El nombre de Carlos está muy presente en la capital de la República Checa en recuerdo al emperador del Sacro Imperio Germánico y rey de Bohemia y, como no podía de ser de otra forma, el puente sobre el río Moldava más famoso lleva su nombre. Por su torre de la Ciudad Vieja accedemos a la margen derecha del río, al barrio judío de Josefov y a la llamada Ciudad Vieja (Staré Mesto) y Nueva (Nové Mesto).

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La transitada calle de Carlos nos conduce hacia la plaza más emblemática de Praga, la plaza de la Ciudad Vieja, presidida por la Iglesia de Nuestra Señora de Týn y donde está el reloj más buscado de la ciudad. Si nuestra llegada a la plaza no coincide con las horas en punto podremos dedicarnos a buscar la entrada a la Iglesia de Týn, comprobando la afición en la ciudad de construir edificios delante de los templos, si se acerca la hora debemos acudir a la torre del Ayuntamiento Viejo.

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El reloj astronómico está instalado desde el siglo XV en la torre del Ayuntamiento Viejo y congrega muchos curiosos para ver de qué forma da las horas. Para tener unas bonitas vistas de la plaza y de Praga la torre del Ayuntamiento Viejo es el lugar idóneo, por ciento veinte coronas checas, desde sus setenta metros de altura veremos la calle París (Parizska), que desde la plaza de la Ciudad Vieja nos lleva al barrio judío de Josefov.

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A finales del siglo XIX el barrio de Josefov fue reconstruido, perdurando del antiguo gueto el cementerio y las sinagogas. Al antiguo cementerio judío se accede por la Sinagoga de Pinkas, donde hay una exposición de dibujos hechos por los niños confinados en el gueto de Tezerín, durante la ocupación nazi de Checoslovaquia. En el pequeño recinto del cementerio están los restos de aproximadamente doce mil judíos, apilados en tumbas de hasta doce personas. En las seiscientas coronas que cuesta la entrada al cementerio está incluida la visita a cinco sinagogas, entre ellas, la Española (Spanêlská). Para visitar la sinagoga europea más antigua abierta al culto y conocer la historia del Golem debemos sacar la entrada para la sinagoga Vieja y Nueva.

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Desde lo alto de la torre del Ayuntamiento Viejo veremos la Torre de La Pólvora, puerta de acceso a la ciudad por las antiguas murallas y adosada a la Casa Municipal. Un edificio de la arquitectura de principios del siglo XX, como la cercana Casa de la Virgen Negra, reflejo del poder económico del país, en 1924 Checoslovaquia era el séptimo en el ránking de riqueza de los países del mundo.

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En la Ciudad Nueva seguiremos contemplando arquitectura modernista. En la plaza más simbólica de Praga, Wenceslao, veremos numerosos edificios de principios del siglo XX, así como el Museo del Comunismo en el pasaje del número diez de la cercana calle Na Príkopé.

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Más que un museo parece un almacén de estatuas, bustos y objetos de la Checoslovaquia del Telón de Acero, aunque su visita nos acercará a la llamada Primavera de Praga. El 20 de agosto de 1968 ante el avance del comunismo checoslovaco hacia posturas democráticas, el país fue invadido por tropas del Pacto de Varsovia para imponer su hegemonía la Unión Soviética. También conoceremos la historia de los estudiantes Jan Palach, que con veinte años se quemó en la plaza Wenceslao, falleciendo el 19 de enero de 1969 y Jan Zajic, que siguió los pasos de Palach. Ambos pertenecían a un grupo de trece jóvenes idealistas que estaban dispuestos a dar su vida para protestar por la ocupación soviética de su país. Por último, podremos ver fotografías de la denomina Revolución de Terciopelo, una revolución pacífica del pueblo checoslovaco que le llevó a la democracia en 1989.

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La plaza Wenceslao está presidida por el Museo Nacional y la estatua ecuestre de Wenceslao, aunque si queremos verla en una versión actual deberemos acudir al pasaje Lucerna, una galería comercial de los años veinte del pasado siglo. No debemos terminar la visita a la plaza sin pararnos ante la placa homenaje a Jan Palach y Jan Zajic, a los pies de la estatua ecuestre de Wenceslao, dos jóvenes que dieron su vida por la libertad de su pueblo.

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Nuestra visita a Praga podemos terminarla con un paseo en barco por el río, junto al Puente Cechúv inician su navegación, llegando hasta el Puente de Carlos y recorriendo las dos orillas del Moldava.

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Dónde comer: en el número 14 de la calle Husova, en la Ciudad Vieja, está el restaurante Puskin, un lugar donde probar el gulasch checo acompañado con knedlíky y la cerveza nacional Pilsen.

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Fotografías y vídeo de J.Cintas:

1- Plaza de la Ciudad Vieja e Iglesia de Nuestra Señora de Týn.

2- Torre Ayuntamiento Viejo.

3- Reloj astronómico.

4- Calle París (Parizska).

5- Cementerio judío.

6- Sinagoga Española.

7- Torre de la Pólvora y Casa Municipal.

8- Museo del Comunismo.

9- Plaza Wenceslao.

10- Placa homenaje a Jan Palach y Jan Zajic.

11- Río Moldava y Castillo de Praga.

12- Gulasch checo acompañado con knedlíky