Roma, capital de la Italia unificada desde 1871, se sitúa a orillas del río Tíber. El monte Palatino es la colina sobre la que nació la ciudad, extendiéndose por la demás colinas cercanas: Capitolio, Quirinal, Viminal, Aventino, Esquilino y Celio, que junto con el Palatino forman la Roma de las siete colinas.

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Por su carga histórica necesita una visita pausada. Hoy haremos un recorrido por lo más significativo que ha perdurado hasta nuestros días como capital del Imperio Romano, después de incendios, terremotos y saqueos.

El Anfiteatro Flavio, conocido como Coliseo, fue inaugurado por el emperador Tito en el año 80, albergaba dos tipos de espectáculos: cacerías de animales y combates de gladiadores. Como acceso a la arena había dos puertas, la libitinaria, por la que hacían salir a los gladiadores muertos y fieras matadas, y la triunfal, por donde entraban los gladiadores que desfilaban delante del Emperador, con el saludo “Ave César, los que van a morir te saludan”.

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A escasos metros del Coliseo, por la vía Sacra, pasando el arco de Tito, nos encontramos con el centro político, religioso y comercial de la capital del Imperio, el Foro Romano. Desde la vía Sacra también accedemos al Palatino, zona en la que vivían las familias más nobles y ricas. Al lado del Palatino está el Circo Máximo, utilizado para carreras de carros.

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En el barrio del Campo de Marte, hoy en día integrado en la ciudad (piazza della Rotonda) está El Panteón, templo que se dedicó a todos los dioses; muy cerca, en dirección al río Tíber, la piazza Navona conserva el trazado del Estadio de Domiciano, destinado a los juegos atléticos. La piazza Navona es el sitio idóneo para degustar un tartuffo, en la heladería de la via di Tor Milina, un rico helado, que quizás nos haga volver a la piazza Navona.

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En las afueras de la ciudad podemos visitar los lugares donde se sepultaba a los primeros cristianos y se reunían para celebrar sus ritos religiosos, las Catacumbas. Unas de las más significativas son las de San Sebastián, en la via Appia Antica, con doce kilómetros de galerías subterráneas.

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Cómo llegar: Vueling y Easyjet vuelan desde Alicante al aeropuerto romano de Fiumicino.

Cómo moverse: el Leonardo Expresso une el aeropuerto de Fiumicino con la Estación Termini, en el centro de Roma, por donde pasan las dos únicas líneas de metro de la ciudad.

Fotografías de J.Cintas:

1- Coliseo.

2- Interior del Coliseo.

3- Foro Romano.

4- Piazza Navona.

5- Foro Romano.

Esta entrada es una reproducción del artículo publicado en el las páginas “Vivir el domingo” del diario Información, el día 5 de julio de 2009.