El sexo de reconcialiación no tiene por qué ser algo malo, pero de convertirse en continuo y rutinario podría transformarse en algo negativo para la pareja.

El sexo tiene innumerables variedades, y entre ellas, una de la que no se suele hablar tanto es el sexo de reconciliación. Hay parejas que se acostumbran a tener relaciones sexuales después de tener una bronca.

A veces en las relaciones aparecen discusiones fuertes que terminan con reconciliaciones en la cama. Para muchos es casi una experiencia romántica, para otros una forma de disfrutar del sexo de la mejor manera.

Sexo de reconciliación, una experiencia con efectos secundarios

Los sexólogos dicen que en ocasiones estas relaciones son intensas y dan más placer que una relación sexual al uso. A pesar de que para algunos sea bueno, este tipo de dinámicas pueden ser dañinas para la pareja.

Los motivos por los que les resulta más placenteros pueden ser variados. El caso es que pelear activa una respuesta física de nuestro cuerpo llamada “fight or flight” (pelear o volar). Este tipo de respuesta física es la encargada de que nuestro cuerpo tenga un aumento en la percepción sensorial al liberar neurotransmisores. Este tipo de respuesta visceral fuerte es la responsable de que se sienta más de lo que es normal.

Podría decirse que es similar respuesta a la que uno tendría que enfrentarse con un animal salvaje o un peligro como un ladrón. El cuerpo se ajusta para sobrevivir, amplificando los sentidos, algo que se puede notar a la hora de sentir más la relación sexual. Pero una cosa que no hay que pasar por alto es que las peleas generan una reacción de estrés.

En caso de que la pareja convierta esta práctica en algo normal para tener intimidad a nivel sexual, suele evitarse atender las dificultades como es debido, por lo que la relación no se consolida. El abismo en la comunicación aumenta, la confianza se reduce y la pareja suele entrar en una dinámica complicada en la cual parece que sea necesaria la violencia para poder tener unas relaciones sexuales satisfactorias para ambos.

Al final, suele ocurrir que en algún momento termina herida alguna de las dos partes de la relación. Estamos pues ante un tipo de parejas que deben preocuparnos más, especialmente si se repiten. Esto implica que no hay capacidad para resolver conflictos sin una pelea.

El fin es que se termina chantajeando a la pareja, usando la gratificación sexual sin que se sepan las consecuencias que tiene el conflicto, lo puede convertirse en algo rutinario.

Una vez sabido esto, esperamos que el sexo de reconciliación sea más algo aislado que una práctica común, pues los peligros de que se convierta en eso son muy nocivos para la pareja.