Fallout, tras dos semanas de su estreno, ya se ha convertido en una de las series del año para Amazon Prime y ha supuesto toda una revolución. No sólo es una de las series más vistas de la plataforma, sino que su éxito está disparando las ventas de los videojuegos que inspiraron la saga. Hubo un tiempo en que toda película de éxito tenía que tener su versión en videojuego dentro de la gran maquinaria de merchandising de Hollywood. Ahora son las películas y series las que animan las ventas de juegos. Se trata de una veterana lista de títulos para las que hay debates y opiniones de todo tipo sobre con cuál se debería empezar a jugar. Da igual que algunos de ellos tengan más de un cuarto de siglo. Aquel que no sabía nada de la saga se ha encontrado con un vasto mundo por explorar.

La primera de las plataformas que intentó apostar por hacer series basadas en videojuegos de éxito fue Netflix, con resultados más bien discretos. El batacazo que dieron con Resident Evil, a pesar de que podrían haberse subido a la marea de la fiebre zombi, fue histórico. La gran N roja, que se ha lanzado también a incluir sus propios juegos entre sus abonados, ha tenido hasta ahora más éxito con sus adaptaciones en el campo de la animación, entre las que se incluyen Arcane y Cyberpunk. Dado que hace unos meses incluyeron en el catálogo varias entregas de la saga Gran Theft Auto no sería descabellado si no veremos alguna serie sobre mafiosos ambientada en ese mundo.

El puño encima de la mesa y que puso patas arriba el panorama del videojuego lo dio el año pasado HBO Max con The last of us, que adaptaba la archiconocida saga de Play Station. El haber escogido a un showrunner de peso como Craig Mazin, que se ganó su reputación tras el éxito de Chernobil, hizo que esta serie se convirtiera en un referente sobre cómo tenían que ser las adaptaciones de videojuegos en el futuro. Y ésa ha sido la intención de Amazon, superar el listón que nos había dejado el apocalíptico mundo que recorrían los personajes interpretados por Pedro Pascal y Bella Ramsey.

El proyecto de Fallout viene apadrinado por un productor del peso de Jonathan Nolan, hermano del director de la oscarizada Oppenheimer. El hermano pequeño de Christopher nos trae otra visión diferente sobre el apocalipsis nuclear. Al igual que en The last of us, estamos en un mundo alternativo. Si en esta última, los infectados llegaban a comienzos del siglo XXI, en la nueva serie de Amazon las bombas nucleares arrasan la superficie del planeta en algún momento que parece situado entre los 50 y los 60. La fobia anticomunista en Estados Unidos parece situarnos en los años del macartismo y la caza de brujas. Se supone que han pasado más de 200 años desde la devastación atómica y los descendientes de los privilegiados que lograron esconderse a tiempo en refugios nucleares salen a la superficie, donde la vida también ha continuado. Seres humanos, necrófagos, mutados y monstruos de todo tipo pueblan la superficie del planeta, mientras que salen a la luz evidencias de una conspiración sobre las circunstancias de cómo nació ese nuevo mundo. Dada la época en la que cayeron las bombas, esa sociedad futura tiene una tecnología retrofuturista, que es otro de los aciertos estéticos de la serie. Algo parecido a lo que vimos en Hello Tomorrow en Apple.

La actriz Ella Purnell encarna a Lucy, la habitante de uno de los refugios que se ve obligada a salir a explorar la superficie. A través de sus ojos es cómo conocemos ese nuevo mundo sin perdernos, ya que ella es una recién llegada y que conserva una cierta ingenuidad debido a que se ha criado en un ambiente mucho menos hostil. Allí descubrirá la dura prueba de la supervivencia Aunque destaca la interpretación de Walton Goggins, en un personaje sobre el que no llegamos a saber si es héroe o villano. Como aliado contará con alguien que intenta ser el equivalente en caballero con brillante armardura, aunque no sepa dominarla muy bien, y encarnado por Aaron Clifton Moten. Por cierto que el diseño de esta revestidura metálica también me recuerda a la de otra exitosa serie basada en videojuegos, Halo, cuyas dos temporadas están en SkyShowtime.

Jonathan Nolan se pone menos intenso que en Westworld, serie que no solo fue cancelada antes de su final, sino que fue eliminada de catálogo de HBO, logra una serie trepidante, con muchos momentos de humor negro y cierta sorna. Parece como si con este nuevo éxito estuviera dando en los morros a los responsables de su antigua casa después de que rescindieran todos los proyectos que tenían en marcha con él. La primera temporada nos ha servido como carta de presentación de este nuevo universo, sin encorsetarse en lo que pasaba en los juegos y dejando que la trama fluya a su aire, con total libertad. De modo que los gamers no saben lo que puede pasar tampoco. Toca esperar a la segunda temporada y tenemos los juegos para amenizar ese tiempo. Todo apunta a que por el camino veremos otras sagas que contarán con su serie.