Dicen que la primera vez que hacemos algo es cuando más nerviosos nos ponemos, cuando más podemos fallar. En el caso de Rita Barberá, que ha comparecido hoy por segunda vez en poco tiempo para dar cuentas por temas de corrupción, esta regla se cumple. Mucho más confiada y cometiendo menos deslices no verbales que la primera vez que compareció ante los medios hace unas semanas, hemos podido ver más bien gestos para reafirmar su autoridad que gestos de nerviosismo.

En concreto, ha reafirmado su autoridad durante toda la rueda de prensa ayudándose de sus dedos índices, tanto el derecho como el izquierdo, y señalando con ellos a los periodistas a los que se dirigía en el turno de preguntas. Cuando yo hablo señalando con el dedo índice, que representa mi autoridad, mi ego, estoy dando fuerza a lo que afirmo. Sin embargo, Rita abusa de ese gesto durante toda la rueda de prensa y eso hace que pueda llegar a ser incluso molesto. A nadie nos gusta que nos hablen señalándonos excesivamente con el dedo índice, porque nos resulta agresivo. Rita Barberá da fuerza a sus palabras pero resulta un tanto agresiva en ese sentido. Ha sido muy relevante ese dedo índice cuando una periodista le ha preguntado por Mari Carmen García Fuster. Barberá ha afirmado que mantiene una amistad de más de treinta años con la familia señalando ostentosamente con el índice, como un dedo acusador hacia la periodista.

La autoridad se ve también reforzada con la microtracción que hace contínuamente al nudo de su pañuelo del cuello; es decir, tira brevemente hacia fuera del pañuelo. Lo que en un hombre podría ser el nudo de la corbata, en Rita Barberá se traduce en el nudo del pañuelo. Reafirma su autoridad con esa microtracción, en momentos en que siente que ésta puede estar en entredicho.

Donde sí hemos podido ver una duda o incongruencia ha sido cuando una periodista le ha mencionado si sabía algo de unos "libritos escritos a mano" con regalos que se le entregaban a ella. Ha hecho un movimiento vertical de hombros (leve y muy rápido levantamiento de los hombros, gesto que se hace de forma inconsciente), a la vez que lo negaba. Además, ha acabado su contestación con una sonrisa asimétrica hacia la periodista. La sonrisa asimétrica, aquella en la que se levanta más una comisura que otra, corresponde a la emoción del desprecio.

Pero, como ya hiciera Pablo Iglesias con un boli en el famoso debate a cuatro en las elecciones, Barberá ha utilizado un clip durante toda su comparecencia, que no ha abandonado hasta que ha comenzado el turno de preguntas de los periodistas. Ha estado contínuamente jugando con ese clip, que no es sino una muleta, un gesto manipulador que sirve para que salgan los nervios por ahí, en lugar de mostrarlos en sus palabras o expresión facial. De hecho, ese juego con el clip se ha intensificado cuando ha manifestado que agradece y acepta el ofrecimiento del juez para declarar. El clip nos da la pista sobre los nervios de Rita Barberá.