Mientras Donald Trump persiste en levantar un muro en la frontera estadounidense con México, Netflix sigue abriendo salidas a las ficciones de este país a todos los rincones del mundo. Cada vez cuenta en su catálogo con mayor número de series producidas en México y de mayor calidad, consciente de las amplias posibilidades que ofrece el mercado latino. Narcos, uno de los títulos más seguidos de la plataforma de pago, trasladará su acción de Colombia a México en su cuarta temporada, que se estrenará el 16 de noviembre. Una mudanza que se produce, a pesar de que en esa misma casa ya se lleve tres años contando las andanzas de El Chapo Guzmán en otra teleserie coproducida con Univisión. De estas dos series seguiremos hagblando más abajo en este mismo post. Porque lo que esta semana se cuenta en este blog es que hay vida en el catálogo mexicano de Netflix más allá de las historias de narcotraficantes. Algunos de estos títulos ya fueron revisadas en otro post hace un par de años. Desde entonces, la oferta ha ido creciendo, al tiempo que los otros títulos han ido evolucionando en nuevas entregas.

Se-gu-ro que más de u-no ha ha-bla-do a-sí es-te ve-ra-no Quien no sepa a lo que me refiero, quizá debería echarle un vistazo a La Casa de las flores, la serie con la que su creador, Manolo Caro, ha lavado la cara a un género tan denostado como el culebrón mexicano. Eso sí, pasándolo por el filtro de la parodia y unas dosis de humor negro. La peculiar forma de hablar es la del personaje de Paulina de la Mora, interpretado por Cecilia Suarez, uno de los que más mo-men-ta-zos ha tenido en la serie. Antes de su estreno, ya se adjudicaba a La Casa de las Flores la etiqueta de "nueva serie de Verónica Castro y Paco León". Paulina les ha desplazado a ambos. Su personaje se ha convertido en la estrella real de la serie, no sólo por su peculiar forma de hablar. Es que además le tocan las mejores frases. Hay páginas se dedican a recopilar las mejores y hasta cuenta con su cuenta oficial en Twitter (@SoyPauDeLaMora). Sobre el papel, la reina de la función era Verónica Castro, la gran estrella de la televisión mexicana de los años 80, que alcanzó el estrellato con Los ricos también lloran y, durante años, fue la presentadora de un late-show de entrevistas en Galavisión. En la actualidad, llevaba una década alejada de las cámaras y se ha reinventado en Netflix. Si Joan Collins puede volver, ella también. En cuanto al personaje de Paco León, hablar de él sería spoiler para los que aún no la han visto. Habrá quien lleve varios capítulos y creen que aún no lo han reconocido, pero pueden estar tranquilos: lo reconocerán. La serie nos habla de la caída en desgracia de la familia De la Mora, a raíz de la detención del cabeza de familia. El suicidio de la amante de éste (en un momento muy Mujeres Desesperadas) saca a la luz los secretos de la familia y crea otros nuevos. Hijos ocultos, salidas del armario, un cabaret de transexuales, meterse en el negocio de la venta de marihuana, relaciones interraciales... un popurrí de situaciones que horrorizarían a la alta sociedad mexicana y que, hasta hace muy poco eran tabú. No está claro si Castro seguirá en la segunda temporada, pero ya está confirmado que la serie va a continuar el año que viene. La secuencia final del último episodio fue un gran cliffhanger, recurso obligado en este género. Esta misma semana Netflix ha dado luz verde a la segunda y a la tercera temporada. Se me ol-vi-do lla-mar a los ma-ria-chis.

Hace unas semanas Netflix estrenó la segunda temporada de Ingobernable, una serie que ha estado lastrada por los problemas en su rodaje. Parte de las escenas están rodadas en Estados Unidos, debido a las reclamaciones judiciales que tienen pendientes Kate del Castillo en México por su relación con El Chapo Guzmán. En Ingobernable, Kate del Castillo encarna a Emilia Urquiza, primera dama de México y que se ve atrapada en una oscura conspiración para acusarla falsamente del asesinato de su esposo. Urquiza es una especie de Evita Perón. Una musa del presidente asesinado, del que ella se distancia cuando éste se aparta de los principios que defendía cuando aspiraba al cargo. La mujer más conocida del país, aparece una veces huyendo de las autoridades con taconazos y tapándose la cara con la solapa de su cazadora; otras veces, vestida como una guerrillera de Terminator librando su guerra contra los autores intelectuales del magnicidio con una banda que opera a lo Robin Hood. Algunas escenas de la segunda temporada, me suenan inspiradas en El cuento de la criada, mostrando a sus protagonistas femeninas torturadas por los malvados soldados. Una corporación privada manejada desde los Estados Unidos está tomando el control de las fuerzas armadas del país. Acción e intriga política en un relato que en algunos momentos fuerza su verosimilitud, pero que se acaba convirtiendo en una de esas series de placer culpable a las que uno se acaba enganchando. Del Castillo cuenta también en el catálogo de Netflix con todos los episodios de La reina del sur, adaptación de la novela de Arturo Pérez Reverte y que narra la historia de una mujer que llegó a trepar a la cima del mundo del narcotráfico mexicano.

No soy muy fan de los biopics, así que uno centrado en la vida del cantante Luis Miguel no era precisamente una de mis opciones favoritas a la hora de sentarme a ver una serie. He de quitarme el sombrero porque se ha notado el esfuerzo por hacer un producto de calidad y contado de manera que su argumento pueda enganchar a aquellos a los que no les importa nada la vida del cantante. Salvando las distancias, sería como una especie de The Crown a la mexicana. El astro de la canción ha dado su visto bueno a esta biografía televisiva, por lo que es un biopic autorizado. La escalada al éxito del solista no fue un camino de rosas. Niño prodigio explotado por su padre, que llega a inmiscuirse en todos los aspectos de su vida privada para no quedarse sin su gallina de los huevos de oro. La actuación del actor barcelonés Oscar Jaenada es lo mejor de la serie, que ha creado a uno de los personajes televisivos más odiados de la temporada en México. Jaenada ha sido el protagonista de otro biopic en la gran pantalla, la biografía de Camarón de la Isla. Inicialmente la idea era hacer una sola temporada, pero, tras el éxito de Luis Miguel, los guionistas ya están pensando qué otros hechos de la vida del cantante pueden contar en la segunda temporada.

Dentro del género musical, Netflix distribuye El Vato, cuya segunda temporada se estrenó la pasada Semana Santa, en la que se cuentan las andanzas de un cantante mexicano que trata de abrirse camino en el mundo de la música latina de Los Ángeles. La primera temporada terminó con un tono muy oscuro, que se ha corregido en el inicio de la segunda para volver al estilo de comedia que tenía al principio.

Más polémico ha sido el que ha sido el primer reality mexicano de Netflix, Made in México, una producción que arrancaba con la pretensión de romper los estereotipos que se tienen sobre los habitantes del país. La imagen que proyecta no ha sentado nada bien a los mexicanos. Más que nada porque sus protagonistas son personas de clase alta que nada tienen que ver con ellos. Actores de culebrones, modelos, presentadores de televisión, empresarios del mundo de la noche...Todos ellos parecen vivir como en una burbuja muy alejados de la vida del mexicano medio. Por no hablar de que algunos son estadounidenses afincados en ese país y que hablan casi todo en inglés. Impagable ese momento en que dos rubias barbies comentran entre ellas que por su físico en ese país han sufrido discriminación. En fin...¿Será una serie para haters donde el aliciente el que el espectador despelleje a sus personajes?

Por su tercera temporada va Club de Cuervos, una sátira sobre el mundo del fútbol en México, donde los dos herederos del clan Iglesias se dan todo tipo de puñaladas por el control del equipo los Cuervos de Nueva Toledo. La serie ha contado este año con un spin off, La balada de Hugo Sánchez. En ella, el protagonista es el pelota del jefe, que se lleva a los Cuervos a disputar un trofeo de fútbol en Nicaragua. Una comedia un tanto simplona, pero como son seis capítulos de media hora, se ve en un suspiro, si uno no tiene nada mejor que hacer. Aunque el que quiera algo más elevado, mejor que se busque otra cosa. La serie madre tenía mucho más calidad, con un humor con toques de Berlanga. Las desventuras de Hugo Sánchez parecen más una comedia de Adam Sandler.

Para terminar, la nueva temporada de Narcos Narcosse centrará en la historia de Kiki Camarena, un agente de la DEA que se infiltró en los grupos de narcos de México y no diré más, para que no me acusen de spoilear nada. Aunque basta con googlear su nombre para saber algo de lo que le pasó. Es un reboot en toda regla. Como pasar de CSI Las Vegas CSI Las Vegasa CSI Miami. Nuevo reparto, nuevo escenario y nuevas subtramas. Precisamente esos hechos que se nos van a contar en la cuarta temporada de Narcos es justo el punto donde arranca la serie de El Chapo. ¿Terminará Narcos en su cuarta temporada para enlazar con la del señor de la droga mexicano? Es una posibilidad, pero no tiene por qué. El personaje de Pablo Escobar aparece también en El Chapo y si se quisiera dar una continuidad narrativa habrían llamado a Wagner Moura para que retomara su papel. El actor elegido es Mauricio Mejía que ya interpretó al narcotraficante en los episodios centrados en sus años de juventud en las teleseries colombianas Escobar, patrón del mal y La viuda negra. Mejía también encarnó a uno de los guerrilleros paramilitares en la primera temporada de Narcos. Quizá la serie en su nuevo escenario se haga más coral y no se centre tanto en un solo narcotraficante. El tiempo dirá qué sorpresas se han guardado los productores y guionistas en la manga.