Seguro que tendréis vuestras propias claves si es que sois del numeroso conjunto de personas que siente animadversión hacia el nuevo Presidente de Estados Unidos. En esta lista, reflejo cinco claves no verbales de esa sensación de antipatía hacia él, pero seguro que no son las únicas.

1- Agresividad en la argumentación

Su expresión facial más habitual es la de ira. Expresa a través de esa emoción la mayoría de sus argumentos. Su dedo índice sobresale en multitud de ocasiones.

En ocasiones, vemos su boca en forma de embudo, que deja al descubierto los dientes inferiores. Se trata de una expresión clara de ira. La ira no es una emoción que invite a la comunicación, al diálogo, a la afiliación. La ira genera ira.

Incluso cuando intenta ser amable, podemos ver cierta agresividad.

2- Falta de expresión afable

A pesar de que exprese con irascibilidad muchos de sus argumentos, podríamos ver expresiones faciales de alegría cuando se encuentra en situaciones más amables, por ejemplo, al saludar a su esposa o a un niño. Sin embargo, lo que debería ser una sonrisa sincera en esas situaciones, suele ser una sonrisa falsa o social; es decir, forzada. No suele sonreir de verdad sino de forma falsa, moviendo sólo el músculo de las comisuras (cigomático mayor) y no el que rodea a los ojos (orbicular oculis). Aunque sea de forma inconsciente, lo percibimos.

3- Comportamiento de su esposa

En Estados Unidos, la esposa del Presidente está también en un primer plano, a diferencia de España, en que apenas tiene visibilidad pública. Por eso, su comportamiento no verbal también nos influye en la opinión que nos hacemos del Presidente. En el caso de Melania Trump, vemos mucha expresión facial, gestos y posturas de lo que podría corresponderse con emociones relativas a la sumisión, el miedo, la tristeza o la preocupación. Eso repercute directamente en la imagen del Presidente. Porque asociamos estas emociones con el que pensamos que es el causante: el propio Presidente.

4- Su comportamiento hacia su esposa

Frío, distante, poco detallista y caballeroso. Así podríamos ver a Donald Trump al atender a su esposa, al menos en los actos públicos. Y la cosa se agrava cuando se hacen comparaciones con el Presidente saliente, especialmente amable y atento con su mujer. Esto hace que lo percibamos aún más frío y poco caballeroso.

5- Su apariencia

Es multimillonario. Y quiere que se note. Así nos lo hace ver en algunas fotos, como la de más abajo. La opulencia no invita a la empatía por parte la mayoría de personas que no estamos en esos niveles de riqueza. No empatizamos con ese estilo de vida. Tampoco resulta atractiva (me refiero al sentido amplio de la palabra atractiva, es decir, que atrae) una pareja que se aleja del estándar americano: señor rico de 70 años con una ex-modelo 30 años más joven que él. La mayoría de personas, no se ven reflejadas en ese modelo.