Nada tiene que ver una vivienda con un hogar, el hogar no conoce de metros cuadrados, de alturas, de vigas ni de jardín. El hogar se crea con la presencia, la dedicación, la energía depositada en el espacio que compartes con tu familia o con tus animales, con tu pareja o contigo mismo si es que vives solo.

Que habites una casa no siempre significa que hayas conseguido crear un hogar, pero para mantenerte en conexión con la Fuente es necesario disponer de un campo base energéticamente nutritivo, de un hábitat cálido, protector, armónico, un espacio que te haga sentir seguro y confiado ante la vida que ruge ahí fuera.

Image by Mariano Pecinetti

El otoño es una estación que te invita al recogimiento, hay menos horas de luz, la temperatura baja y comenzamos a replegarnos, a hacer más vida en casa. Depende del nivel de conexión que mantengas con los ciclos naturales sentirás en mayor o menor medida esta llamada al retraimiento personal.

Así como los árboles necesitan ahorrar energía y sueltan sus hojas, tú también necesitas soltar el exceso de acción, de relaciones sociales, de movimiento, es el momento de dedicarle más tiempo al hogar.

Hace 15 años que salí de casa de mis padres y desde entonces he realizado, al menos 9 mudanzas (es lo que tiene dedicarse a esto del cambio). No en todos los lugares conseguí crear un hogar, no es algo sencillo pues necesita de un cierto orden interno, pero allí donde lo conseguí noté una diferencia extraordinaria en cómo se despliega la vida ante ti.

Hoy siento que tengo un hogar asentado y nutritivo en el que crecer junto a mi familia y eso me permite una estabilidad emocional, material y espiritual primordial en esta etapa de la vida.

Aprender a habitar

Un hogar estable y equilibrado te ayuda a ordenarte por dentro, se trata de un juego de proyecciones en bucle. Tal como dice la ley de la correspondencia lo que es adentro es afuera, lo que es arriba es abajo, por lo que si tu hogar interno está bien construido, dedicas tiempo y esfuerzo en cimentar, acondicionar, ventilar y abrazar a tu interior personal, será más fácil que el exterior se corresponda con este tipo de vibración. Será más sencillo que todo aquello que te rodee complemente y potencie ese bienestar y te aporte esa calidez y nutrición que desde dentro ya vienes tú generando.

Por el contrario si te tienes abandonado, si vives en el caos interno, el autofustigamiento, y la inanición vital, seguramente por fuera tu hogar se habrá convertido en algo frío, inerte, ruinoso, algo a lo que no dediques ningún tipo de atención y comience a desbarajustarse favoreciendo tu caída interna.

Vivir fuera

Si eres de los que se te cae la casa encima o de los que cualquier excusa es buena para salir corriendo observa si lo que tienes es un miedo irrefrenable a la soledad o a relacionarte contigo o a mirarte al espejo o es que has convertido tu vivienda en un simple albergue de paso en el que únicamente dormitar.

Está muy generalizado el aprovechar las vacaciones a tope marchándote de casa el primer día y llegando bien apurado el último antes de volver al trabajo. ¿Te planteas de vez en cuando unas vacaciones en el hogar? ¿Tantas ganas de salir corriendo de dónde vienen?

No tener un hogar produce cansancio y desorden y aunque dispongas de casa puedes llegar a sentirte un vagabundo porque a las cuatro paredes en las que habitas no les has proporcionado vida.

También están aquellas personas que estén donde estén se sienten en el hogar, personas que consiguen conectar con esa energía estén dando la vuelta al mundo en bicicleta o se encuentren a solas retirados del mundo en lo más alto de un pico.

El hogar es un concepto subjetivo pero que tiene mucho que ver con tu nivel de autonutrición emocional, de autocuidado y con la capacidad de reconectar con la Fuente, de reconectar con esa sensación de volver a casa.

Acepta el lugar en el que las circunstancias hoy te han llevado y si no te agrada haz por cambiar y tus circunstancias cambiarán.

En ocasiones no podrás elegir la casa en la que quieres vivir, pero aun así siempre tendrás la oportunidad de hacer de esa casa un hogar estable, armonioso, acogedor, en el que pasar el tiempo necesario.

Revisa tu entorno

El entorno nos influye y nosotros influimos en el entorno. La epigenética está demostrando que no solo estamos determinados por nuestro genes, sino que hay otros factores, educacionales, sociales y ambientales que nos influyen y nos determinan.

Un hogar sano, un hogar fortificante es una de las puertas más agradables hacia la conexión con la Fuente. Solo has de habitarlo y de vez en cuando recogerte en tu templo, solo o en compañía y disfrutar de esa obra tan personal como es construir un hogar.

Una casa necesita de constantes arreglos, mejoras y mantenimiento. Un hogar necesita de amor, comunicación, atención y presencia. Un hogar no solo está compuesto de objetos materiales, también lo compone la energía de aquellas personas con quien lo compartes. Manera 95 de conectarse a la Fuente: Construye tu hogar.

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