El Rey Felipe VI protagonizó ayer en Yuste un momento que algunos medios han calificado de "simpático", cuando una anciana le pedía trabajo para los jóvenes. Al margen de que a mí personalmente no me parezca una escena simpática sino más bien agria debido a lo que trasciende de fondo en esta petición (por supuesto, es una opinión personal, y puedo estar equivocada), me gustaría que echarais un vistazo a la escena, fijándoos en el apretón de manos de la anciana al Rey.

Todos podemos extraer más o menos una conclusión de la escena: la anciana da la mano derecha al Rey y con la izquierda le retiene para que no se vaya mientras le pide que busque trabajo para los jóvenes. Sin embargo, si nos fijamos en los detalles, podemos extraer alguna conclusión más.

Lo primero en lo que podemos fijarnos es en el tipo de apretón de manos. Hay bastantes formas de dar la mano a alguien, y, en esta ocasión, podríamos decir que se trata de un apretón de manos encogido reforzado. Me explico. Cuando, mientras con la mano derecha doy la mano a alguien, con mi izquierda toco su brazo derecho, estoy haciendo un apretón de manos reforzado. Puedo tocar desde su mano derecha hasta su hombro derecho. Los matices, según la altura a la que se refuerza, varían. Así, un apretón de manos reforzado en la mano (con mi mano izquierda toco la mano derecha de mi interlocutor), se da en señal de amistad, cercanía, afectividad. Si el refuerzo se produjera en el hombro del interlocutor, tendríamos que hablar más bien de dominancia (siempre que los dos interlocutores no sean amigos, en cuyo caso, se trata simplemente de una forma de reforzar ese vínculo afectivo).

Pero es que, en este caso, el refuerzo no se produce en una zona habitual como podría ser la mano, el antebrazo, el codo o el hombro. La señora refuerza en la muñeca del Rey.

Esto, más que un refuerzo al apretón, es una prensión a la muñeca, lo que hace que el Rey no pueda "escapar con facilidad". Si lo intentáis vosotros en casa, veréis que es mucho más fácil "escabullirse" de un apretón reforzado en la mano que de un apretón de manos mientras nos cogen la muñeca. Esta acción de la anciana parece premeditada, si nos fijamos en cómo inicia el movimiento, con la mano izquierda lista para prender la muñeca del Rey.

Además de reforzado (o más bien con prensión), el apretón de manos es encogido. ¿Qué quiere esto decir? Que la anciana tira del brazo derecho del Rey hacia ella.

El hecho de hacer modificar a la otra persona su postura hacia donde nosotros queremos ya es indicador de dominancia. Evidentemente, el Rey está dejando hacer a la señora. Si, en lugar de una anciana, se hubiera tratado de un chico de veinte años, es muy probable que el Felipe VI no hubiera permitido ese tipo de apretón de manos y lo hubiera contrarrestado (está más que acostumbrado a estos gestos, y sabe muy bien cómo contrarrestar los apretones de manos que no le interesan). En este caso, sin embargo, el Rey no sólo permite ese tipo de apretón sino que se inclina hacia delante, para escuchar a la señora.

Pero la cosa cambia cuando lo que ella le dice es una reclamación: que dónde está el trabajo para los nietos, para los jóvenes (min. 0'26). Ahí podemos ver que el Rey se levanta, se aleja de la anciana. Si lo que ella le decía le hubiera gustado es probable que hubiera mantenido la posición inclinada durante su contestación. Pero no ha sido el caso, y se levanta enseguida, y, mientras le contesta, dirige su cuerpo hacia donde está el resto de público.

Como podemos suponer, se trata de una situación incómoda (que no simpática) para el Rey la de tener que responder a estas reclamaciones de la ciudadanía, pero posiblemente, inherente a su cargo.