Con treinta penes en la misma escena de su segundo episodio, Euphoria ha pasado a ser una de las series del verano en HBO. El pelotazo llega cuando los ecos del final de Juego de Tronos y el boom de Chernobyl parecían quedar atrás y hacían falta nuevos éxitos para la plataforma. La poderosa maquinaria de marketing de la HBO se encargó de difundir la presencia de semejante campo de nabos a los cuatro vientos antes de su emisión para alimentar la controversia. No hay nada como el reclamo del sexo y la polémica para captar la atención de todo el público y disparar la audiencia. Y eso que dicen que inicialmente iban a ser ochenta los miembros viriles que iban a aparecer en la escena en cuestión. Pero se ve que a los productores ya les pareció demasiado y quisieron suavizarla. La escena transcurre en los vestuarios del instituto tras el clásico partido de futbol americano. Un momento de pura exaltación de la masculinidad y que sirve para recalcar y subrayar la personalidad del personaje de Nate (Jacob Elordi) que no es precisamente el héroe de la historia. Un chico de familia bien, capitán del equipo y que se cree con impunidad para hacer lo que quiera. No es el único momento pene de la serie. En otra escena del capítulo siguiente, la actriz protagonista Zendaya da toda una clase práctica de los distintos tipos de fotografías de miembros viriles que una se puede encontrar al abrir su teléfono en las redes sociales. La mayoría de ellas, no deseadas.

La anécdota de esta inusitada presencia de desnudos frontales masculinos en la pequeña pantalla sirve como reclamo para luego encontrarnos con una serie que habla de cosas mucho más serias. Euphoria hace bandera de la transgresión y habla sin tapujos sobre cómo los adolescentes de la Generación Z se enfrentan a las drogas y al sexo. Aunque hay una cierta mirada de cinismo y de humor negro en torno a todo lo que le ocurre a los personajes, no una serie fácil de ver y ya se han hecho advertencias sobre la crudeza de algunas de sus escenas. Quizá Euphoria es un toque de atención sobre la sociedad hedonista que estamos creando, donde se han suprimido los límites y todo vale. Es el retrato de una generación desencantada que ha vivido siempre con Internet y que ha sufrido los devastadores efectos de la crisis económica mientras crecían y ahora trata de encontrar su lugar en el mundo. Un festival de psicodelia del exceso que se alimenta de clicks en Instagram.

Cada episodio arranca con un prólogo de cerca de siete minutos, en el que a través de la voz en off de Zendaya se nos va narrando la biografía de cada uno de los protagonistas. El resultado está muy alejado de la mojigatería que suele rodear otras series adolescentes y sus problemas no tienen nada que ver con los que tendrán los protagonistas de Stranger Things cuando lleguen a su edad. Sus personajes son verdaderos juguetes rotos, a los que seguramente sus padres encerrarían en casa bajo siete llaves si llegaran a conocer el verdadero alcance de sus problemas. No sólo por la presencia de pastillas y drogas de todo tipo en sus fiestas, sino por la llegada de nuevos problemas al sexo adolescente que ya no se limitan al problema de los embarazos no deseados o a las enfermedades venéreas, sino también a que se conviertan en el objetivo de algún pederasta o que alguien les grabe un vídeo mientras realizan el acto sexual y lo distribuya después en las redes sociales.

Euphoria está escrita y dirigida por Sam Levinson, hijo del difunto director Barry Levinson. El vástago del realizador de títulos como Rain Man, Good Morning Vietnam o Sleepers, ha seguido sus pasos tras las cámaras y usa la ficción para expurgar los problemas con las drogas que tuvo durante su juventud. Aunque escribe y dirige casi todos los capítulos, Euphoria no es propiamente una serie suya, sino que es una adaptación de otra producción israelí con el mismo título y cuyos protagonistas se entretenían también con las drogas, la violencia y el sexo. Aunque la versión americana va por libre y no se ciñe estrictamente a lo que pasaba en la original.

La protagonista de Euphoria, Rue Bennet, está interpretada por una exchica Disney, Zendaya, como tambén lo fue Miley Cyrus. A Zendaya la hemos visto este verano en la gran pantalla repitiendo su papel de Mary Jane en el reboot de Spider-Man del universo cinematográfico Marvel. Aquí nos ofrece un papel muy alejado de los que sus fans estaban acostumbrados, ya que encarna a una adolescente nacida en plena vorágine por los atentados del 11-S. Como consecuencia de las especiales circunstancias que rodearon el parto, ha pasado gran parte de su vida con medicación por crisis nerviosas y, a la llegada de su adolescencia, se convierte una adicta a las drogas. Su adicción se ve truncada el día que su hermana pequeña la encuentra inconsciente en el pasillo, víctima de una sobredosis. Al inicio del episodio piloto, Rue trata de volver a la normalidad y superar su dependencia de los estupefacientes. Su nueva mejor amiga es Jules, un personaje transgénero interpretado por Hunter Schafer, y que se acuesta con el padre del matón del instituto. A este matón, ya nos hemos referido un poco más arriba y en este punto tenemos que añadir que encarna al prototipo de maltratador con el que una jovencita puede acabar teniendo una relación tóxica. De ésas de "si me hace sufrir es porque me quiere". Otra de los personajes protagonistas es una joven con problemas de sobrepeso descubre lo rentable que es mostrar su cuerpo serrano a través de la cámara por Internet en servicios de pago y cómo es capaz de hacer con los hombres lo que quiera. A medida que va avanzando la temporada, vamos conociendo mejor a cada personaje y sus motivaciones.

Euphoria ha sido el nuevo pelotazo del verano de HBO. La plataforma de pago pensaba que las continuaciones de Big Little Lies y de El Cuento de la Criada eran alicientes suficientes para mantener a sus nuevos abonados, pero han sido otras series como Chernobyl y Euphoria las que han hecho que se esté llevando el gato al agua. Aún no he visto el final de la primera temporada, pero HBO ya ha anunciado que la ha renovado para una segunda. Aunque probablemente será la última, ya que el creador de la serie no está interesado en contar nada sobre qué les deparará la vida a este grupo de adolescentes una vez que hayan terminado el instituto.