En HBO, dos papas imaginados por Paolo Sorrentino. En Netflix, la historia de dos pontífices reales contada por el brasileño Fernando de Meirelles. Y en Movistar, el documental true crime sobre la secta del Palmar de Troya surgida al final del franquismo y liderada por el apócrifo papa Clemente. De manera casi simultánea, llega a las plataformas digitales todo un repóquer de papas. Cinco pontífices de estilos muy marcados en tres títulos muy diferentes entre sí. ¿Será que la contraprogramación ha llegado también a las plataformas digitales?

La más singular e irreverente del pack es The New Pope, concebida para la HBO por el cineasta italiano Paolo Sorrentino con vocación de ser polémica. La serie satiriza el funcionamiento de los resortes del poder en el Vaticano. Ese grupo de monjas en ropa interior bailando música electrónica ante un crucifijo de neón durante los títulos de crédito es un claro aviso de lo que vamos encontrarnos. Se vende como una nueva serie, cuando en realidad es continuación directa de The Young Pope (2016). En aquella primera parte, veíamos la llegada al Vaticano del primer papa norteamericano, Lenny Belardo (Jude Law) y que adoptaba el nombre de Pío XIII. Aunque su juventud y atractivo pudieran hacer pensar que estamos ante un pontífice moderno que va a renovar la institución, la realidad es todo lo contrario. Lenny es un papa ultraconservador que evita mostrarse en público y permanece recluido en la Santa Sede. Un personaje atormentado que vio cómo de niño sus padres le abandonaron. Ahora pretende devolver al mundo el daño que sufrió en su infancia, haciendo que ni siquiera los creyentes puedan acudir al consuelo de su fe. Una de las bazas que jugaba la serie durante los primeros episodios era la de no mostrar cuál era la verdadera forma de pensar de su protagonista, que se movía en el terreno de la ambigüedad. En el momento en que Lenny empieza a mostrar sus cartas, su manera de entender la fe aterra a la propia cúpula del Vaticano, que teme una desbandada de fieles. Aunque la serie se emitió hace ya cuatro años, aviso que ésto puede ser un spoiler: La primera temporada acababa con el personaje cayendo en coma y la duda de si volvería a despertar.

A Pío XIII le sucede en esta nueva serie al frente del Vaticano Juan Pablo III, interpretado por John Malkovich. Con un breve paréntesis de Francisco II, alguien a quien nombran en un primer momento pensando que será manipulable pero que empieza a desprenderse de todos los bienes de la Iglesia para dárselos a los más desfavorecidos y muere "misteriosamente" al poco tiempo. Casi a la desesperada, los cardenales de la Santa Sede acuden a Sir John Brannox (Malkovich) para poner fin al vacío de poder. Británico de pura flema, con porte elegante y culto, vive en una especie de burbuja en la campiña inglesa. Comparte con su antecesor un pasado traumático, ya que sus padres dejaron de dirigirle la palabra al culparle de la súbita y trágica muerte de su hermano gemelo. Pero Brannox, mucho más humilde y humano que Lenny, no busca venganzas contra el mundo. Sólo cumplir con su deber cuando le llaman para dirigir la Iglesia, lo ve como una carga y acepta el sacrificio. Malkovich se hace esperar. De hecho, no aparece en el primer episodio. Y su personaje tampoco se prodiga tanto, a pesar de que se supone que es el protagonista de la serie. La sombra de Lenny sigue muy presente durante el nuevo papado, debido a que realmente éste no se fue del todo. Miles de fieles permanecen día y noche a las puertas de su punto de convalecencia esperando el milagro. Tras su ascenso, Juan Pablo III deberá estar luchando contra la sombra de su predecesor. Cuando el personaje de Jude Law despierte, el duelo interpretativo entre ambos estará servido. Y de paso nos preguntaremos cómo ese mal bicho consiguió tantos devotos. Aunque se ponga a enfrentarse cual Capitán América contra un grupo de terroristas.

Buena parte de los personajes secundarios repiten en esta segunda temporada. De los cuales brilla con luz propia Silvio Orlando, como el cardenal Voiello, el gran intrigador del Vaticano y seguramente uno de los carecteres en los que más interesado estaba Sorrentino en escribir. ¿Es el auténtico protagonista en la sombra? En cambio, en The new Pope está más desdibujado el personaje de Javier Cámara, monseñor Gutiérrez, que esta vez no termina de encajar muy bien en la trama. Entre los actores invitados tenemos en un breve papel a Marilyn Manson y a Sharon Stone, interpretándose a sí mismos.

De muy distinto tono es la película que ha hecho para Netflix el cineasta brasileño Fernando Meirelles, Los dos papas. Tanto hablar de El irlandés y la plataforma también consiguió colocar en las nominaciones para los Oscar esta película basada en la última y súbita sucesión en el Vaticano. Aunque, como aquella, tampoco ha logrado ninguna estatuilla. Y es que Meirelles ya se daba ciertos aires a Martin Scorsese en la película que le dio a conocer en todo el mundo, Ciudad de Dios, en la que mostraba cómo era el crimen organizado en las favelas brasileñas. Los dos papas se apoya en la interpretación de sus dos protagonistas, Anthony Hopkins y Jonathan Pryce, que encarnan a Benedicto XVI y a Francisco I, respectivamente.

En ella se nos cuentan las circunstancias en las que Benedicto dejó ser el Sumo Pontífice y preparó todo para que Francisco le sucediera. A pesar de que se trata de personas totalmente opuestas, casi rivales en lo ideológico y en la concepción que tienen sobre cómo debe de ser la Iglesia Católica, es la historia de lo que parece el inicio de una gran amistad y cómo aprenden a conocerse durante un fin de semana en el que el Papa va a convertirse en uno de los pocos que renuncia a su cargo en vida. A pesar del título, en realidad lo que se nos cuenta en la historia del Papa Francisco. Entre charla y charla con el Pontífice emérito, asistimos a diversos flashbacks que nos permiten reconstruir su biografía en Argentina. Cómo entra a formar parte de la Iglesia, de las acusaciones sobre su colaboracionismo con la dictadura de Videla y la penitencia que él mismo se impuso para intentar redimirse. Una película muy bien contada y que interesará al espectador con independencia de cuáles sean sus ideas religiosas.

La última sorpresa del pack ha venido de la mano de Movistar con su serie documental sobre El Palmar de Troya. Una producción que quiere ser un Wild, wild country a la española. Al más puro estilo del género true crime, nos cuenta la aparición de esta secta que llegó a escindirse de la Iglesia Católica para formar su propio culto. La historia arranca en 1968 con el relato de tres niñas que dicen que se les ha aparecido la Virgen en un campo en las proximidades de la localidad sevillana de Utrera. El lugar no tarda en convertirse en punto de peregrinaje para creyentes y curiosos que quieren saber qué hay de cierto en estos supuestos hechos milagrosos. No faltan quiénes tratan de aprovecharse de la superchería y la fe ciega de algunos y tratar de capitalizar estas apariciones para sus propios intereses. Se erigen portavoces del mensaje de la Virgen y relegan al olvido a las niñas que tuvieron la primera visión.

El episodio piloto narra el ascenso de quien luego se autoproclamaría como el Papa Clemente, que aprovechó el descontento de algunos fieles hacia la renovación de la Iglesia con el Concilio Vaticano II y se mostró como garante de los valores cristianos de toda la vida. Había un sector de la sociedad española que en los últimos años del franquismo se resistía a los vientos de cambio. Las analogías con la situación política actual del país son inevitables. Los dirigentes de la Iglesia palmariana usaron el nepotismo para nombrar en muy poco tiempo a obispos a personas sin formación y así fue extendiendo su red. La Iglesia acabó expulsándoles y la reacción de los palmarianos fue la de tirar para delante formando su propio culto.

La serie es un interesantísimo documental de cuatro episodios sobre este grupo religioso que lleva cincuenta años afincado en España y del que hay todo tipo de leyendas. Entre las personas a las que consideran santos se encuentran Carrero Blanco, Don Pelayo, Primo de Rivera y Cristóbal Colon; mientras que entre sus excomulgados está el Rey Juan Carlos I, la Famila Real Española y todos los comunistas y socialistas, entre otros. La única pega que le veo es la confusión narrativa en aquellas imágenes que son recreaciones y no se corresponden con hechos reales. Aunque se nota claramente cuándo estamos ante material genuino o no, estas reconstrucciones llegan a sacar de la historia y deberían estar mejor indicadas. A pesar de ello, es un documental muy adictivo y del que veremos un episodio nuevo cada semana.