Bienvenidos al maravilloso mundo de los micropicores. Los micropicores en Comunicación No Verbal Científica son fruto de vasodilataciones de los músculos o partes del cuerpo que desearíamos activar pero que finalmente controlamos para no expresar demasiado violentamente nuestros impulsos o emociones. Por tanto, no nos referimos al picor que sentimos cuando tenemos un granito o la piel seca, etc., sino a la especie de pequeña descarga eléctrica que nos pica de repente, y que, al rascarnos, desparece en unos segundos.

Hay micropicores para todos los gustos y situaciones: de ira, de incomodidad, de autoridad, de represión de la ayuda, de las cargas que soportamos, de búsqueda de información en nuestro cerebro, de duda, de represión de la comunicación, de la espontaneidad, de introversión, de curiosidad, de mentira,… Y, por supuesto, de seducción. Hace un tiempo explicaba uno de los micropicores de seducción con la ayuda de Charlize Theron (puedes volver a leerlo pinchando aquí).

Hoy os voy a hablar de otro micropicor que implica seducción. Pero antes os quiero aclarar que las personas que tienen una pareja estable no van a ver habitualmente un micropicor de deseo en su pareja y ellos mismos no lo van a sentir. No estoy diciendo que el deseo se acabe en cuatro años, como dicen en muchos blogs. Ni mucho menos. Simplemente, es que los micropicores nacen como síntoma de un malestar. En el ámbito de la seducción, ese malestar suele ser la represión del deseo. Por eso, en una pareja consolidada, al no haber represión del deseo, el micropicor desaparece.

Para aquellos que en cuanto han leído el título han pensado que lo que pican son los genitales (parece lo obvio), siento defraudarles: los micropicores en la zona genital tienen que ver la dominancia, y son más frecuentes en los hombres que en las mujeres. De hecho, el señalar de alguna forma los genitales va en la misma línea, se trata de un gesto de dominancia.

Así que no van por ahí los tiros. Os voy a hablar del micropicor en la parte interna del antebrazo izquierdo. Cuando nuestro antebrazo izquierdo se irriga, es significativo de un deseo de acercamiento hacia la otra persona. La microcaricia del antebrazo izquierdo, con éste abierto hacia el interlocutor, es el de una persona entregada a ese momento de seducción. Además, normalmente, la cabeza se relaja, se distensiona, y suele inclinarse hacia el hombro izquierdo. Si ves ese gesto, adelante. Todo está preparado para avanzar un poco más en la relación.

Sin embargo, cuando pica es porque ese deseo de acercamiento, igualmente presente, se está intentando reprimir. Ese malestar produce el picor que, a diferencia de la microcaricia, necesita las uñas o una superficie con canto (por ejemplo, el canto de la mesa) para apaciguarse. Así que, si ves ese micropicor en la persona que estás empezando a conocer, ya sabes, pónselo fácil para que venza sus últimas resistencias.