En el espacio del deseo es donde mejor se palpan las desilusiones. Y cuando una mujer se mete en la cama con un hombre poco hábil en el arte amatorio, en ese momento ¡silencio, se rueda

Si tenemos en cuenta que, por lo general, el proceso de excitación y consecución del orgasmo es más lento en las mujeres que en los hombres, son ellas las primeras interesadas en tener pensamientos eróticos que intensifiquen el deseo (el 83% de las mujeres utilizan las fantasías sexuales para potenciar su excitación sexual y un 70% las utilizan para llegar al orgasmo).

Sin embargo, un hombre apasionado conseguirá que la mujer centre toda su atención en él y no meta a nadie más entre ellos. ¿A qué es debido? A que la mujer desea algo muy sencillo: sentirse deseada.

Gracias al psicoanálisis sabemos que las mujeres y los hombres fantasean en igual medida imágenes mentales que pueden contener una escena completa o sólo recortes o imágenes aisladas. Hacer sexo con un desconocido, con otra mujer, con muchos hombres, transformarse en una mujer tremendamente sexy, hacerlo en lugares públicos o que la miren mientras lo hace son las fantasías femeninas más extendidas. Pero hay una menos confesable entre los sexytrending topic

Según el estudio Women’s Erotic Rape Fantasies

Las fantasías eróticas de las mujeres parecen ser mucho más complejas que la de los hombres, pues al igual que los sueños, proceden del inconciente y expresan deseos y conflictos profundamente arraigados. Y la mujer sigue siendo un principio de incertidumbre -muy al contrario de lo que afirmó Baudrillad-. El propio Heisenberg advirtió que 'a una partícula no se le puede medir de forma precisa la posición y el momento lineal'. Algo parecido sucede con la mujer. Ya Ovidio, conciente del misterio que despertaba la sexualidad femenina creó un personaje hermafrodita que podía inmiscuirse entre ellas y descubrir cómo sentían realmente. Incluso para Helen Kaplan, autora de 'La nueva terapia sexual,

Sin embargo, según algunas teorías evolucionista, a lo largo de la Historia de la Humanidad las mujeres han tenido que sufrir asaltos, violaciones fortuitas, aceptar relaciones sexuales de forma forzada, e intercambiar comida o favores por sexo. Aquellas que no mostraron una respuesta sexual vaginal automática ante determinadas pistas o claves de su entorno experimentaron heridas que desembocarían en enfermedades o en la muerte, y por ello no pasaron esas características a su descendencia (parte de esta respuesta sexual femenina está diseñada para la autoprotección en casos de abuso).

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Cuidado. No entendamos que las mujeres quieren que las violen. Sólo tratamos de entender la fantasía de la violación. Los estudios que giran en torno a la explicación de cómo una actitud tan abyecta puede ser fuente de excitación sexual señalan que la mujer se erotiza al pensar que su belleza puede provocar que el hombre elegido pierda el control y se vea obligado a forzarla. Según una tesis de J. Benjamin es 'el goce que la transgresión proporciona', y que nos devuelve la libertad prehistórica allí de donde procedemos, de la región brutal del puro apetito animal. En palabras de Sophie Cadalen “el encuentro sexual es un combate inconsciente en el que nuestros deseos luchan, en el que cada uno alterna entre la sumisión y el poder”. Meana lo explica muy bien: “Las mujeres quieren algo contradictorio, están ante una especie de dilema. Quieren cuidado, protección, atención, empatía y cariño, pero a la vez quieren ser lanzadas contra la pared sin que haya verdadero peligro. Quieren un troglodita comprensivo, todo a la vez“.

La bella durmiente moderna ya no se duerme como decreta el hada para preservar su virginidad.

Llegados hasta aquí, aclaro tres puntos antes de finalizar: 1. En una mujer la distancia que separa la fantasía de la realidad puede ser infinita. 2. El hecho de que la mujer moderna se sitúe en un plano individual no significa que haya abdicado del derecho a la galantería del hombre. 3. Un buen porcentaje de mujeres no recurre a la fantasía porque su pareja, sin ser un mètier

Esta ideología 'femenina-victimista' actual nos hace daño a las propias mujeres. No es más que una caricatura de la verdadera mujer, a la que impide que domine en el reino más profundo. Dice Camille Plagia que 'el hombre ha gobernado tradicionalmente la esfera social; el feminismo le dice que se eche a un lado y comparta su poder. Pero la mujer gobierna la esfera sexual y emocional, y ahí no tiene rival'. Dice Camille Plagia que 'el hombre ha gobernado tradicionalmente la esfera social; el feminismo le dice que se eche a un lado y comparta su poder. Pero la mujer gobierna la esfera sexual y emocional, y ahí no tiene rival'.

Es posible que sólo cuando el feminismo se serene y permita el regreso de la antigua identificación de la mujer y su naturaleza en su pleno y perturbador poder, la violencia entre géneros dejará de ser un enigma, tanto en la realidad como en la fantasía.

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