El apocalipsis zombi vuelve a la televisión. La segunda parte de la sexta temporada de The Walking Dead llega este domingo a Estados Unidos y un día más tarde a España. Una tanda de ocho episodios en los que Rick Grimes y sus amigos empezarán a enfrentarse a la banda de Negan. Pero para todos aquellos a quienes esto pueda saberles a poco, el 11 de abril comenzará a emitirse el spin off de ésta, Fear The Walking Dead donde, según muestran los primeros avances, los protagonistas tratarán de huir del apocalipsis zombi por el mar. Esta vez serán quince episodios en los que esta serie tendrá que empezar a labrarse su propio camino y dejar de ser un sucedáneo que ayuda a suavizar el mono mientras llegan los nuevos episodios de su hermana mayor.

AMC parece haber encontrado un flión con los zombies de Robert Kirkman y ha desatado una verdadera zombimanía, con lo que otras cadenas buscan ofrecer sus propias versiones de los muertos vivientes. Los zombies han dejado de ser un producto de serie B y cada vez los episodios de estas series cuentan con más abultados presupuestos. No hay más que echar un vistazo al primer episodio de la sexta temporada, que es la que se está emitiendo actualmente, para darse cuenta de que se ha tirado la casa por la ventana a la hora de acudir a los extras. Hasta más de 300 personas caracterizadas como “caminantes” estuvieron en el set de rodaje para la horda zombie.

Los procesos de selección para los extras de The Walking Dead no son cualquier cosa y hay incluso una academia zombie para filtrar a los aspirantes y garantizar que todos los actores elegidos estén a la altura. No basta con el maquillaje, hay que saber moverse y hacerlo a la velocidad adecuada. Ni más rápido, ni más despacio que el resto de la manada. Un error en la coordinación podría echar al traste toda una escena. Y estas cosas no las digo yo, las dice el que es el director de la academia zombie de The Walking Dead, Greg Nicotero, que también es responsable de los efectos especiales y el maquillaje de la serie desde la primera temporada y ha llegado a dirigir algunos de sus episodios. Normalmente, en las clases participan grupos de entre veinte y treinta personas que aprenden y ensayan las coreografías con antelación a los rodajes.

También el método del maquillaje cambia a medida que avanza la serie. A cada temporada, los cuerpos de los zombis están más putrefactos, con lo que no es de extrañar que en este último año hayamos visto algunos casi esqueléticos. No ocurre lo mismo con Fear The Walking Dead, donde el apocalipsis acaba de comenzar, y se supone que los cuerpos aún están frescos.

La página web de la AMC tiene impresos de formularios donde las personas interesadas en participar como extras pueden enviar sus currículums. El inconveniente es que los rodajes son en Estados Unidos por lo que la distancia es un problema, no ocurre como en Juego de Tronos, que cada año elige más ciudades españolas para filmar algunas de sus escenas. Sin embargo, no hay que perder la esperanza porque de vez en cuando la cadena se ha marcado algún que otro concurso internacional para buscar figurantes. Con motivo de la tercera temporada, AMC lanzó la iniciativa Difunde la muerte, donde el premio consistía en poder participar como extra en el rodaje. Reino Unido, Japón, Taiwán, Australia, Turquía, Grecia, Países Bajos, España y los países de América Latina eran los elegidos para formar parte del certamen, donde los fans debían hacer llegar a la cadena a través de la página del evento en Facebook sus propuestas zombies más aterradoras. Una joven de Murcia, Cristina López, consiguió ser una de las finalistas y viajar a Los Ángeles para poder ver los rodajes. Sin embargo, no salió elegida al final para parecer en la serie, en detrimento de la concursante japonesa.

Todos aquellos que estén interesados en aparecer en The Walking Dead, caracterizados con carne putrefacta y miembros mutilados ya saben que pueden tener esperanza. Con el tiempo, el éxito de la academia zombie puede ir en auge y necesitar nuevos profesores. Karlos Arguiñano podría encargarse del steak tartar, Ágatha Ruiz de la Prada del vestuario zombie, Ricky Martin les haría avanzar al canto de Un pasito p’alante María”, mientras los chicos de Bricomanía enseñarían técnicas a los mortales para aprender a machacar cerebros. Y para la hora del patio, no hay nada menjor que jugar al pillapilla, sin olvidar que los zombies de The Walking Dead no corren. Parece como que hay algo liberador al disfrazarse de zombie. Han perdido la capacidad de sufrir, o cualquier capacidad de sentir algo, y van merodeando por las calles y los caminos en busca de carne fresca con la que alimentarse, sin nada más en la cabeza. Ni siquiera el instinto de superviviencia. No tienen frío ni calor y les importa un bledo la crisis, la hipoteca y todas aquellas cosas que son fuente de estrés en nuestros días. En el mundo de The Walking Dead, las cosas que dábamos por supuestas han desaparecido y los pocos reductos de la humanidad que quedan sobreviven como pueden y sueñan con la posibilidad de que algún día puedan recuperar su antiguo mundo. Por eso, a veces es más divertido ser el zombie descerebrado. Eso sí, hay que olvidarse de ser modelo en anuncios de perfume.