La Ciudad del Vaticano comenzó su andadura como estado en 1929, tras el Tratado de Letrán con Italia. Figura en el ranking de países como el más pequeño en extensión, sus cuarenta y cuatro hectáreas se sitúan dentro de la ciudad de Roma.

1

En el Castillo de Sant’Angelo a la orilla del río Tíber, en la Ciudad Eterna, comenzamos nuestro recorrido, llegando por la Via Conciliazione a la sede del gobierno de la Iglesia Católica, la Ciudad del Vaticano.

Lo primero que encuentra el viajero es un gran espacio público, la plaza de San Pedro, rodeada por doscientas ochenta y cuatro columnas y punto de llegada para aquel al que le ha motivado el sentido religioso de la visita. Es un momento emotivo, ha llegado al lugar donde fue martirizado el primer papa, San Pedro. Para el viajero que ha leído “Ángeles y demonios” le llegará el recuerdo de palabras como Illuminati, cónclave, camarlengo y antimateria, en definitiva, las aventuras en el Vaticano de Robert Langdon y Vittoria Vetra, personajes de la novela de Dan Brown.

2

Al fondo de la plaza está la Basílica de San Pedro, con su enorme cúpula visitable. Fue construida sobre la tumba de San Pedro y es el templo más grande del cristianismo, sin contar con la basílica de la ciudad marfileña de Yamusukro. En el interior podremos admirar la huella dejada por el arquitecto Miguel Ángel que trabajó en la finalización de la Basílica, así como la obra del Miguel Ángel escultor, en La Piedad. En la necrópolis del templo podremos visitar la tumba de los papas, donde están los restos de San Pedro y estuvieron hasta 2011 los del antecesor a Benedicto XVI, Juan Pablo II. Ahora los restos del beatificado papa reposan en la Capilla de San Sebastián.

Junto a la Basílica están los edificios del Palacio Vaticano, donde vive el papa y se pueden visitar los Museos Vaticanos, con innumerables obras de arte. Ahí podremos conocer al Miguel Ángel pintor, autor de las pinturas de la bóveda de la Capilla Sixtina, lugar donde se reúnen los cardenales para elegir a un nuevo papa, en la ceremonia conocida como Cónclave.

3

Después de nuestra visita a la Ciudad del Vaticano, ya en la ciudad de las siete colinas, si conocemos la Roma Imperial y hemos tomado un helado de tartuffo en la plaza Navona, no debemos dejar de visitar un lugar que tiene algo especial, la Fontana de Trevi. Una fuente de la que nos sorprenderá su ubicación y en la que debemos tirar una moneda para “asegurar” que volveremos a Roma. En mi primer viaje la tire y tuve la suerte de volver, repitiendo la acción y esperando un nuevo encuentro con la Ciudad Eterna.

4

Cómo llegar: al Aeropuerto de Roma-Fiumicino llegan vuelos procedentes de Alicante, Barcelona, Bilbao, Fuerteventura, Gran Canaria, Lanzarote, Madrid, Málaga, Palma, Santiago, Sevilla, Tenerife-sur y Valencia. El tren Leonardo express comunica el Aeropuerto de Fiumicio con el centro de Roma, llevándonos a la Estación Termini.

Fotografías de J.Cintas:

1- Río Tíber y cúpula de la Basílica de San Pedro.

2- Plaza de San Pedro.

3- La Piedad del Vaticano.

4- Fontana de Trevi.