Para preparar el comentario de esta semana he aprendido una nueva palabra. ¡Toma ya! ¿Eso no se puede decir todos los días, verdad? La palabreja en cuestión es concernismo. Se trata de una corriente filosófica-artística nacida en el año 2010 y que se dedica a explorar futuros cercanos a partir de la exacerbación de algunos aspectos de la vida contemporánea y denunciar los riesgos del mal uso de la tecnología. No llega a ser ciencia ficción, ni trata de presentar una visión catastrofista de la humanidad. Historias que transcurren en un mundo cercano y sin robots malignos, ni cosas por el estilo. Se consideran películas concernistas Repo Men, Her y Elysium. Pero la serie televisiva concernista por excelencia es Black Mirror. Mientras Televisión Española se empeña en hacer cosas como «El pueblo más divertido», en el Reino Unido Channel 4 es un canal privado con vocación de público que tiene claro que educar a los ciudadanos no significa lanzarles la consigna de turno.

El creador de esta ficción es Charlie Brooker que hace poco también sorprendió con "Dead Set", una miniserie en la que nos contaba cómo los últimos supervivientes de un apocalipsis zombie eran los habitantes de la casa de Gran Hermano que vivían aislados de la humanidad en la casa del célebre reality show. Black Mirror lleva emitidas dos temporadas, de tres capítulos cada una, por lo que es bastante fácil que caiga en un par de sentadas. Aunque es mejor disfrutarla poco a poco y paladear el reflejo de ese espejo roto, que está distorsionado por la adicción a las nuevas tecnologías. Cada uno de sus capítulos tiene calidad suficiente para hacer una película y, de hecho, algún productor ha comprado los derechos para adaptar uno de sus capítulos a la gran pantalla. Basta echar un vistazo a la temática de los episodios para ir teniendo los dientes largos.

1) El himno nacional: Posiblemente muchos habrán oído hablar de este episodio. La princesa heredera al trono británica ha sido secuestrada. Sus captores exigen que aparezca en televisión el primer ministro en televisión manteniendo relaciones sexuales con un cerdo. El capítulo dedica buena parte a mostrar la influencia de las redes sociales en esta crisis política, en la que el mandatario debe decidir si se humilla ante el mundo para salvar la vida de la princesa.

2) 15 millones de méritos: Una sociedad que vive quemando calorías en el gimnasio para prepararse para programas de concurso de talentos quemando calorías en el gimnasio y en la que los gordos se consideran la clase baja que puede ser vejada y humillada.

3) Tu historia completa: En un futuro cercano, mediante un chip implantado detrás de la oreja es posible registrar todo lo que las personas hacen, ven o escuchan. Estos recuerdos pueden reproducirse en controles de seguridad o en entrevistas de trabajo. Pero, ¿y cuándo esta tecnología se mete en las relaciones de pareja?

4) Vuelvo enseguida: Una empresa puede hacer una simulación virtual de una persona a través de sus mensajes de whatsapp y la intervención en redes sociales, un servicio al que suelen recurrir aquellas personas que han perdido un ser querido y quieren seguir hablando con él.

5) El momento Waldo: Una cadena de televisión presenta al dibujo animado de su programa estrella a unas elecciones elecciones locales. Waldo es un oso azul irreverente e irónico que interpreta un actor mediante un sistema de captura en movimiento. El personaje se convierte en la vía por la que muchos ciudadanos dan salida a su hartazgo hacia la clase política. A mí esto me suena de algo.

6) Oso blanco: Poco puedo decir de este episodio plagado de inesperados giros para no chafar sorpresas a nadie. Sólo diré que va dedicado a esos que siempre están grabando con el teléfono móvil, aún en las situaciones más dramáticas.

Y en enero, tendremos la tercera temporada. Parece que seguirá la dinámica de tres episodios, pero esta vez se tratará de historias entrecruzadas. El creador promete una especie de pesadilla navideña.