avión pasando por la clase business. En muchos aviones, había incluso dos clases superiores, para más rechinar de dientes: business class y first class. Y para llegar a mi asiento cutre de turista tenía que ver primero cómo iban a viajar los afortunados (en ese momento, objeto de mi envidia) de las clases superiores. Y yo me acuerdo que eso me ponía de muy mala leche.

Pues bien, resulta que hay un estudio de marzo de 2016 de la Universidad de Princeton, en el que se estudió si había correlación entre que hubiera separación entre turista y primera en los aviones, además que esa separación se mostrara tanto a los pasajeros de primera como a los de turista con que se dieran mayores índices de malestar (puedes leer el artículo completo pinchando aquí). Pues bien, resulta que sí hay correlación. Y esto lo midieron nada menos que por el porcentaje de malestar, altercados o riñas que había en los pasajeros. Comprobaron que en los vuelos en los que había separación entre clases, los de clase turista discutían cuatro veces más que cuando no había esa separación.

Pero ojo, el malestar no aumentaba sólo para los pasajeros que viajaban en turista. Cuando a los de primera clase se les había paseado por turista para llegar a su asiento y habían visto que los de clase turista iban con peores condiciones, se daban hasta once veces más conflictos entre estos pasajeros.

Este experimento demuestra que la desigualdad entre clases no favorece en su estado de ánimo, y por tanto en su conducta, ni a los que están más ni a los que están menos favorecidos. Al menos, en ambientes sociales como un avión.