Netflix ya se ha topado con uno de sus primeros fracasos del año, constatando que no es oro todo lo que reluce bajo el paraguas de Juego de Tronos. La plataforma on line era la responsable de la distribución internacional de Nigthflyers (traducida en España como Nómadas Nocturnos), serie del canal SyFy, y que tenía como reclamó estar basada en una novela de George R. R. Martin, el creador de la saga literaria que narra las luchas por el Trono de Hierro. Machacada en diciembre por la crítica, la serie llegó a nuestro país a comienzos de febrero y esta misma semana ha sido cancelada por SyFy. Aunque algunos ponen la vista en Netflix para que la rescate, la plataforma ha demostrado que no le tiembla el pulso para fulminar series que no funcionan. Esta misma semana ha liquidado The Punisher (tras su segunda temporada) y Jessica Jones (antes de que estrene la tercera) desmantelando oficialmente sus series Marvel. Mal momento para ir a pedir nada.

Martin no se escapará jamás de la etiqueta de creador de Juego de Tronos. Antes de saborear las mieles del éxito que le dio la serie de HBO, ha pasado años escribiendo otras novelas tanto del género fantástico, como de ciencia ficción y hasta superhéroes. Estas novelas desconocidas para el gran público, se convierten en un potencial de gran atractivo para creadores de series que quieren vender con el reclamo del nombre de su creador. Nigthflyers, se basa en un relato corto publicado por Martin durante los años 80, ofrece la atractiva combinación entre naves espaciales y terror. Era la época en la que Alien el octavo pasajero (1979) arrasaba en la gran pantalla, por lo que en su día era una combinación aún novedosa. Hoy día, ya no tanto. El libro ya tuvo una adaptación cinematográfica en 1987 que fue un verdadero desastre, aunque Martin asegura que la fallida película salvó su carrera. Algún dinerillo le debieron dejar sus derechos en una época en la que su nombre no era reclamo para públicos de masas. Se suponía que la conversión en serie del relato iba a permitir profundizar en aspectos que el filme no podía hacer en sus noventa minutos de duración. Eso era la teoría. El primer problema para el proyecto era que Martin no podía involucrarse activamente en el proyecto debido a que tiene un contrato de exclusividad con HBO.

Nightflyers aspira a ser una mezcla entre clásicos cinematográficos como el Solaris (1972) de Andrei Tarkovsky y Psicosis de Alfred Hitchcock, pero el resultado final se aproxima más a la mediocre Horizonte Final (1997). Una misión científica espacial que busca contactar con una raza extraterrestre llamada los volcryn, en la que puede estar la salvación de una humanidad condenada a la extinción en un planeta Tierra cada vez más inhabitable. Como en otros títulos similares, los miembros de la tripulación son muy distintos entre sí y son frecuentes los choques entre ellos. Han venido para cumplir su misión, no para hacer amigos. El problema es que, por sus personalidades, resulta difícil empatizar con ninguno de ellos, abocando al espectador a que tampoco lo haga con la historia.

En esa nave todos viven cosas muy intensas, pero nos da bastante igual el por qué. Aunque una de las mejores escenas es ver a Angus Sampson, el barbudo de la segunda temporada de Fargo, emulando a Jack Nicholson en El resplandor y corriendo por los pasillos de la nave hacha en mano a una de las protagonistas. Es la escena que abre la serie, para luego recurrir al consabido flashback flashbackpara explicar cómo se ha llegado a esa situación. La secuencia nos hace presagiar un final catastrófico, ya que, si una serie del creador de Juego de Tronos ya nos vamos aplicando la regla de que no hay que encariñarse por nadie. Algún momento inspirado, no salva al conjunto del tedio. Para el desenlace no estaba todo tan cerrado como parecía y se dejaban los suficientes elementos para contar con una segunda temporada. Pero no parece que vayamos a verla.

Pero no todo es vivir de rentas entre los ex de Juego de Tronos. Una de las sorpresas del último trimestre del año pasado fue The Bodyguard, una serie británica que Netflix se encargó de distribuir en nuestro país. En ella se recupera al actor con quien vivimos uno de los momentos que más conmocionó a los fans de Juego de Tronos: la boda roja. Richard Madden deja de ser Rob Stark para interpretar a un exmilitar que se ve involucrado en una trama de terrorismo internacional y acaba de guardaespaldas de la ministra del Interior del Reino Unido justo en pleno debate de una polémica ley que dará carta blanca a los servicios secretos para espiar a los ciudadanos. Su personaje Richard Budd está muy alejado del Rob Stark que se enfrentaba a los Lannister por el Trono de Hierro. La serie es ideal para los amantes de las historias de conspiraciones en la línea de Homeland. Uno no termina de tener claro si Budd es un héroe o un pirado, pero en los momentos en que más peligro corre su vida más sufrimos por él. La serie ha sido todo un éxito internacional y ya se da por hecho que tendrá una nueva temporada. Ahora sólo falta encontrar qué historia se contará en ella. The Bodyguard no necesita del reclamo de la otra serie que lanzó al estrellato a su protagonista.

Cuando alguien nos recomienda lo último del de Juego de Tronos, ya empieza a haber dificultades para saber a quién se están refiriendo. Han pasado tantos por la serie que el número de exparticipantes ya empieza a ser abultado. La condición es que cuanto más gloriosa haya sido su muerte, mejor serán recordados. Aunque también se corre el riesgo de quedar encasillado para siempre y no ser otra cosa más que el de Juego de Tronos. Unos podrán salir y hacer otras cosas y otros se quedarán con la etiqueta para siempre.