Tres años después de habernos contado la rivalidad entre Joan Crawford y Bette Davis en Feud, Ryan Murphy ha vuelto al Hollywood clásico en su segundo trabajo para Netflix. El título de la serie es Hollywood y era uno de los estrenos más esperados de la plataforma. Si en Feud Murphy sacó el colmillo para reflejar un mundo que se lucraba de usar a sus estrellas y luego las tiraba como juguetes rotos cuando ya eran viejas, en su nueva serie presenta una visión totalmente distinta. Sueña con el Hollywood ideal e inclusivo que debería haber sido. Un mundo donde un grupo de gente se enfrentó a los idearios conservadores e inició el proceso para convertir en algo normal que una actriz de color protagonizara una película y pudiera optar al Oscar por ello; o que los actores salieran del armario sin convertirse en apestados sociales. A lo largo de siete episodios, la miniserie de Netflix nos cuenta la historia imaginaria de un grupo de personas que lograron sacar hacia adelante su proyecto y enfrentarse a los prejuicios del momento. Quizá saber que es una historia de un pasado alternativo puede considerarse spoiler spoilery aquí hablaremos claramente de la trama. Así que queda avisado.

Durante años, Ryan Murphy fue uno de los grandes showrunners de la Fox. A pesar de tratarse de una cadena conservadora y él de un cineasta activista y homosexual, Murphy contó con amplio margen para plantear sus tramas. Cuando vino Netflix y le fichó en exclusiva por 300 millones de dólares, pasó a ser el nuevo niño mimado de la plataforma, donde tenía libertad para tocar cualquier tipo de tema. Sólo desde esa carta blanca que le han dado sus jefes se entiende que haya optado por hacer precisamente aquello por lo que le pagan: contar las historias que le dé la gana.

La historia de la serie Hollywood es la contraria de la que nos contaba hace muy poco en HBO La conjura contra América. Mientras que David Simon planteaba una ucronía muy negra sobre lo que hubiera pasado si los nazis se hubieran hecho con el poder en Estados Unidos, Murphy opta por centrar su relato en una historia totalmente optimista en el que se imagina un Hollywood abierto e inclusivo durante los años 40. No es un camino de rosas, que nadie se lleve a engaños. Muchos de los protagonistas consiguen introducirse en la industria a través de la prostitución masculina. Y la sociedad no recibe con los brazos abiertos eso de que haya personas de color interpretando papeles protagonistas o actores saliendo del armario. El rechazo social y las llamadas al boicot son las que cabrían esperarse en los primeros momentos, pero finalmente los protagonistas logran superar estas barreras e imponer el cambio.

El problema es que echamos de menos al Murphy activista. Ese realizador incisivo que mostraba algunos de los peores vicios e hipocresía de la sociedad de su país. En su primera serie para Netflix, The Politician, daba muestras de su capacidad para ello, aunque no dejaba de ser un trabajo menor. Con Hollywood ocurre también esa sensación de que el showrunner tiene series mucho mejores. Hasta la fecha, desde su llegada Netflix, no ha logrado superar el listón de calidad que dejó en su trabajo en la Fox. Hollywood no logra ni de lejos la brillantez que tenía Feud, por muy buenas intenciones que se haya puesto en el proyecto. Como en la misma serie se dice, un final trágico podría dar la idea de que la lucha y sacrificio de estas personas no ha servido para nada. Y ese principio también puede ser un lastre.

La historia que pretenden llevar a la gran pantalla los protagonistas de la serie es real. La trágica muerte de Peg Enwistle, una actriz que se suicidó en 1932 saltando desde la H del mítico cartel de Hollywood al sentirse ninguneada por la industria. Se la conoció como La Chica del Cartel de Hollywood o La Dama de Blanco de Hollywood. No deja de resultar irónico que los responsables de llevar al cine la trágica historia de la actriz fallecida, decidan cambiar su raza y darle un final feliz. En torno a la historia del suicidio de la actriz se desarrollaron leyendas urbanas dignas de aparecer en un programa de Iker Jiménez.

David Corenswet interpreta al galán, al chico guapo que pretende abrirse camino en la industria del cine con su cara bonita, y que logra entrar tras haber tenido entre su clientela como chico de compañía a la esposa del dueño de los estudios, encarnada por Patty Lupone. Pero hay otros personajes que desarrollan la historia que le interesa al showrunner. Jeremy Pope es el guionista de la futura película y el estudio lo tiene escondido pagándole una miseria por su trabajo y ocultando que lo tiene en nómina, por aquello de evitar los escándalos, ya que es negro y abiertamente homosexual.

Uno de los hechos que nos indican que no nos están contando una historia real es cuando vemos que su amante es nada más y nada menos que Rock Hudson (Jake Picking). Esta estrella de cine tuvo que mantener durante años su homosexualidad en secreto, hasta el punto de que su agente tuvo que montar un boda ficticia entre el galán y su secretaría para acallar las habladurías. Cuando en los años 80, Hudson anunció que tenía el Sida toda la verdad de su pasado oculto salió a la luz. Jim Parsons, conocido por haber encarnado a Sheldon Cooper en The Big Bang Theory, interpreta al turbio agente del actor, en un papel muy alejado del que estábamos acostumbrados en la popular telecomedia. Parsons ha tenido mucho interés en que nada le vinculara con Sheldon en su nueva etapa profesional. En la miniserie de Murphy, se ahorra a Hudson esa vida de secretos, saliendo del armario desde el primer momento e intentando llevar una vida de pareja con su amante.

No menos relevante son los papeles de Darren Criss (El Asesinato de Gianni Versace) y Laura Harrier que interpretan al director y a la actriz principal del proyecto que cambiará las vidas de todos ellos, que además forman una pareja interracial algo impensable en la época. La serie ha supuesto también el regreso de Mira Sorvino, que interpreta a una de las estrellas veteranas del estudio a la que ofrecen papeles muy por debajo de su capacidad pero que tiene el trabajo garantizado por ser la amante del mandamás del estudio. En esta revolución que inician los protagonistas, su carrera da un giro también para que se le den papeles dignos de sus dotes interpretativas y no para hacer de florero. En la vida real, la carrera de la actriz quedó truncada al negarse a someterse al chantaje sexual de Harvey Wenstein. Su regreso para interpretar este papel está cargado de simbolisimo, como todo pretendo serlo en esta serie.

El próximo proyecto de Murphy para Netflix es una precuela de la película Alguien voló sobre el nido del cuco, centrada en la enfermera que en la gran pantalla atormentó a Jack Nicholson y que estará interpretada por Sarah Paulson, otra de las musas del director. El título: Ratched.