El estreno de Stranger Things en Netflix ha coincidido esta semana con dos noticias. Una ha sido el cierre de la última planta en Japón dedicada a la fabricación de reproductores de vídeo VHS (Funai Electric) y la otra ha sido el regreso a la gran pantalla de La historia interminable. Las dos, decíamos, están muy intimamente relacionadas con algo de lo que nos habla esta serie, el cine de evasión y aventuras de los años 80. De alguna manera, ambos eventos indican que es una época ya pasada, pero que este género aún sigue generando pasiones. El VHS, el formato doméstico en el que veíamos una y otra vez nuestros títulos favoritos, se ha visto reemplazado por otros soportes de mucha mejor calidad, aunque todavía nos sigue gustando asomarnos al cine de aquellos días, quizá para recuperar algo de ese sabor perdido. No son pocos los títulos que intentan recrear aquella magia, pero no todos lo consiguen. Se trata del cine de la generación de Peter Pan que se niega a seguir creciendo y pretende quedarse anclada en su adolescencia. En breve vamos a tener que actualizar nuestra selección de series ambientadas en los 80 porque se han unido tantas nuevas propuestas en el último año que se ha quedado algo desfasada. Stranger Things es un homenaje a las películas de Steven Spielberg de aquella época. Es E.T., Los Goonies y hasta Encuentros en la tercera fase. No puede tener la música de John Williams, pero cuenta con una banda sonora con sintetizador que recuerda al cine de John Carpenter. El mismo tipo de cine para el que también hizo su particular homenaje para la gran pantalla J. J. Abrams con Super 8. Hay muchos guiños a la literatura de Stephen King, entre otras a It, La Niebla, pero sobre todo Cuenta conmigo. Tenemos homenajes nada disimulados incluso al cine de adolescentes de John Hughes. Se nos habla de Yoda y de Star Wars y seguro que sus protagonistas andarían preguntándose si los rebeldes conseguirían algún día descongelar a Han Solo del bloque de carbonita que guarda como un trofeo Jabba el Hutt.

La serie de los hermanos Duffer es un homenaje a una manera de hacer cine y sabe aprovechar el factor nostálgico de un sector del público para metérselo en el bolsillo. Es una historia sobre el fin de la infancia y el paso a la adolescencia, los primeros amores todo ello con un toque de misterio y algún que otro susto. La historia que nos cuenta, en el fondo, la hemos visto ya unas cuantas veces todos aquellos a los que nos ha interesado este tipo de argumentos. Alguien que pasó la adolescencia viendo blockbusters de los 80 se verá atraído porque le traerá recuerdos de aquellos que podrían considerarse sus mejores años. Sólo con ese factor nostálgico, la serie ya tiene ganado a todo un sector del público. No es nada fácil saber captar esa atmósfera. No basta proponérselo para lograrlo. Dentro del capítulo de los quiero y no puedo del ejercicio nostálgico por las novelas de King está El Cazador de Sueños que intentaba lo mismo en su adaptación fílmica, pero que fue un fracaso y un auténtico bodrio. Y eso que contaba con alguien de la solvencia de Lawrence Kasdan en las labores de director. Por no hablar del propio Spielberg, que en esto de las series se ha pegado sonoros castañazos con títulos como Extant, Los Invisibles, Terra Nova o Falling Skies. Stranger Things no se queda en el mero homenaje y va más allá. Con todo este material construye una serie de ciencia ficción que trata los temas de moda del género en la actualidad, pero desde el prisma de aquella época. ¿No recuerda todo eso de las realidades alternativas y de los niños usados en programas secretos del gobierno a Fringe? La acción se traslada a un pueblo rural de los Estados Unidos donde nunca pasa nada y los protagonistas son una pandilla de niños que van a todas partes en bicicleta y les encanta jugar a Dragones y Mazmorras, aunque hoy en día jugarían al Pokémon Go.

Si American Wet Hot Summer era el homenaje de Netflix a la comedia gamberra de los 80, Stranger Things rinde tributo al cine de ciencia ficción de esa misma época. Si Stranger Things fuera una película y se estrenara en cines en los días en la que está ambientada, en Alicante (ciudad desde la que se escribe este blog) se proyectaría en el cine Navas, una de las salas del centro de la ciudad donde muchos alicantinos disfrutaron de títulos como Indiana Jones y el Templo Maldito, Regreso al Futuro, entre otras. Uno de los mejores cines de Alicante que cerró y hoy únicamente abre sus puertas para proyectar algún que otro título de la filmoteca de la Generalitat Valenciana, mientras que los grandes estrenos se exhiben en los multicines de la periferia de la ciudad. Los lectores de otras provincias sabrán de lo que les estoy hablando y seguro que tendrán allí sus propios equivalentes, ¿no es verdad?

El hecho de que la primera temporada de la serie tenga ocho episodios la convierte en un título perfecto para pegarse una marathón de capítulos frente al sofá y verla de tirón en una o dos sentadas aprovechando las vacaciones veraniegas. La temática es ideal para trasladarnos a una época en la que durante las sobremesas del verano ponían seríes como La Fuga de Logan, Galáctica o Los Cuentos del Mono de Oro. Más tarde, a la ciencia ficción la relevó el culebrón de lujo de Falcon Crest y con la llegada de Cristal y otros culebrones venezolanos muchos, entre los que me incluyo, se apartaron de eso de ver series después de comer durante una buena temporada.

La serie supone la repesca de Winona Ryder, que es la principal estrella del cartel y ayuda a potenciar ese factor nostálgico. Aunque ella es más de los 90, sirve para el mismo tipo de público que la admiró cuando éste empezó a hacerse mayor. Otra estrella recuperada es Mathew Modine, que en los ochenta era el rubito con cara de no haber roto un plato y que ahora es el malo malísimo. La acción arranca con la desaparición de un niño cuando regresa por la noche a su casa en misteriosas circunstancias. El pueblo en el que nunca pasa nada será el centro de toda una serie de extraños sucesos motivados por la presencia de una instalación secreta del Gobierno en la que se hacen oscuros experimentos. Winona busca a su hijo y los amigos que compartían tablero de juego de rol con él, también. Algunos no soportan al trio de niños protagonista. Yo tengo que reconocer que, aunque en alguna escena han llegado a saturarme, no puedo hacer otra cosa más que quitarme el sombrero porque han conseguido que hablen exactamente igual que en el cine que se pretende emular. ¡Si es que son las mismas voces!. Chúpate ésa, Demogorgon. La historia se complica cuando al grupo de niños se une una niña con poderes telekinéticos que se ha escapado de las instalaciones gubernamentales y que recuerda al ET spielbergiano y a quienes sus captores quieren recuperar; así como por la aparición de un monstruo que por las noches se dedica a cazar carne fresca por el pueblo.

Durante estos días de la ComicCon de San Diego, Netflix no sólo ha aprovechado para presentar los trailers de sus nuevas series de Marvel (Luke Cage, Iron Fist, la tercera temporada de Daredevil y Los Defensores) sino que también ha plagado todo de carteles anunciando la desaparición de Will en la serie. No sabemos si inicialmente Stranger Things iba a ser de una sola temporada, pero tras el éxito en el estreno sus creadores ya han empezado a contar por dónde pueden ir los tiros en la segunda. Sería una continuación con los mismos personajes, en la que se tratarían de ir cerrando algunos de los cabos sueltos y argumentos que han quedado sin respuesta en la primera. Desde aquí empezamos a contar los días impacientemente, esperando que la magia jamás se rompa.