La ciudad antigua de Cuenca se sitúa en lo alto de un cerro rocoso, bordeado por la hoz del río Júcar y la de su afluente, el río Huécar.

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Nuestro recorrido hacia la ciudad vieja lo iniciamos en el mirador de San Pablo, junto al Parador de Turismo. Entre los edificios que se asoman a la hoz del Huécar podemos ver las Casas Colgadas, actualmente utilizadas como museo de Arte Abstracto y restaurante. Por el puente de San Pablo, no apto para personas con vértigo, cruzamos la hoz del Huécar en dirección a la plaza Mayor, situada a mil metros de altitud.

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El monumento más singular de la ciudad lo encontramos en la plaza Mayor, la Catedral. Su construcción se inició en el siglo XII y cuenta con varios estilos arquitectónicos.

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Un paseo por las calles y pasadizos de la ciudad vieja, como el Pasadizo del Cristo, en la calle Julián Romero, con su leyenda de enamorados, nos lleva al Medievo.

Desde la plaza de la Mangana, identificada con la torre de una antigua atalaya árabe, podemos admirar la hoz del Júcar, así como la ciudad baja o moderna.

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A veintiséis kilómetros de la ciudad, tomando la carretera CM-2105, llegamos a un paraje muy singular, donde el capricho de la naturaleza nos regala una visión de enormes rocas, modeladas por el paso del tiempo. La Ciudad Encantada nos ofrece un recorrido señalizado de tres kilómetros, con numerosas rocas bautizadas con nombres que delatan sus formas, como foca, tortuga, cara del hombre.

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En nuestro descenso de la Serranía conquense, por la carretera CM-2105, no debemos pasar por alto el mirador El Ventano del Diablo, que se asoma al río Júcar.

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Cómo llegar: la estación de ferrocarril “Fernando Zóbel” está situada a cinco kilómetros del centro de la ciudad, en ella tienen parada los trenes AVE de las líneas Madrid-Alicante y Madrid-Valencia.

Fotografías de J. Cintas:

1. Hoz del Huécar.

2. Puente de San Pablo.

3. Catedral.

4. Casas Colgadas.

5. Ciudad Encantada.

6. Río Júcar desde el mirador El Ventano del Diablo.