A Santiago de Compostela se le atribuye un origen religioso por la aparición de la tumba del Apóstol Santiago, en un lugar conocido por los romanos como Campus Stellae, así lo llamaron por la cantidad de estrellas que se divisaban en el cielo. En este lugar se levantó una iglesia y con la peregrinación de los cristianos europeos al sepulcro, la ciudad creció.

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La peregrinación a Compostela tuvo su esplendor durante la construcción de la Catedral, en los siglos XII y XIII, pero seguro que no llegaron tantos peregrinos en un año como el pasado 2016. En la oficina del peregrino contabilizaron doscientos setenta y siete mil ochocientos cincuenta y tres, más uno, ese uno soy yo, que llegué al kilómetro cero del Camino el diez de agosto.

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Cuando el Camino deja atrás el Monto do Gozo entra en Santiago. Por la Puerta del Camino accedemos al centro histórico y desde la plaza de la Inmaculada, por un pasadizo, que casi siempre está amenizado por músicos con gaitas, llegamos a la plaza del Obradorio, el kilómetro cero de todos los caminos de la peregrinación. La plaza está flanqueada por el Hospital Real, hoy parador de turismo, el Palacio de Rajoy, el Colegio de San Jerónimo, actual rectorado de la Universidad de Santiago y la Catedral, levantada a partir del año 1075, sobre los restos de las sucesivas iglesias construidas en el lugar de la aparición de la tumba del Apóstol.

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Cada peregrino vive a su forma la llegada a la plaza, teniendo en cuenta que a unos les ha movido el sentimiento religioso y otros han recorrido la ruta jacobea por motivación cultural, pero seguro que para la mayoría es un momento muy emotivo, como me ocurrió a mí. Sentado en la plaza, delante de la fachada de la Catedral, con la satisfacción de haber alcanzado la meta, fue momento de recordar el inicio de mi camino en Roncesvalles, en 2012, lo recorrido durante cinco veranos y tener presente haber cumplido un anhelo del viajero que hay en mí.

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Para dar por concluida nuestra peregrinación debemos visitar el sepulcro de Santiago, accediendo a la Catedral por su Pórtico de la Gloria, dar el abrazo al Apóstol y, para aquellos que lo deseen, acudir a la misa del Peregrino. Pero todavía nos falta el último sello en nuestra credencial, para conseguirlo debemos ir a la oficina del peregrino, que está situada en el número treinta y tres de la calle Carretas.

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En la oficina, dependiente de la Catedral de Santiago, además del último sello, podemos solicitar gratuitamente la Compostela, si hemos realizado como mínimo cien kilómetros a pie, que justificaremos con nuestros sellos en la credencial de peregrino. Nuestra peregrinación podemos dedicársela a una persona allegada, figurando en nuestra Compostela su nombre a continuación de “vicarie pro”. También podemos solicitar un certificado de distancia, pagando tres euros, acreditando el total de kilómetros recorridos.

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A la salida de la oficina nos espera una ciudad para seguir degustando la gastronomía gallega, dónde mejor comer una tarta de Santiago que en la capital de Galicia. En el torno del Convento de San Pelayo de Antealtares podremos comprar una tarta de Santiago hecha por las manos de las monjas de clausura y en la panadería Mimos, en el cincuenta y dos de la Rúa Nova, una tarta hecha por manos seglares. Dos tartas de Santiago un poco diferentes, pero que estaban muy buenas.

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Si ya hemos visitado la Catedral por dentro y hemos tenido la suerte de ver en funcionamiento el botafumeiro, como me ocurrió a mí cuando visité Santiago en 2009, nos quedaría visitar sus cubiertas.

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Se accede a ellas desde el Palacio de Gelmírez, adosado a la Catedral, en una visita guiada. Recorreremos primero el palacio y subiendo por la Torre de la Carraca en la Catedral, se llega a la tribuna, espacio habilitado en la edad media para que pernoctaran los peregrinos. Desde la Torre de las Campanas salimos al exterior, a las cubiertas, teniendo una vista en altura de las plazas que rodean el templo, como la de Platerías, con su fuente que simboliza la ciudad y la de Quintana, con su escalinata y la Puerta Santa de la Catedral.

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No debemos despedirnos de Santiago sin acercarnos a sus gentes y qué mejor lugar que visitar su mercado. Tampoco podemos olvidar hacer una bonita fotografía desde el mirador del paseo de los Leones.

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A los futuros peregrinos de la ruta jacobea me permito decirles, con la autoridad que me da haber recorrido setecientos cincuenta kilómetros, que el Camino seguro que les da más de lo que le entreguen a él ¡Buen Camino!

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Cómo llegar: además del tren y el autobús, también el avión nos lleva a la capital de Galicia. El Aeropuerto de Santiago recibe vuelos de Alicante, Barcelona, Bilbao, Fuerteventura, Gran Canaria, Ibiza, Lanzarote, Madrid, Málaga, Palma de Mallorca, Sevilla, Tenerife y Valencia. Ver enlace con destinos

http://www.aena.es/es/aeropuerto-santiago/destinos-aeropuerto.html

Fotografías y vídeo de J. Cintas:

1. Santiago de Compostela desde el paseo de los Leones.

2. Peregrinas en las calles de Santiago.

3. Plaza del Obradoiro.

4. El bloguero el día de llegada al kilómetro cero del Camino.

5. Catedral de Santiago.

6. Compostela.

7. Tarta de Santiago del Convento de San Pelayo de Antealtares.

8. Botafumeiro

9. Vistas desde las cubiertas de la Catedral.

10.Mercardo de Santiago.

11.Catedral de Santiago y plaza de la Inmaculada.