Ya quedan poco días para que nuestros hij@s acaben el curso, y es bastante típico que los padres regalen algo como triunfo si las notas recibidas han sido buenas. Tradicionalmente se relagaba una bici para usarse durante las vacaciones, pero en estos tiempos tan avanzados tecnológicamente seguro que ese obsequio no sería considerado como una recompensa por parte del niñ@.

Es verdad que las nuevas tecnologías han provocado grandes cambios en el bienestar diario de las personas, pero también es cierto que han influido (y en exceso) en el comportamiento y en los hábitos de ocio de nuestros pequeñ@s. Si le preguntas a mi sobrina de 8 años cual es su juguete favorito, con total rotundida contestará el móvil, ya que según ella en un aparatito tan pequeño alberga tanto ocio que ningún otro juguete puede proporcionar.

Son varios los estudios que confirman que un uso moderado del ordenador, consola o móvil puede llegar a ser bueno para el aprendizaje y para que los más jóvenes desarrollen nuevas capacidades. Pero con la aparición de los smartphone ya hemos pasado a tolerar una sobreexposición de nuestros hij@s hacia estos dispositivos, ya que son capaces de mantenerlos quietos y callados desde el primer segundo hasta un buen número de horas. Lo utilizan para jugar, chatear, conectarse a Internet e incluso seguro que le sacan más provecho que cualquier adulto.

Este exceso del uso de los smartphone por parte de los más pequeños ya está creando serios problemas de comportamiento que además se acentúan por la pasividad de los padres en el control de su utilización. Muchos niñ@s ya no salen a jugar con los amigos, lo hacen a través de la Play conectándose a red, a duras penas se ven a chavales jóvenes por los parques o los centro de ocio, ahora el lugar de reunión es en su propia casa a través del Wifi.

Otro gran problema que hemos tolerado los padres, es que no solo le dejamos un móvil o una táblet normal, sino que encima le compramos un modelo que posee más prestaciones que los utilizados por cualquier adulto. Antes aún se podían encontrar dispositivos adaptados a niños, pero ahora ya son muy díficil de obtener debido a la obsesión por actualizarnos cada año con la mejor marca del mercado.

Es cierto que siempre deseamos lo mejos para nuestros hij@s, pero empiezo a preocuparme seriamente cuando empiezan a pedirme que le compres el Iphone si sacan buenas nota. Tal vez sea mejor regalarle una semana en un campamento de verano.