Más que un debate, yo lo que he visto han sido mini-monólogos alternos de unos y otros.; monólogos aprendidos o leídos, en la mayoría de las ocasiones, en los que se repetían muchas veces las mismas ideas y ataques, como si de un mantra se tratara. Ha habido muy poco diálogo entre los candidatos. Todo estaba muy medido y encorsetado. La verdad es que, en ese sentido, he echado de menos el debate a cuatro de las pasadas elecciones.

Dicho esto, vayamos con el análisis no verbal de los candidatos, por orden inverso de votos, como han intervenido ellos en primer lugar:

ALBERT RIVERA:

Creo que a los que hemos visto el debate nos ha quedado claro a por quién iba: a por Pablo Iglesias en primer lugar y a por Rajoy en segundo lugar. Prácticamente no se ha dirigido a Pedro Sánchez.

Su apariencia ha cambiado respecto al anterior debate a cuatro de diciembre: se ha quitado la corbata. Si esto lo unimos a los ataques contínuos a Pablo Iglesias, podemos entender que se está dirigiendo a los votantes de Podemos, buscando quizá votos en el sector más “moderado”, los que quizá se sientan más incómodos con la unión de Podemos con Izquierda Unida.

Me ha sorprendido gratamente, como ya lo hizo en el cara a cara con Pablo Iglesias de hace unos días, dominando los gestos manipuladores que le caracterizan y que suelen delatar sus nervios. Ha tenido una actuación más que correcta en lo que a su comunicación no verbal se refiere.

Ante las respuestas de Rajoy a sus ataques, hemos podido ver a veces el mentón levantado de Albert Rivera, desafiante.

Punto negativo en el minuto final, en el que se ha notado mucho que el discurso estaba memorizado, por la voz, diferente a la que le hemos escuchado en el resto del debato y al hacer la transición de expresión facial de ira a alegría en un momento, justo cuando pedía el voto. Fijaos en estos dos fotogramas, que se han sucedido con muy pocos segundos de diferencia.

PABLO IGLESIAS:

Se ha vuelto a quitar la corbata. En serio, por favor, que dejen la corbata tranquila. La estrategia de la corbata para arriba y la corbata para abajo es muy burda. Yo creo que los electores tenemos más nivel que eso. Y ellos también. Podemos entender las posiciones de unos y otros sin necesidad de que utilicen algo tan obvio como la corbata. No digo que tenga que llevar corbata. Digo que sea coherente y no se la ponga para actos poco formales o para presentar su programa “Ford Apache” y luego se la quite para acudir a un debate entre candidatos a la Presidencia del gobierno.

Dicho esto, es el que más expresividad facial ha mostrado. Algo digno de mención, teniendo en cuenta lo artificial de la gran mayoría de intervenciones. Ha realizado diversas expresiones faciales de ira, con la glabela muy visible (la arruga que nos sale entre las cejas cuando las bajamos y juntamos).

También ha mostrado una sonrisa sarcástica cuando Albert Rivera le ha dicho "no esconda el lobo con piel de cordero".

Ha habido algunos momentos en los que parecía estar dando un mítin más que debatiendo: mirando a los moderadores, levantaba la voz en exceso (por ejemplo, cuando ha hablado de las puertas giratorias).

Cuando Albert Rivera se ha referido a la “financiación inmoral” de Podemos a través del régimen de Maduro, Iglesias ha aumentado el volumen y ha aparecido la expresión de ira, en uno de los pocos momentos de debate en este debate.

Ha utilizado su minuto de oro para transmitir alegría y esperanza, con un discurso bastante fluido. Si estaba memorizado, lo ha recitado muy bien.

Le ha restado fuerza el murmurear hacia Pedro Sánchez “no soy yo el rival”, cuándo éste le recriminaba algo, mientras negaba con la cabeza mirando hacia abajo y luego hacia arriba, como un padre que ve a su hijo equivocarse.

Ha mostrado incomodidad con la mano izquierda en el bolsillo, un gesto que refleja la voluntad de "no estar ahí".

PEDRO SÁNCHEZ:

Ha optado por el mismo estilo de traje y corbata que en el anterior debate a cuatro. Es el que ha mostrado la expresión facial más seria durante todo el debate, no dejándose seducir por las palabras de Pablo Iglesias, que buscaba la afiliación con él. Sólo ha mostrado alguna sonrisa sarcástica de desaprobación en algunas intervenciones de Rajoy. Apenas ha sonreído al final de su minuto de oro.

Sí hemos podido ver una expresión facial de tristeza al referirse a la crisis de los refugiados.

Me ha llamado mucho la atención que, a diferencia de los demás candidatos, cada vez que intervenía Rajoy, Sánchez se volvía hacia él, buscaba el enfrentamiento con él.

Enfrentamiento que no ha encontrado, puesto que Rajoy no le miraba ni le contestaba directamente.

En su minuto de oro, ha utilizado el "tú", en lugar de "Ud." del resto de candidatos. Ha querido acercarse más a nosotros.

RAJOY:

Ha salido bastante airoso del debate. Decía mi abuela que dos no riñen si uno no quiere. Rajoy no ha debatido prácticamente. Se ha limitado a enseñar unos recortes y unos gráficos, y a manifestar su satisfacción por todo lo que está bien. Ha llenado el atril de post-it amarillos donde estaban sus intervenciones. No contestaba directamente a sus adversarios, sino que aprovechaba sus turnos para lanzar los mensajes positivos de recuperación y buen clima que contenían en sus notas.

Ha habido un momento especialmente incómodo para él, cuando el moderador Vicente Vallés le ha dicho que hace cuatro años también prometió que no iba a bajar los impuestos, y los subió. Rajoy ha tardado en reaccionar, y lo ha hecho con un "que yo subí qué", mientras con el cuerpo se iba un poco hacia atrás. La pregunta le había incomodado.

El minuto de oro ha sido muy llamativo en el caso de Rajoy, por la cantidad de tics nerviosos que han aparecido en ese momento. Puedes pinchar aquí para ver el vídeo.

Conclusión: no sé si alguien ha ganado o perdido en este debate, porque no ha habido prácticamente debate. Hemos visto una sucesión de monólogos recitados con mayor o menor acierto, pero poco diálogo. Ahora entiendo por qué les cuesta llegar a acuerdos. No se hablan. Esperan a que el otro acabe para leer sus notas. En el caso de Rajoy, sus post-it.